La actividad antiespañola de las embajadas de Torra
Cenas, viajes, conferencias y publicaciones proindependentistas son algunas de las actividades de las oficinas de Alemania, Reino Unido y Suiza que Josep Borrell quiere cerrar
30 julio, 2019 00:00Nueva victoria pírrica para el independentismo. El rechazo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) a cerrar cautelarmente las embajadas catalanas en Alemania, Reino Unido y Suiza ha insuflado nuevos ánimos al Gobierno de Quim Torra, que tras conocer la decisión judicial, arremetió contra las “obsesiones” del ministro de Exteriores, Josep Borrell. Unas obsesiones que tienen que ver con las actividades antiespañolas de esas delegaciones, pagadas con dinero público y que incluyen cenas, viajes, publicaciones y conferencias a favor de la independencia.
Victoria pírrica porque la Sala de lo Contencioso-Administrativo no entra en el fondo de la cuestión y se limita a explicar que la petición del Gobierno español sobre la suspensión de las tres embajadas se formuló fuera de plazo.
"Singular intensidad" de las tres oficinas
El recurso del ministro Borrell responde al decreto de reapertura de un total de seis oficinas, pero la solicitud del cierre se centra en las dependencias de Ginebra, Londres y Berlín. El motivo es la "singular intensidad" de las labores que allí se realizan en favor de los objetivos del procés secesionista.
En efecto, la diplomacia catalana, esto es, la internacionalización del conflicto separatista, ha sido especialmente activa en esas oficinas. Lo dice el Tribunal de Cuentas en su informe de fiscalización sobre los recursos asignados a la ejecución de las políticas de acción exterior de Cataluña entre 2011 y 2017, cifrados en un total de 27 millones de euros --gastos de Diplocat y de toda la red de delegaciones--. Así, mientras Reino Unido y el proceso escocés son un referente para el independentismo catalán, Suiza se ha convertido en el epicentro de acción exterior catalana.
Tal como informó Crónica Global, tras el fallido intento del fugado Carles Puigdemont de convertir Bruselas en su altavoz independentista --y tras ser excluido como eurodiputado--, el expresidente ha trasladado el epicentro de su propaganda internacional al país helvético, que apoyó la independencia de Kosovo, y donde tiene su sede la ONU. Asimismo, Alemania es el país donde fue detenido el expresidente y que evitó su extradición, lo que se ha traducido en una intensa actividad diplomática en ese país.
“¿Mejor juntos o felices aparte?"
Durante el procés, detalla el Tribunal de Cuentas, la embajada catalana en Berlín organizó numerosos ciclos de conferencias, pagados con fondos del Govern, bajo títulos tan explícitos como Cataluña tras las elecciones: ¿camino hacia la independencia? (2013) o ¿Mejor juntos o felices aparte? Movimientos de independencia en Europa (2014). Conferencias en la Universidad de Berlín sobre los movimientos independentistas en Europa (2015) o cenas con políticos alemanes sensibles a la causa catalana forman parte de las actividades de la oficina alemana.
Respecto a las actuaciones en el Reino Unido, destaca el órgano fiscalizador los actos organizados en las universidades de Cardiff o la Queen Mary de Londres para explicar el proceso catalán. Se da la circunstancia de que la Generalitat ha concedido sustanciosas subvenciones a cátedras británicas en el marco de esa búsqueda de complicidades internacionales. Entre 2016 y 2018, el Govern admite haber concedido ayudas que alcanzan los 1.060.000 euros, siendo las más beneficiadas la Queen Mary University of London, con 135.717 euros en tres años, y la Universidad de Birmingham, con 166.488 euros.
Cenas con periodistas y diputados británicos
Una cena para 40 periodistas (2016), así como la visita de parlamentarios británicos a Barcelona para conocer la “realidad social y política catalana” (2014) forman parte de esos gastos, a los que se añade la publicación del libro La deplorable historia de los catalanes por parte de la delegación de la Generalitat en Londres. "La retórica que se utiliza por parte de los políticos escoceses (en su discurso, hablaba de 'dar voz a los escoceses', de 'dejar que la gente decida el futuro del país' y de que tiene un 'mandato democrático fuera de dudas') es muy similar, si no igual, a la que se utiliza en Cataluña a la hora de defender la necesidad de un referéndum", reza una nota sobre la actividad de la oficina catalana en Gran Bretaña.
En la oficina de Suiza consta el pago de 13.500 euros a un experto local que participó en un informe sobre El legítimo derecho a decidir de Cataluña. Pagos a moderadores de conferencias en Ginebra sensibles con la autodeterminación catalana, así como cenas con diputados suizos que, posteriormente, ejercieron de observadores del procés, también son ejemplos de la actividad de esas “embajadas”, convertidas en “estructuras de Estado” que Borrell quiere desmantelar.