Dada la alta probabilidad de que los resultados de las generales del 28A no otorguen a ningún partido la mayoría absoluta, los análisis de la futura gobernabilidad del país se centran en los posibles pactos postelectorales.

En este terreno, algunos sondeos apuntan que PSOE y Ciudadanos podrían sumar mayoría absoluta y que esa es la opción favorita para la mayoría de los españoles. Y, pese a las promesas de no hacerlo y al agrio cruce de reproches que se han dedicado --y seguramente se dedicarán-- Pedro Sánchez y Albert Rivera, si logran atesorar 176 escaños, pocos dudan de que se pondrán de acuerdo.

¿Pero qué alternativas se abren en el caso de que no consigan una mayoría suficiente para gobernar ni PSOE-Cs, ni el bloque de izquierdas, ni el de derechas? Es decir, ¿qué pasa si todo queda más o menos igual que ahora?

A Sánchez no se le puede negar que lo ha intentado todo para reconducir al independentismo a la senda del sentido común. El presidente del Gobierno ha apostado por el diálogo con el nacionalismo catalán, se ha ofrecido a llegar a acuerdos dentro de la ley, le ha tendido la mano. Pero lo único que ha recibido a cambio es el desprecio en forma de peticiones inaceptables.

Sánchez se ha cargado de razones para decirle basta al independentismo. Su talante conciliador ha servido para dejar patente ante la opinión pública que el nacionalismo solo aceptará un pacto que dañe al Estado. Esa es su naturaleza.

Ante esta tesitura, tal vez los tres partidos que se definen como constitucionalistas --PSOE, Cs y PP-- deberían dar un paso adelante, mostrar una pizca de generosidad y negociar entre ellos. El desafío independentista es de tal calibre que bien merece un gesto de magnanimidad.

Ese pacto de Estado podría materializarse en un compromiso para permitir gobernar sin que unos tengan que negociar con los independentistas ni los otros con la extrema derecha. Quitarles a nacionalistas y ultraderechistas la llave de la gobernabilidad.

Parece complicado, sí, pero ¿acaso el PSOE es capaz de dialogar con los nacionalistas y no con PP y Cs? ¿Acaso el PP y Cs pueden pactar con Vox pero son incapaces de hacerlo con el PSOE?

Se trata de una cuestión de Estado. Al fin y al cabo, cualquier decisión trascendente sobre el modelo territorial requerirá de un acuerdo de estos tres partidos, ya sea una reforma constitucional o estatutaria, o la aplicación del 155 --de hecho, incluso Rajoy no se atrevió a aprobarlo sin el concurso del PSOE a pesar de tener una cómoda mayoría en el Senado--.

El nacionalismo catalán, con ánimo destructivo y temeroso ante cualquier acuerdo a nivel nacional entre izquierda y derecha, acostumbra a echar mano de un supuesto aforismo de Pla que en realidad jamás escribió: “Lo que más se parece a un español de derechas es un español de izquierdas”. Pero se equivocan con la crítica. En las democracias occidentales avanzadas, la izquierda y la derecha colabora sin complejos cuando el desafío así lo requiere. Quizás sea la hora de demostrar que España es una democracia avanzada.