Siempre es un buen momento para rememorar a Tarradellas. Y ahora que, dentro de unos días, se celebrará el 43 aniversario de la publicación en La Vanguardia de su carta crítica con Pujol, aún lo es más.

Cuanto más tiempo pasa desde aquellas palabras, más impresiona la capacidad de predicción del expresidente de la Generalitat. Su análisis es tan certero que sobrecoge a cualquiera que lo lea.

En abril de 1981, apenas 11 meses después de la llegada de Jordi Pujol al poder, Tarradellas ya advirtió de que, con el nuevo rumbo que había tomado el Ejecutivo autonómico, “era inevitable la ruptura de la unidad de nuestro pueblo”. Hoy, nadie duda de que la división en Cataluña es profunda e irreversible. Hay dos Cataluñas que viven ajenas entre sí.

La semilla de la discordia que sembró Pujol ha sido alimentada por todos los presidentes de la Generalitat que le han sucedido. Y todo, como decía Tarradellas, “ha sido bien orquestado”, echando mano “a determinadas propagandas tendenciosas y al espíritu engañador que también late en ellas”.

Hace casi medio siglo, Tarradellas alertaba de “la demagogia y la exaltación” del “nacionalismo exacerbado” que por aquel entonces iniciaba su camino, de la mano de la “megalomanía” y la “ambición personal” de Pujol. Y lo clavó.

También, consideraba que “ahora no se proclamará el Estado Catalán ni la República Federal española, ni los partidos lanzarán sus militantes a la calle”. Cierto. Entonces no hubo DUI, pero sí unas décadas después.

Tarradellas denunciaba a principios de los 80 que los líderes nacionalistas estaban “usando un truco muy conocido y muy desacreditado, es decir, el de convertirse en el perseguido, en la víctima”, e implementar “una política de provocación”. Y ponía como ejemplo declaraciones en la línea de que “España nos persigue”, “nos boicotea”, “nos desprecia”, que “se hace una política contra Cataluña”.

Hoy, 43 años después, todo eso sigue más vigente que nunca.

Por eso, es asombroso que se llenen la boca reivindicando a Tarradellas los mismos que defienden que hay que indultar, amnistiar y pactar con aquellos a quienes el expresidente de la Generalitat animó a combatir.