Bueno, pues ya ha quedado claro. La amnistía de Sánchez está teniendo un efecto formidable sobre la convivencia en Cataluña y en toda España.
No cabe duda de que la agenda del reencuentro avanza a pasos agigantados. El primero será la vuelta de Puigdemont para presentarse a las autonómicas de mayo, según ha anunciado él mismo en su discurso en Elna, un pueblecito del sur de Francia.
Y todo apunta a que el siguiente paso de la hoja de ruta de Sánchez será el referéndum secesionista. Al menos, así lo ha avanzado el propio Puigdemont. Y ha dejado claro que será “un referéndum de autodeterminación”, “no consultas ni sucedáneos”, que “empiezas aquí y acabas con una reforma del estatuto”. Claro. Hay tanto trilero suelto que ya no te puedes fiar de nadie.
Además, el líder supremo nacionalista ha insistido en que el referéndum se hará, tanto si quiere el Gobierno como si no. Pero, vamos, que, como ha recordado, hace apenas unos meses el Gobierno y el PSOE aseguraban que la amnistía era imposible y hoy la defienden más que los independentistas.
Así que tampoco parece que vaya a haber mucha oposición por parte de Sánchez. “El referéndum de autodeterminación es tan posible como lo era la amnistía”, ha sentenciado Puigdemont. Y no le falta razón al hombre.
Mientras tanto, es probable que otro de los pasos sea algún tipo de pacto fiscal similar al concierto económico vasco o al cupo navarro, ya que Puigdemont ha recuperado el “España nos roba”. Literalmente ha hablado de un “sistemático expolio de nuestros recursos” por parte del Estado español.
Y lo cierto es que, viendo la ambigüedad con la que responde la ministra Montero al ser preguntada sobre esta cuestión –ya planteada por ERC– y la calificación de la propuesta como “legítima” por parte del ministro Hereu, no es descartable la pronta implantación del concierto en Cataluña.
Esto es, yo recaudo todos los impuestos y luego ya hablaremos de dar alguna limosnita a la caja común, como ocurre con el País Vasco y Navarra. Supongo que los ciudadanos del resto de España deben estar tirando cohetes de alegría.
En su intervención, Puigdemont también ha hablado de “represión feroz, larga y omnívora”, de “escarmiento”, de “escarnio”, de “las garras de los tribunales de excepción”, de “exilio”, de “nuestros enemigos que quieren que desaparezcamos como nación”, de “cacería al hombre”, de que los políticos españoles “fueron unos cobardes”, y de “confrontación inteligente” para “culminar el proceso de independencia”, entre otras lindezas.
Lo dicho, es reconfortante y enternecedor el éxito incontestable de la agenda del reencuentro.