El mundo nos mira, efectivamente. Para criticar que una consejera de Presidencia del upper diagonal aficionada al yoga y a los abrigos de 1.300 euros se compare con Ana Frank, con la consiguiente indignación de la comunidad judía. La obsesión de los soberanistas catalanes con Israel se remonta a la época de Jordi Pujol --esa nación hecha a sí misma…-- y ha continuado hasta hoy, cuando el independentismo también ha intentado tejer complicidades con el movimiento sionista. Hasta el CNI catalán bebía los vientos por el Mossad, al que compraron conocimientos y material de espionaje. Pero la inteligencia nacionalista no supo prever la enorme contradicción que implica admirar al pueblo israelí y pactar con los antisionistas de la CUP. Que Carles Puigdemont comparase la historia de Israel con el procés independentista ya sublevó a algunos sectores judíos. Pero Elsa Artadi ha superado todas las expectativas.
La consejera es conocida como Elsa Armani entre los dirigentes de ERC, lo cual resulta muy gracioso. Menos risueño es que los republicanos estén parando los golpes dirigidos contra Puigdemont y Quim Torra, por los delirios del primero, y por la incapacidad del segundo.
Por una cuestión de pura disonancia cognitiva, al expresidente y su testaferro le siguen perdonando sus incumplimientos secesionistas y, sobre todo, la parálisis en la que se encuentra Cataluña. Mientras tanto, ERC da la cara en temas como la mala gestión de los menores extranjeros no acompañados (MENA), la Renta Garantizada de Ciudadanía, la ayudas a las dependencia o las listas de espera. Principalmente, porque la formación que lidera Oriol Junqueras es quien tiene las competencias gubernamentales en estas materias. Y también en la elaboración de unos presupuestos de la Generalitat para 2019, que nunca fueron presentados oficialmente en el Parlament ni aprobados en el Consell Executiu.
Pero es Torra quien tiene la última palabra para agotar la legislatura, como mandan dos cuentas catalanas prorrogadas, y por lo visto imponer, por orden del de Waterloo, que no se apoyen los presupuestos generales del Estado, que contemplaban partidas para esos sectores sociales. Los republicanos saben que esto ya no da más de sí. Y que el miedo a ser acusados de traidores si rompen con Puigdemont ya no sirve de excusa.
Por eso, señores de ERC, ustedes que pueden, acaben con esta agonía y demuestren que el independentismo no es cosa de cuatro gurús empeñados en ofender la inteligencia de los catalanes con sus fake news disfrazadas de astucia. La última tiene que ver con la candidatura de Puigdemont como eurodiputado y su pretendida inmunidad. La misma que quiso invocar para ser investido de forma telemática en Cataluña y poner contra las cuerdas al presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent. “Inmunidad para mí, cárcel para ti”, es la idea que Puigdemont, fugado de la Justicia, transmitió a Torrent.
Varias embestidas de este tipo después, ERC sigue aguantando las locuras de sus socios de Gobierno, aunque haya dado señales de desmarque. La más importante, su negativa a formar candidaturas conjuntas con Junts per Catalunya, que acaba de fagocitar la poca moderación que quedaba en PDeCAT.