Hay que ser muy ingenuo o un insolente empedernido para pedir al exponente más preclaro del jacobinismo, Emmanuel Macron, que Cataluña participe en Europa como un estado más. Pero eso es lo que reclamó nuestro preclaro y pragmático presidente catalán, Pere Aragonès, con ocasión de la reciente cumbre bilateral hispanofrancesa. Quizá sea fruto de la esquizofrenia de ERC, traducido en lenguaje popular de "estar en misa y repicando". Mientras él actuaba de recepcionista huidizo al comienzo de los himnos, su señorito Oriol Junqueras se manifestaba junto a sus irredentos adversarios del procés, practicando el escapismo cual Harry Houdini cuando empezaron a increparle. Todo fruto de una manifestación en la que no merece la pena hacer recuento de asistentes por escasos que fuesen, pero sin duda de edad avanzada.

Como todo resulta un tanto esotérico y la predicción del futuro se sostiene en la posición de los astros, nada de elecciones municipales, autonómicas y generales: lo que acaba de empezar es el año chino del conejo, ese animalillo que en modo ilusionista sacan con frecuencia del sombrero con pasmosa facilidad nuestros políticos, en particular el presidente del Gobierno cuando le conviene. Con todos los respetos para una cultura milenaria como la de China, quien quiera creerlo que sepa que el conejo representa en su horóscopo un animal de carácter moderado e indulgente, amante de la paz y la concordia. El problema es que el presidente nació en el año de la rata y se pronostica que los nacidos bajo ese signo pueden sufrir en 2023 "problemas difíciles y tener altibajos" en su suerte. Más aún: se les recomienda evitar los colores amarillo, indepe por excelencia, y marrón, que la RAE admite como "situación u obligación molesta, desagradable o embarazosa".

Es difícil pontificar sobre esa idea de que "el procés ha terminado" como proclaman desde Moncloa. Lo que sí parece claro es que lo que está hecho añicos es la alianza ERC-Junts, cosa que de alguna forma refuerza la afirmación monclovita. Hay que reconocer que Pedro Sánchez tiene, no ya una flor, sino un parterre allá en donde se pierde la espalda y que la torpeza de los demás es para él un salvavidas. Vox se ha convertido en uno de sus mejores aliados electorales, incluidas las demenciales pero afortunadamente nonatas medidas antiabortistas emanadas desde Castilla y León, con un silencio inicial incompresible de los populares.

Por cierto, Alberto Núñez Feijóo anunció para hoy un plan de protección de la democracia en el que se incluiría la propuesta de que gobierne quien gane, al margen de la aritmética parlamentaria. Su ascendiente caballo le recomienda prudencia para esta temporada y "no dar oportunidades a quienes sabotearían su carrera". Es obvio su convencimiento de que el PP no gobierna si no logra mayoría absoluta, salvo que lo haga con la muleta indeseable de la ultra derecha.

Esto de que gobierne quien más votos saca, era el sueño húmedo de Artur Mas cuando se quedó perplejo ante la continuidad del tripartito que presidió José Montilla, después de haberse comprometido ante notario a no pactar con el PP. También deseaba lo mismo Xavier Trias allá por 2015, cuando ganó las municipales pero no encontró a nadie dispuesto a pactar con él: aunque ahora concurra con el cartel "Trias alcalde" tendrá difícil orillar a Junts si quiere aprovechar subvenciones y espacios electorales públicos. A lo mejor la beneficia su ascendente perro que le atribuye un fuerte sentido de "lealtad y sinceridad" pero le pronostica para este año una "disminución en su carrera que la puede hacer sentirse muy frustrado". Curioso: Pere Aragonés también nació, aunque más tarde, en año del perro; su tutor Oriol Junqueras es gallo y se le predice "una suerte particularmente desafortunada".

Tampoco es cosa de fiarlo todo al horóscopo chino, aunque visto lo visto y dada la multitud de ocurrencias diversas y contradictorias tal vez sea lo más adecuado: todo estará al albur de la aritmética parlamentaria, particularmente en el Ayuntamiento de Barcelona. Tal vez por todo ello resulta un ejercicio de especial divertimento contemplar nuestra realidad cotidiana y futura desde esa perspectiva.

Así, se puede observar como el hoy Badia empieza a formar parte del ayer y puede acabar simplemente al Día tras su salida del Ayuntamiento. Nacido en el año del cerdo, con perdón del sector porcino catalán, el citado horóscopo le predice unos primeros meses del año de "cambios en el ámbito laboral y de la salud" y le recomienda "estar abierto a sugerencias y ofertas". Ha dicho que deja la corporación con el argumento insólito de que va a ser padre, cosa que podría facilitarle un periodo de lactancia y acogerse a la jornada compactada para vivir como un marqués, de los de antes, claro. Muchos creen que lo hace empujado por sus conmilitones, el temor que provoca en los comunes la hipótesis realista de un batacazo electoral y la posibilidad de retornar al activismo en Ingenieros sin Fronteras.

Falta ahora saber que ocurrirá con Janet Sanz, la gran destructora del Eixample barcelonés y aspirante a suceder a su mentora Ada Colau, del signo tigre cuya personalidad "le cuesta delegar, manipulador y obsesivo". Nacida bajo el signo de la rata, su previsión es que "encontrará muchos problemas difíciles y su fortuna general estará llena de altibajos". No debe descartar "aprender de posibles excesos o errores cometidos en la etapa anterior"; a las personas nacidas bajo este signo se les atribuye la característica de "dubitativa, insegura que no mide a la hora de gastar dinero y les gusta vivir bien, pero a costa de otros". Se supone que aquí, en ese "otros", pueden incluirse los contribuyentes de Barcelona.