La izquierda del PSOE es de aurora boreal: dibujos de colores sobre un cielo infatuado y vacío. Podemos, Izquierda Unida, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz han mantenido un pulso por los cargos y los sueldos, como expresión de su patológica.
En su primer tramo, el Frente Amplio de Yolanda Díaz hace aguas en Andalucía, a causa de las presiones de Pablo Iglesias, que no está contento con la vicepresidenta. Yolanda no se deja manipular por el pequeño Beria, un expolítico de córpore insepulto que no come ni deja comer, como el perro del hortelano. Él la puso a dedo y ahora la empuja con el dedazo arrastrando al Frente Amplio "o cómo leches se llame", según dijo el propio Iglesias en la SER.
¿Qué ha pasado en Andalucía? Que Yolanda trató de impulsar la unidad del complejo mundo izquierdista, pero Iglesias se cargó el intento a control remoto. Pablo es un animal político con el don de la palabra, el logos al que los senadores romanos consideraban un vínculo social capaz de unir lo humano con lo divino, siguiendo a Cicerón (Sobre la república). Iglesias pide ahora primarias para volver. Está desfasado; su troupe es una combinación de iniquidad, narcisismo y orgullo. Pérez Galdós, nuestro Balzac, que ayer cumplió años de su nacimiento en el XIX, dejó escrito este exordio: “La experiencia es una llama que no alumbra sino quemando”.
Yolanda ha perdido el eslabón más difícil de una cadena de 17 comunidades autónomas, en la que el PSOE tiene tentáculos poderosos a través de sus barones, mientras que el PP tiene todavía mucha plancha por delante. Aunque casi es demasiado tarde, la vicepresidenta, la política más valorada por los electores españoles, según las encuestas, tiene apenas medio año para vertebrar su alternativa. El tiempo apremia antes de entrar en el ciclo electoral de 2023, con municipales y elecciones generales que prefiguran un empate --ligeramente decantado a la derecha-- entre los dos bloques de la política española. La alternancia está servida. Con quien niños se acuesta...
Sabedor de que fuera de las instituciones solo hay relato, Núñez Feijóo, entra en el Senado con la intención de mantener el debate vis a vis frente a Sánchez, en las infrecuentes apariciones del presidente en la cámara alta. Feijóo tendrá que soportar largas esperas, a cambio de institucionalizar su presencia. Él les ha contado a los suyos que esperará pacientemente al próximo debate sobre el estado de la Nación en el Congreso, en el que se permite la presencia y la palabra de los senadores. Le pido encarecidamente que luzca su mejor elocuencia y deje de lado a Pelayo y Covadonga (Vox y Ayuso).
Oriol Junqueras, afincado en su trono cardenalicio sin mitra, anuncia que Esquerra retomará los contactos con el Gobierno, si este hace un esfuerzo para aclarar el espionaje a los líderes del procés. La amnésica ERC recibe la pieza cobrada de Paz Esteban al frente del CNI como un lote insuficiente pata mantener su apoyo a Sánchez.
La soledad del PSOE constriñe la agenda legislativa y pone en peligro los próximos Presupuestos Generales del Estado, momento en el que el turnismo reclamará la beatificación de Feijóo, el nuevo Cánovas español. El fantasma de la estanflación, el eterno "que viene el lobo" empieza a confirmarse.
Moncloa es un islote rodeado de aguas procelosas. Pero el Gobierno zombi resiste, gracias a la heroica trilogía del gineceo: Calviño-Montero-Yolanda... o cómo leches se llamen.