Con el Parlament cerrado por las discrepancias entre los partidos independentistas, la rentrée política en Cataluña se produjo en el Teatre Nacional, donde el presidente de la Generalitat, Quim Torra, pronunció el martes una conferencia que había levantado demasiadas expectativas a la vista del resultado. Se había dicho que Torra iba a fijar la nueva hoja de ruta del independentismo, pero nada de eso hubo en su alocución, que sí acogió mucha retórica, bastante poesía y abundantes palabras vacías.

La conferencia ha merecido interpretaciones diversas, desde quienes han visto más de lo mismo hasta quienes han apreciado un discurso radical pero ninguna amenaza concreta, ningún ultimátum y ningún anuncio de ruptura. Al fin y al cabo, la consellera estrella, Elsa Artadi, ya había aclarado días antes que lo de la unilateralidad y la desobediencia solo es una forma de hablar.

Torra se mueve, además, en una contradicción permanente porque si un día desliza que no descarta --este verbo tan periodístico debería estar vetado porque nada se descarta por principio-- abrir las cárceles para que salgan los presos independentistas si son condenados, al día siguiente se reúne con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, con quien acuerda la integración plena de los Mossos en la coordinación antiterrorista y rebaja el tono sobre la guerra de los lazos amarillos. El debate sobre la apertura de las cárceles es además absurdo porque habrá que ver si después del juicio los procesados vuelven o no a prisiones catalanas.

En la conferencia, sin embargo, al margen de su inconcreción y su falta de proyectos, Torra pronunció un discurso inflamado --propio de un agitador, papel que ha ejercido desde que es president--, basado en al menos 15 mentiras. Y cuando la base de la acción está sustentada en mentiras, exageraciones e incapacidad para ponerse en la piel de los otros, de esa mitad de Cataluña que los independentistas como Torra no reconocen como propia, el análisis de las consecuencias de ese diagnóstico sesgado y parcial no puede ser optimista.

Estas son las mentiras de Torra en el TNC:

1. Es falso que los políticos independentistas estén en prisión por poner las urnas; lo están por intentar acabar con el orden constitucional.

2. Es falso que miles de catalanes estén siendo investigados o procesados.

3. Es falso que se haya producido una masiva vulneración de los derechos humanos en Cataluña por el “legalismo autoritario” del Estado.

4. Es falso que “el pueblo catalán esté unido contra el fascismo” porque en España el fascismo o la extrema derecha no son en absoluto mayoritarios, ni siquiera tienen representación parlamentaria.

5. Es falso que el independentismo tenga “la mayoría social detrás” porque mayoría parlamentaria no equivale a mayoría social.

6. Es como mínimo discutible que el 80% de los catalanes apoye un referéndum de autodeterminación, que un 80% esté “contra la represión” y que un 80% rechace la monarquía. Son datos de algunas encuestas, pero el mejor dato es el de las elecciones: el 21D, un 55% votó a partidos que defienden el referéndum.

7. Es falso que la violencia del Estado haya enterrado los derechos civiles.

8. Es falso que el mundo esté asombrado de que el Estado español no reconozca el derecho de autodeterminación.

9. Es como mínimo discutible que el Estado español sea el mismo “viejo Estado de siempre” y que el independentismo sea moderno y cosmopolita.

10. Es falso que sea “innegable” que la causa del independentismo haya avanzado internacionalmente, pese a las torpezas del Estado español en este terreno. Torra citó para apoyar este supuesto "éxito" resoluciones manipuladas de la ONU y de varios organismos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.

11. Es falso que las justicias belga y alemana hayan denunciado que en España exista “persecución política”. El tribunal de Schleswig-Holstein que autorizó la extradición de Carles Puigdemont solo por malversación dijo expresamente lo contrario.

12. Es como mínimo discutible que la cohesión social no esté en peligro por el debate independentista.

13. Es como mínimo discutible que la economía no haya sufrido por el procés.

14. Es falso que “aquí nadie ha huido de la justicia”. En este punto, Torra hizo una frase de aplauso al añadir: “Hemos tenido que ir a buscarla fuera”.

15. Es falso que sea “incontestable que la mayoría ha ejercido el derecho de autodeterminación” el 1-O, cuando en ese referéndum, sin garantías ni reconocimiento internacional ni datos fiables, solo participó el 43%.

En su intervención, Torra volvió a pedir a Pedro Sánchez diálogo y negociación y calificó de “interesante”, segundos antes de rechazarla, la idea del presidente del Gobierno de votar otro Estatut porque significa admitir que el conflicto requiere una “solución política”. Sin embargo, cuando Sánchez advirtió antes a Torra de que sabía "perfectamente cuál es el camino que le depararía volver al unilateralismo, la quiebra de la legalidad y el desacato". la reacción del president fue: "Creía haber entendido que a un problema político íbamos a buscarle una solución política”. Lo sospechábamos, pero ahora ya sabemos que la “solución política” para Torra es solo que la otra parte acepte lo que él quiere.