Xavier Cugat y el final de todas las fiestas

Xavier Cugat y el final de todas las fiestas FARRUQO

Letras

Xavier Cugat y el final de todas las fiestas

Jordi Puntí novela en Confeti (Edicions Proa), a través de un juego narrativo basado en la figura del personaje doble, la exuberante vida y los excesos de Xavier Cugat, músico, dibujante y empresario del mundo del espectáculo 

15 abril, 2024 19:00

Después de unos años (¡más de una década!) dedicado al lento destilado de cuentos y ensayos Jordi Puntí ha vuelto a la novela. Y la noticia, que ya era buena de por sí, todavía mejora porque Confeti es una torrentera de literatura, no solo por su extensión, sino también por su tema: el músico y huracán humano Xavier Cugat. 

Por si no les suena Francisco de Asis Javier Cugat Mingall de Bru y Deulofeu, fue un músico y dibujante catalán, que con su orquesta difundió durante años en la costa este y oeste de los Estados Unidos la música afrocubana e iberoamericana. Un párrafo, el que acabo de escribir, que reconozco que hace sonar un tanto pálida la auténtica estatura como hombre espectáculo de Cugat: sus éxitos, sus discos, su carrera en el cine, su secuencia de bodas y divorcios con artistas y señoras despampanantes, y sus extravagancias: la vida de hotel y el apego a los chiuhauas. 

Jordi Puntí

Jordi Puntí STEFANIE KREMSER (GRUP 62)

Pero si el lector sigue mi consejo y entra cuento antes en las páginas de Confeti se enterará de todo y más de la vida de Cugat. Plástica, paradójica y excitante como es parecía esperar la aparición de un narrador como Puntí (de quien Ignacio Martínez de Pisón dijo que era “la máquina perfecta de contar historias” sin que nadie haya encontrado el menor motivo para desmentirle desde entonces), el ideal para extraerle todo el jugo.

Confeti podría situarse dentro del género de la biografía literaria, pero por diversos motivos se aproxima más a la novela sobre la biografía de un artista, donde sobresale The Master la ficción biográfica que el gran Colm Tóibín le dedicó a Henry James. En este género de lo que se trata no es tanto de ser leal a los documentos biográficos hasta lo extenuante, sino de ampliar con los recursos de la imaginación al personaje, sin desmentirlo, para propósitos más amplios. 

Un ejemplo: la larga vida de Cugat, que se extiende por casi todo el siglo XX (y atraviesa las décadas como una suerte de constante y aderezo indispensable del mundo de la fama, la fiesta, las burbujas de la ambición, la belleza y el negocio del entretenimiento) le sirve a Puntí para reflejar el desarrollo musical de la música popular, de las combinaciones entre el jazz, la música negra y los ritmos latinos y caribeños en el seno de las grandes orquestas neoyorquinas. 

'The Master'

'The Master'

Pero este es solo un detalle, aún hay más, mucho más. El torrente de vida y energía conocido como Xavier Cugat queda encauzado por varias decisiones artísticas que dan coherencia a la novela, muy por encima del mero volcado y articulación de datos biográficos. Y aunque se trata de decisiones muy deliberadas de Puntí en el plano de la ficción el responsable es el crítico (innominado hasta las últimas páginas) que se nos presenta como narrador de la historia.  

Este buen hombre influye de buenas a primeras de dos maneras sobre el relato biográfico de Cugat. En primer lugar anteponiendo a cada uno de los capítulos reflexiones existenciales, de jugoso interés (una suerte de filosofía con los pies en el suelo), sobre la memoria, el tiempo, el éxito y la imaginación que convierten el libro en una suerte de exposición reflexionada sobre la vida. O si se prefiere: la biografía de Cugat se ofrece también como una oportunidad para pensar aspectos comunes de la edad y esos juegos entre el recuerdo y la imaginación que van configurando la imagen que cada hijo de vecino tiene sobre su experiencia.  

Antología de Xavier Cugat

Antología de Xavier Cugat

Y en segundo lugar por los esfuerzos del crítico por encauzar cada capítulo dentro de una forma, para darle un sabor único dentro del conjunto. A veces el rasgo particular viene dado por la técnica empleada (la road movie de Este a Oeste, el capítulo narrado por una de las esposas de Cugat...), otros por la reproducción de un estilo periodístico (el delicioso pastiche de una entrevista casera o de una crónica sentimental-musical), o incluso por recordarnos atmósferas literarias clásicas (como la lenta llegada del barco a Nueva York que abre el libro). Confeti es una suerte de Ulíses amable. Una voluntad parecida de variedad y sorpresa a la que anima a Joyce sin ninguna de sus sádicas complicaciones. 

Pero como les vengo diciendo, hay más, todavía mucho más. Nuestro crítico no escribe de Cugat desde otra generación ni siquiera a la distancia de otro país. Nuestro crítico está adosado a Cugat. Nacieron el mismo año. Decidieron su futuro en el mismo barco. Y el crítico se ha pasado la vida siguiendo los pasos de Cugat, tratando de dar sentido y coherencia al vendaval de ambición, intuiciones y sentido del espectáculo del Cugat músico, empresario y marido secuencial. Nuestro crítico es también el biógrafo, el admirador y la sombra de Cugat. Quizás su parásito.

Esta cercanía impide que la novela caiga nunca en la mera transposición de datos personales, y que cada vez que parece adentrarse demasiado en la realidad se repliegue en los intereses de la ficción

'Confeti', libro de Jordi Puntí

'Confeti', libro de Jordi Puntí

Quizás la clave más cómoda para leerla sea apelando a un clásico novelesco: el signo del doble. El doble ha dado pie a oscuras fábulas y a novelas siniestras, pero en Confeti, la relación especular entre narrador y personaje (que permite a Puntí manejar los hilos cómodamente retirado fuera del foco) se revela mediante anécdotas amables: un concurso de dobles, disfraces para prolongar la fiesta, un retiro compartido al borde de la vejez. Como interprete y testigo, nuestro crítico se presenta como una versión más amable y reflexiva de Cugat, y nos permite observar con cierta incómoda tolerancia la vertiente de depredador sexual del músico (un complejo amasijo de celos, intercambio de favores y tensiones y consuelos entre el dinero y el sexo): la inquietud persiste, pero el escándalo moral y la denuncia no se apoderan del libro, de manera que la fiesta puede proseguir. 

Curiosamente la figura del narrador-crítico-doble brilla más en el tramo que, muerto ya Cugat, se queda solo en el escenario. Desprendido del cuerpo la sombra levanta el vuelo. Es cierto que se trata ya de un hombre casi centenario, pero su última década, contada con amoroso detalle por un Puntí (al que imaginamos poco dispuesto a soltar un libro que le ha ocupado una década) recrea de manera magistral ese momento único de las buenas fiestas, cuando la orquesta empieza a despedirse y el  el presentimiento de la nostalgia que pronto lo invadirá todo asoma para mezclarse con esas notas huidizas que van a apagando, una a una, las luces del escenario.