Imagen de la portada de En busca de la irrealidad, 'Noche azul', de Gonzalo Bilbao

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Letras

La nostalgia de lo vivido, del deseo de vivir

El juez José María Asencio plasma en En busca de la irrealidad el sueño de Manuel, un relato que resulta un canto a la belleza, a la amistad, a la introspección

16 noviembre, 2023 00:21

“¡Viva la creación! ¡Muera el esnobismo!”, y el coro responde con un ‘Viva’ contundente. Música y opiniones diversas sobre la cultura francesa y pasión por Françoise Hardy. ¿Quién podría resistirse? Despierto. O en duermevela, esperando el sueño. ¿Cuál es la realidad? El día a día no ofrece una respuesta clara. Hay que tomar perspectiva. Y lo que un juez puede experimentar en su profesión dista mucho de lo que querría como persona, como ciudadano, como el poeta que lleva en su interior una profunda pasión por la literatura, por la escritura libre y sin prejuicios. Es el caso del juez José María Asencio, que ya tiene una legión de lectores que no han dejado de admirar en los últimos meses En busca de la irrealidad, (ECU, Narrativa) su primera novela, que estimula los sentidos, llama a la reflexión.

Amigos, ganas de disfrutar, y una Barcelona reconocible, la del barrio del Raval, donde el juez ha vivido. Esa experiencia personal se plasma en el papel, consciente Asencio de que las cocinas artificiales nunca son un buen lugar para el escritor de verdad. Ficción, sí, pero también mucha introspección personal, la del ciudadano que escucha, que lee, que se enfada, y que admite las muchas burbujas que se experimentan desde las profesiones liberales: todo arde, el conflicto existe, pero se puede pensar en todo ello desde un cómodo sillón con una música deliciosa de fondo.

Hay crítica, por tanto, En busca de la irrealidad, porque ese ciudadano acomodado, como podría ser un juez aposentado, puede sentirse insatisfecho. ¿Por qué? El bienestar alcanzado nunca se considera suficiente. Y hay una necesidad de necesitar más. Y el deseo de alcanzar esas nuevas metas. En gran medida, Asencio habla de él mismo y, con honestidad, lleva sus reflexiones a las de muchos otros ciudadanos, a los lectores que se puedan interrogar sobre cómo manejan sus propias vidas.

Portada del libro de Asencio

Portada del libro de Asencio

El juez es escritor. La persona ejerce de juez. Pero, en realidad, es un lector que quiere recrearse en el arte, que ama lo bello, que disfruta de un buen diálogo, que siente nostalgia de no haber tenido nostalgia. De un momento que no vivió, que sabe que hubiera sido maravilloso. Asencio deja constancia, y es un buen ejemplo que se puede trasladar a otros ámbitos, de que la profesión no debe marcar al hombre, de que los prejuicios siempre hay que abandonarlos y dejarlos en un cajón. La novela de un amante de la literatura, de un lector formado y apasionado, debe leerse con toda libertad, sin pensar en quién es su autor. Porque, ¿le restará esa circunstancia calidad a la obra?

El juez reflexiona sobre ese barrio en el que ha vivido, sobre unos amigos, reales e imaginarios, cuando desea evadirse de una dura realidad. Hay un mundo interior, pero en muchas ocasiones preferimos esconderlo. Pero si aflora e hilamos los distintos puntos que presenta, se perfila una historia que merece ser contada.

Manuel es un joven escritor que reside en el Raval de Barcelona y que idealiza a una chica. El protagonista mantiene ese sueño, con la imagen de la chica, que será el hilo conductor de la novela. Habrá una historia, pero también será la oportunidad para hablar de la filosofía existencialista, para que se escuche de fondo la ‘chanson’, a la gran Françoise Hardy, y para que nos guste otra vez tomar los libros de Boris Vian, y pensar que hace nada, pero nada, teníamos veinte años.

Francoise Hardy (1969)

Francoise Hardy (1969) WIKIPEDIA

La novela la publicó Asencio en 2020, pero llegó la pandemia, las cosas se complicaron. La promoción de las nuevas obras fue imposible. Y, poco a poco, con las recomendaciones de los lectores, En busca de la irrealidad se ha abierto paso. Asencio, nacido en Alicante en 1988, es juez y ejerce en Barcelona. Profesor universitario, escritor y articulista en distintos medios de comunicación, ha escrito libros y artículos jurídicos en revistas españolas e iberoamericanas. Escribió relatos cortos, pero se atrevió con una primera novela que ya suma tres ediciones en España y que se distribuye, también en diferentes países de Latinoamérica.

“Amigos –nos confesó aquel día—hago memoria y no recuerdo minuto alguno que no haya estado acompañado de una canción. He llorado con Jacques Brel, he reído con Boris Vian, he luchado con Moustaki y me he enamorado con Édith Piaf. Gainsbourg me hizo entender lo ininteligible. Brassens, cruzar cien veces el Pont des Arts y volver atrás otras cien en un juego interminable. Aznavour, cerrar los ojos en la Place du Tertre, volverlos a abrir y acabar por cerrarlos para siempre. Y Françoise Hardy, aahhh…Françoise Hardy me hizo querer a Françoise Hardy”.

 La novela de un juez, la obra de un escritor que ejerce de juez, En busca de la irrealidad.