Quique San Francisco, una vida de excesos, drogas e interpretación
El actor y humorista ha dejado una huella tanto impresionante como caótica a lo largo de los años, donde lo ha tenido todo y nada a partes iguales
1 marzo, 2021 17:58Quique San Francisco nació en Madrid un 10 de marzo del año 1955. Era hijo de los actores Queta Ariel y Vicente Haro --no supo quién era su padre hasta los 17 años--, y decidió seguir sus pasos para dedicarse al mundo del espectáculo. Pero su vida de excesos y su carácter especial hicieron que acabara probando en el mundo del humor. Por ello, ha sido reconocido como actor para los más longevos y como cómico para las generaciones más recientes.
De muy pequeño se trasladó con su madre a Barcelona, donde se inició en el mundo de la publicidad y debutó en el cine cuando apenas tenía seis años, en la película Hombres y mujeres de blanco (1962). Poco después saltó al teatro y a la televisión. Pero lo que apuntaba a ser una de las mayores carreras profesionales de España, se truncó por los excesos: "Me tachan de drogadicto, juerguista y mujeriego. Y todo es verdad".
Un vida de excesos y drogas
Después de su buen inicio en la industria cinematográfica, Quique San Francisco se alistó en la Legión Española para huir de su adicción a las drogas. Alcanzó el grado de cabo y se convirtió en un gran francotirador, pero no se reenganchó por presiones familiares. Decidió ingresar en el Actors Studio de Nueva York para empezar su carrera como actor, pero abandonó los estudios antes de terminarlos.
Se instaló en Madrid en 1975, donde empezó a dedicarse profesionalmente a la interpretación. Hasta la primera mitad de los años 80, el actor vivió una gran actividad en su carrera, con papeles muy ligados a sus rasgos físicos. Pero también fue la época en la que se enganchó a la heroína, lo que también lo señaló dentro del conocido como cine quinqui. Muy en parte, porque fue de los pocos que sobrevivió en aquellos duros años.
Su vínculo con la familia Flores
Esa misma etapa fue la que unió al actor con la familia Flores. Antonio Flores era su mejor amigo, casi un hermano, del que reconoció que "nos unió y nos separó la droga". Con la gran Lola Flores tenía un vínculo muy especial, y además fue su suegra durante un tiempo.
Y es que Quique San Francisco fue novio de Rosario Flores en su juventud, pero su adicción a las drogas acabó con la relación. Una anécdota de esa época fue en un viaje a Nepal junto a su entonces novia, cuando acabaron encerrados en prisión por dejar inconsciente a un mono, un animal sagrado para la nepalís, después de haberle tirado la comida y haber pegado a un hombre que les vendió galletas con gusanos. Eso sí, no era la primera vez que dormía en un calabozo, ya que confesó que en su adolescencia tuvo varios encontronazos con la justicia.
Una carrera longeva y variada
“Porros fumé toda la vida, pero lo malo fue el caballo y la coca. Por el caballo hice una pasada y me fui. Si no, no estaba aquí. Esto duró unos cuatro años durante los que trabajé muchísimo menos. Todo me tocaba los cojones”, declaró hace unos años en una entrevista para Interviú.
Pero sus problemas de adicción no le impidieron protagonizar 70 películas --nominado dos veces al Goya a Mejor actor--, 40 obras de teatro e innumerables papeles en televisión y publicidad. Además, ha sido colaborador de radio y televisión, en parte gracias a su amistad con Pablo Motos. Pero lo más destacable de sus últimos años fue su paso por El club de la comedia, donde se convirtió en uno de los mejores humoristas del país.
Los últimos años de su vida
Cuando parecía que la vida le empezaba a sonreír, sufrió un grave accidente de tráfico la noche del 24 de octubre de 2002. Un coche lo embistió por detrás mientras él esperaba poder continuar su marcha montado en una motocicleta. El accidente lo obligó a ir en silla de ruedas durante un tiempo, pero consiguió recuperarse.
Sin embargo, en esa época se descubrió que Quique San Francisco estaba completamente arruinado y vivía en un hotel a las afueras de Madrid. Una situación por la que culpo a “varios agentes” que lo habían engañado a lo largo de toda su carrera. Su último papel, irónicamente y que seguro que al propio actor le habría hecho gracia, fue para la campaña de la Navidad 2020 de Camporfrío, donde interpretó a la muerte en un homenaje a los fallecidos por el coronavirus. Enfermedad que, desgraciadamente, puede haber sido la que ha acabado con su vida este 1 de marzo de 2021.