Candela Peña acaba de estrenar la segunda temporada de Hierro (Movistar+), la primera serie que ha protagonizado. En ella, interpreta a una jueza con la que comparte nombre recién llegada a la isla con un hijo con problemas de salud y varios casos difíciles de resolver. Poca cosa más se puede decir, o todo. Pero como ella misma dice, “lo que importa es el thriller”.
Este no ha sido el único proyecto destacado que ha rodado este año. Vuelve a estar nominada al Goya a la mejor actriz por La boda de Rosa y podría sumar el cuarto cabezón de su carrera, aunque ella augura que no va a suceder.
De TV3, a crear su propia serie
Amable, directa, clara y cercana, esta actriz criada en Gavà (Barcelona) habla sin tapujos sobre sus inicios en TV3, los motes de sus amigos independentistas, las amistades con gente de la profesión y las dificultades de la profesión. Siempre con humor. Así ha conquistado a buena parte del público en los últimos años.
Pese a todo, adelanta que este 2021 se le presenta sin trabajo, algo que ya ha vivido con anterioridad, pero de lo que ha salido adelante. “Viene con el género, cariño mío”, asevera. Lo importante para ella es actuar y que una plataforma compre la serie que ella mismo ha escrito, Puerto y camino.
--Pregunta: ¿Cómo estás viviendo este éxito en plataformas? Porque Hierro es primera serie que haces y ya tiene segunda temporada.
--Respuesta: Yo como vengo de familia pobre, de esas de que mi madre es de las de que te han dicho, que te han dicho, que te han dicho… Yo pienso que la primera vez que hago tele lo hemos partido yo espero que Movistar se porte bien conmigo y me dé más trabajo. Cuando hice la primera y me llamaron para la segunda llamé a mi amiga Pilar Castro y le pregunté: “¿Cómo se hace el mismo personaje otra vez?” Porque no sabía ni como funcionaba.
Estoy contenta, estoy que me he hecho un máster de televisión en todos los sentidos, porque cuando terminé de rodar la primera temporada acabé yendo a La resistencia como el último sitio para promocionar la serie y también me quedé un poco ahí, así que muy contenta.
--Entonces, tras los consejos de Pilar Castro, ¿cómo has enfrentado a la jueza Candela esta segunda temporada?
--Ha sido curioso. La primera temporada había sido pergeñada hacía tiempo, habían movido mucho la serie, en Alemania ganó un festival... estaba más formada. Esta segunda ha venido dada gracias al éxito de la primera. Sólo Pepe Coira, el creador de la serie y guionista, sabía dónde iba a ir. Pero yo en mi cabeza he construido una mujer con una familia y un de todo que, aunque no se vea allí, está en mi mente: quién es el marido que la ha dejado colgado con el niño, cómo es su familia, de dónde viene… Todo ese tipo de cosas las tenía hechas y no las comparto con Pepe.
--¿Y cómo es esa jueza?
--Bueno es que la primera temporada empieza que no sabes quién es y termina la segunda y tampoco lo sabes. Por eso, cuando yo leí la segunda, lo hice poco, había cosas que no las veía tanto. Llegué a la isla y me faltaban capítulos por leer que llegaban más tarde… O sea, he normalizado una cosa que también me decía Pilar, no todos los guiones tienen que dártelos acabados. Y yo no soy actriz de guiones que todavía no estén acabados porque no soy buena para eso. Ahora lo he llevado de otra manera. Se han rodado dos finales y todavía no he visto nada. Yo voy con el público todavía no sé ni cómo lo han montado.
Igual, lo que impera aquí es el thriller y la isla. La jueza en esta segunda temporada es la que reparte juego. Han pasado escasos dos meses entre una temporada y la otra y ella ahora tiene muchísimos menos apoyos. No cuenta con el sargento Morata que es lo único que le quedaba en la isla y con la pena de Reyes Baute. Está como más devastada, más sóla y más incomprendida por el sistema.
--Está más introspectiva, sin saber qué hacer con todo eso…
--Y también como actriz, a veces, sin saber muy bien qué hacer porque tengo menos que hacer. Conflicto interno ella no tiene mucho, lo único que el niño va empeorando, algo que ya se sabía en la primera temporada. Por eso es un personaje que me ha costado mucho esta segunda, porque he podido mejorar matices y fijar algunas cosas pero yo tomate, tomate he tenido poco. Le da rabia a los guionistas que diga esto pero es así y es como lo siento.
--¿Eso para una actriz es preferible ya que te permite trabajar y pulir detalles?
--Hombre, no. Yo hubiera preferido tener un viaje emocional más conciso y un conflicto porque si no soy la que reparte las cartas y no juego. Si eres croupier y no juegas, poco haces. Pero bueno que yo aquí también soy una herramienta para contar la historia de otro, esto no es mi serie. En Puerto y camino yo he escrito lo que he querido. Aquí soy una herramienta para Pepe Coira. Igual si hubiera leído el guion de la segunda temporada entera le hubiera dicho: ‘Oye, tío’. Y esa posibilidad no la he tenido.
--A esto se suma que os pillo el Covid en pleno rodaje, ¿no es así?
--Ese fue el menor de los males. Yo entiendo que parte de la producción quiera que digamos que fuimos la primera producción en retomar después de la primera ola, pero también fue en la isla del Hierro, donde hasta entonces hubo sólo dos casos que no se podían cronometrar porque allí no hay ucis. Luego les fastidiará que lo diga, pero a mi no me hicieron ni una PCR porque no me había movido de la isla. Yo la primera mascarilla me la puse el 13 de agosto cuando vine a la península.
--Pero dices que fue el menor de los males durante el rodaje, ¿qué otros hubo?
--A ver no es eso, pero hemos vivido un huracán, la primera semana tuvimos que suspender el rodaje por una tormenta de arena y luego retomar después de la pandemia para los productores y después de tantos meses es un tomate por los materiales, los decorados, la gente que se te va y que viene es un descalabro para el que pone el dinero. Yo he intentado ayudar lo máximo que he podido y he arrimado el hombro a mi producción.
Además, tuve un accidente en el tiempo que estuve allí, no durante el rodaje, y estaba de forma física un poco fastidiadilla. Pero he tirado de la jueza, de la maleta, de los tacones y de lo que ha hecho falta.
--Se te ve una mujer de las que tira para adelante. Tu misma confesaste en su día que has estado años sin trabajo pero has continuado…
--Esto va con el género, cariño mío. Las tías somos gente que echamos para adelante porque tenemos que tirar, ¿sabes? Esto viene ya generacionalmente desde nuestros ancestros. Sabemos tirar mucho. Y yo sé ser la marea de la Concha [de San Sebastián]. Sé cuando la marea está más alta y más baja, he convivido con las dos y ahora parece que la marea se está comiendo la playa. Pero yo, como actriz, en este 2021 no tengo trabajo. ¿Qué lo tendré? Claro que sí, porque yo solo pienso en positivo. Las mujeres somos seres de altas capacidades, eso lo sabe todo el mundo.
--¿Y cómo vives esos momentos sin trabajo?
--Pertenezco a una profesión en la que sólo trabajan el 8%. Yo me considero una privilegiada por pertenecer a ese porcentaje durante mucho tiempo. Lo digo para que la gente o las niñas y jóvenes sepan que esta es una profesión de palo diario. Esto no es la fantasía de un actor de Hollywood. Todos los países tienen su cinematografía y los problemas de una actriz de Filipinas, danesa o taiwanesa son esos, no siempre trabajamos. Es lo único que quiero que sepan: en esto hay que seguir y pelear, y cuando te llega la oportunidad hacerlo muy bien. Sobre todo, porque ahora parece que con el Instagram todo el mundo es conocido y hay mucho adolescente tiene la fantasía de ser youtuber o salir en la tele y ser no sé qué y viceversa. Con esto me refiero a que hay muy poco conocido en realidad.
Pero yo defiendo mi profesión, yo soy la niña del bar del cine, doy importancia a las historias y quiero que sepáis todos la compañía que os hemos hecho en este confinamiento. Nos tenéis que apoyar más que nunca. La cultura, la pintura, los libros, la música, la ficción nos ayuda a sobrevivir y hay que darle importancia. Que no nos traten como si fuéramos el cementerio de coches y el que no valga pa’ na’ sea actor, porque ser actor es algo muy serio y muy importante aunque seamos unos que contamos realidades que no existen. Yo trabajo para que cuando te cuente una historia tú te creas que existe.
--Los premios recibidos imagino que te avalan en eso. Además, te vemos en cine, en teatro, ahora en televisión, ¿te sientes más cómoda en algún lugar que otro?
--No lo sé, igual me llaman este año para desfilar en la última pasarela de Victoria’s Secret y me ponen unas alas preciosas y maravillosas y me sacan en body. Que todavía tengo yo un cuerpo que es divi. Tu me pones una malla de estas bien prietas, de vedette, y este año igual desfilo, fíjate, porque es lo que falta. He tocado el teatro, un poquito de tele… me falta pasarela y portada, pero no hay manera, Mary. Ahí o eres de una belleza indiscutible… Es que según Fernando León [de Aranoa] tengo una belleza discutible, pero en las pasarelas… Grito alas y no me las ponen.
--Bueno, y has recordado que eres la niña del bar del cine, concretamente de Gavà. ¿Cómo recuerdas esos años y tu debut en Sputnik, en TV3?
--Lo recuerdo como una maravilla. Había uno tan guapo, tan guapo, tan guapo, que nunca me hizo caso. Lo recuerdo muchísimo, uno de TV3 que me gustaba muchísimo, llevaba unas botas camperas que pa’ qué. Recuerdo todo, los compañeros y directores de Sputnik… Fue tan bonito.
Yo fui a hacer el casting de presentadora con mi amiga Martita Jodar, del carrer Caponata de Barcelona y estudiábamos juntas en Nancy Tuñón. Nos dijo su novio, que era el hijo de Cassen, el verdugo de Berlanga, trabajaba de cámara en TV3 que había un cásting. Mi amigo me dijo de ir y le respondí: “Cómo voy a ir yo a TV3 de presentadora si jo sóc filla de Lora del Río, de Caravaca de la Cruz”. Pero me animó: “Tú vente que yo te ayudo con el catalán”. Y fuimos. Pero claro, cogieron a Vicenta Ndongo, una mulata guapísima para ser la presentadora. Y claro, a nosotras, que deberíamos parecerles dos paparruchas, nos dieron una cosa que era El club de fans de Sputnik.
Lo que a mi me da pena es que mi amiga Martita Jodar no haya apretado. Porque era una actriz extraordinaria. Y ahora la tengo allí, en el carrer Caponata i no fa res.
--¿Pero te sigues viendo con ella, deduzco?
--Hombre, claro. Y lo que yo la quiero, que ha sacado a su hijo y su familia adelante. La quiero a ella, a su madre, a su padre y a su hermana. Y a la Vicenta también me la he ido encontrando por la profesión p’alante.
--Has hablado de tu procedencia y de tu catalán para entrar a TV3, ¿cómo viviste eso? Porque tú hablas catalán.
--Pues mira, yo siempre me he movido con mucho indepe de Gavà y siempre me han tratado como la castellanota (con acento catalán). Me lo decían como algo despectivo. Pero a mi ya me ha pillado la normalización lingüística y hablo el catalán y lo escribo. No hago ni faltas de ortografía en catalán. Yo creo que escribo mejor en catalán que en castellano, fíjate.
Pero es una cosa como de orgullo torero, en plan: mira las catalanufas que me han dado como castellanota y no me han dado curro… Porque en TV3 que si la e àtona, que si la neutra i els llingüistes per acá i per allá (pronuncia en catalán). Los llingüistess estaban más aburridos ya de mi... Me decían, “anda Candela, tú tira. Les hace gracia que haya un oriental que hable catalán mal pero si eres de Gavà, no. Y dije yo, pues ya hablo castellano ahora cuando voy a TV3, que son unos rancios. Y mira que podría, pero es mi manera de hacerme la reivindicativa (dice en tono catalán).
--Tu ahora vives en Madrid...
--Sí, me fui cuando cumplí 18 años.
--...pero veo que sigues estando conectada con Cataluña. ¿Cómo vives esta situación política?
--Yo sólo pido respeto. Y si hay un lugar como Cataluña que tiene su propio idioma que lo tenga. Que si la gente compone canciones, que se puedan cantar. De lo único que estoy absolutamente en contra es de la violencia. Por lo demás, que cada uno luche por sus ideales, que digan lo quieran decir. El de la tienda de Diesel no tiene la culpa… Adoquines voladores, no estoy de acuerdo. De todo lo demás, sí.
--Y hablando de libertad de expresión, volvamos al trabajo. Tu tienes un nuevo proyecto. ¿Has encontrado una plataforma o cadena de televisión para que vea la luz?
--Estamos en conversaciones avanzadas con productores y tal, pero necesitamos una plataforma que nos eleve. Se llama Puerto y Camino. Puerto es el personaje que interpreto yo, y Camino el de Pilar Castro. Y nos produce Isabel Coixet.
--Tanto que hablas de Movistar, ¿crees que puede ser esa la plataforma o Netflix, y puede ser internacional?
--Vamos a enviarle un guion a Movistar. Pero claro que esta serie es internacional, yo esta serie la he escrito para trabajar con Nicole Kidman. Y he pensado primero la haré yo y luego se la vendo a ella y que lo haga con Naomi Watts en Australia.
Yo sólo te digo que me va a costar mucho a la plataforma, sea la que sea, darme el sí de las niñas, pero quien me lo dé lo va a reventar en su plataforma y lo vamos a petar internacionalmente. Vamos, que ojalá estuviera yo tan convencida de algo como de Puerto y Camino.
--¿Sobre la trama qué nos puedes contar?
--Son dos mujeres que han renunciado a sus vidas aparentemente convencionales --han dejado de ser madres, de tener un matrimonio--, y se han dedicado a su mundo profesional --una dirige un canal de deportes y la otra una revista-- pero aun así se dan cuenta que su vida no ha mejorado para nada. Va de mujeres que han cumplido 35, 40 y 50 años porque necesitamos vernos contadas nosotras desde nosotras. Es una serie de mujeres mayores y moderna. Porque hay series de jóvenes muy antiguas de contenido.
--Precisamente Rocío Madrid nos hablaba de que no se escriben papeles de mujeres de más de entre 40 y 60, que se pasa de la jovencita a maduritas sexys o abuelas.
--Es un discurso muy largo, pero aquí de lo que se trata es que nos escriben, nos dirigen y nos producen casi siempre ellos, ¿no? Pues dejen que nos contemos, nos produzcamos y nos dirijamos nosotras y nosotras decidamos a qué actrices queremos poner y con qué edades. No voy a entrar en guerra con directores, guionistas o productores porque me han dado de comer hasta el día de hoy y me he encontrado fantástica. Yo lo único que digo es que también nos dejen contarnos a nosotras. Lo que hay que quitar son las etiquetas. No puede ser que una mujer con un físico “discutible” llegue a la mediana edad y Penélope Cruz o JLo no lleguen. Eso hace que te veas bajoneada frente a otras por tu físico y tu edad.
--También tienes un proyecto de serie con Bob Pop, ¿no?
--Con Bob Pop no es que tenga un proyecto de serie es que gracias Bob Pop he podido hacer hacer, crear y construir a su lado La madre. El personaje de la madre en Maricón pérdido, una serie que se va estrenar este año, producida por TNT y El Terrat. Y es lo mejor que hecho hasta ahora. Pero no puedo contar de qué va. Sólo puedo decir que es una barbaridad y una serie como no se hace.
--Y tenemos que hablar de esto. ¿Qué te ha dado La resistencia?
--Me paga el supermercado del mes. Me ha aportado muchísima alegría porque la Davi, Ricardo, Jorge, la Grissom y todo el equipo son un sueño, todo el mundo es una alegría.
--¿Y existe esa libertad que aparenta?
--Lo que ves es lo que pasa. Yo no miento nunca, me sale muy mal.
--Por último, ¿cómo lo ves para los Goya?
--La que más opciones tiene, y lo digo como espectadora, es Paloma Gómez Arnaiz. Pero estoy muy contenta de que mis compañeros de profesión me hayan considerado entre los cuatro mejores trabajos del año. Pero el premio para mi es tener trabajo y poder actuar. Recoger me da alegría pero prefiero rodar y construir personajes.