Ignacio Furest y Albert Ventura acaban de plantar al Balcó Gastronòmic, el proyecto estrella de B:SM en el Port Olímpic. La deserción confirma lo que los restauradores y el Gremi llevan tiempo alertando: los precios están fuera de mercado y no son un negocio rentable para nadie.
Pese a las reiteradas advertencias, B:SM ha desoído a los grandes operadores de Barcelona y se ha mantenido en sus trece. La pregunta que ahora planea sobre el Port Olímpic es cuántas deserciones más harán falta para que la administración pública abandone su cerrazón.
"No podemos pagar 42.000 euros al mes vendiendo paellas", han expresado algunos restauradores. Es comprensible que B:SM quiera recuperar los 16 millones invertidos en la zona, pero atornillar a los restaurantes no es la manera más inteligente de hacerlo.
Les ha faltado mano izquierda y humildad. Rectificar es de sabios. Desde el Gremi ya han tendido una mano para subsanar lo que sea subsanable. Veremos si hay forma de salvar al Balcó Gastronòmic, un proyecto ambicioso y elegante que podría haber sido mejor de lo que es.