Alba Barnusell
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El Ayuntamiento de Granollers, gobernado por mayoría absoluta por el PSC, ha suscitado la indignación de los cuerpos y los sindicatos policiales por incluir entre los actos de su Fiesta Mayor un taller de "guerrilla urbana" en el cual se lanzaron objetos a modo de cócteles molotov contra muñecos vestidos como agentes. Un festejo inadmisible sobre el cual el consistorio, liderado por la alcaldesa Alba Barnusell, intenta desmarcarse asegurando que desconocía su contenido -pese a la claridad de su título, y de haberlo anunciado en la web municipal-, y expresando su apoyo a las fuerzas de seguridad y rechazando lo ocurrido.
El ayuntamiento socialista trata de rectificar ahora su error. Pero sus buenas palabras resultan insuficientes ante la gravedad del suceso. Porque, incluso en el caso de que el consistorio y su alcaldesa desconocieran de qué trataba dicha actividad -supuestamente "lúdica" y dirigida, incluso, al público infantil-, ello evidenciaría una negligencia municipal en este caso.
El malestar policial, político y ciudadano se ha traducido ahora en diversas denuncias ante la Fiscalía por parte de sindicatos de policía -que acusan al consistorio y a su alcaldesa por presuntos delitos de odio e injurias graves-, y peticiones de dimisión. El PP catalán ya ha reclamado a Barnusell que deje la alcaldía. Una petición que esta última debería plantearse muy seriamente.