Albert Castellanos
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La Generalitat debe apoyar a todos los músicos catalanes, no solo a los que cantan en catalán. El último estudio sobre las industrias del ámbito de la música en Cataluña, elaborado por la agencia pública Acció y la fundación Barcelona Music Lab, revela que el sector musical genera 850 millones de euros anuales y más de 4.000 puestos de trabajo. Además, Cataluña cuenta con una gran diversidad de estilos, influencias, propuestas y trayectorias musicales, que reflejan la riqueza y la pluralidad de su cultura.
Es positivo que Acció, bajo el liderazgo de Albert Castellanos, promueva la competitividad y la internacionalización del sector musical, identificando como una oportunidad la tecnología y el gran peso que tienen en Cataluña los festivales y espectáculos en directo. Sin embargo, la política cultural de la Generalitat no puede --como ha ocurrido recurrentemente con sus políticas culturales-- ignorar ni marginar a una parte notable de los músicos catalanes, que crean contenido en otros idiomas, como el castellano, el inglés o el francés.
La música catalana no se define solo por el idioma, sino por la calidad, la diversidad, la originalidad y la proyección de sus obras. Cataluña ha exportado talento de la talla de Joan Manuel Serrat, Rosalía, Bad Gyal o Julieta, artistas que cantan tanto en catalán como en castellano y que forman parte del patrimonio cultural catalán y merecen reconocimiento y apoyo institucional. Cataluña tiene la fortaleza de que gran parte de su industria musical es de espectáculos en directo y festivales, un sector que no siempre se ha sentido apoyado por el Govern. El ejemplo claro es el Primavera Sound, que pese a que fracasó en su aventura madrileña, nunca ha escondido que se sintió más arropado por la comunidad gobernada por Ayuso que por las instituciones barcelonesas y catalanas.