El presidente de la entidad privada Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder, dando una rueda de prensa en el Parlament Europa Press

El presidente de la entidad privada Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder, dando una rueda de prensa en el Parlament Europa Press EUROPA PRESS

Examen a los protagonistas

Òscar Escuder

28 diciembre, 2023 00:00

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Plataforma per la Llengua continúa disfrutando de una intolerable impunidad para llevar a cabo sus prácticas de delación y acoso, más propias de una sociedad totalitaria que de una democracia. La última campaña de hostigamiento de esta entidad ultranacionalista, que en el último lustro -coincidiendo con el auge del procés- se ha embolsado millonarias subvenciones de la Generalitat y de otras Administraciones públicas afines, ha consistido en señalar públicamente a un médico de un Centro de Atención Primaria (CAP) por el simple hecho de atender en castellano a un paciente. Una práctica intimidatoria que, para más inri, la autodenominada "ONG del catalán" ha llevado a cabo difundiendo una grabación privada, al parecer de forma no consentida por la víctima de sus ataques.

Por increíble que parezca, estas acciones de acoso hispanófobo se han convertido en habituales en los últimos años en la región. Un abuso de poder en toda regla que, además, dice mucho de las prioridades y la catadura moral de los radicales que las llevan a cabo, más preocupados en hostigar a trabajadores como médicos, enfermeras y profesores -por citar tres ejemplos- por cuestiones identitarias que en denunciar hechos como que los dirigentes de la Generalitat tengan el sistema sanitario con mayores listas de espera de toda España y uno de los peores sistemas educativos de Europa, según el último informe PISA.

Es imperativo que el Govern secesionista acabe de una vez por todas con el asedio de sus entidades afines -empezando por la presidida por Òscar Escuder- contra quienes se expresan en castellano, tanto en el desarrollo de sus actividades profesionales como en cualquier otra. Y un buen paso sería cerrarles el grifo de las subvenciones públicas. Aunque, por desgracia para la convivencia, esto no ocurrirá: sólo en sus Presupuestos de 2023 -aprobados con el apoyo del PSC-, el Govern catalán le dio a Plataforma per la Llengua medio millón de euros, que se suman a los más de tres millones que ya le ha otorgado en los últimos cinco años. Su complidad es inadmisible.