El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete / EP
José María Álvarez-Pallete
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En el universo de la gran empresa, tan importante como tomar la decisiones adecuadas es saber leer en cada momento los escenarios para anticiparse a la hora de ejecutarlas. Eso es exactamente lo que ha hecho el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, que afronta durante los próximos meses una etapa llena de incertidumbres en la operadora de la que ya será un triunfo salir indemne.
Estrechar el margen de maniobra en torno a una eventual remodelación del consejo de administración es uno de esos aciertos cuya eficacia se ve con el paso del tiempo. Guardar los equilibrios de poder en un gigante como la compañía de telecomunicaciones es un asunto de día a día e, incluso, de minuto a minuto.
Y mucho más cuando la tentación de controlar una empresa como esta se encuentra en todos los ámbitos por donde transita, incluido un Gobierno que parece haber encontrado en la irrupción de Arabia Saudí como accionista una oportunidad de lujo para extender sus tentáculos sobre el mundo de la gran empresa, con el que mantiene cada vez más frecuentes fricciones desde hace tiempo.
