Félix Bolaños
El pelota primero
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Si hay alguien que en la oficina siniestra de Pedro Sánchez ejerce el papel de Pelota Primero, ése es, sin duda alguna, Félix Bolaños (Madrid, 1975), ministro de Presidencia y también de Justicia y Relaciones con las Cortes tras la última remodelación del gabinete progresista y convivencial. Tras toda una vida en el PSOE, Bolaños unió su destino al de Sánchez cuando éste fue defenestrado años ha y lo ayudó a regresar victorioso al puente de mando, lo que le hizo acreedor a la recompensa que ahora disfruta. Si Sanchez consigue cargarse el PSOE, como empieza a parecernos posible a muchos, Bolaños habrá jugado un papel fundamental a la hora de semejante logro (que tanto empieza a parecerse al de François Hollande con el partido socialista francés, desaparecido del mapa político del país vecino tras décadas de relevancia).
Aunque se dedique, teóricamente, a la industria y a la justicia, la principal misión del señor Bolaños es aplaudir con las orejas cualquier decisión de su jefe, pues para algo le debe su boyante situación social, política y financiera. Por eso volvió de Europa hace unos días diciendo que la amnistía a golpistas catalanes que se ha sacado de la manga su señorito para mantenerse en el sillón (y a su fiel Bolaños en el suyo) no preocupa lo más mínimo a la burocracia de Bruselas que, por el contrario, está muy inquieta por la no renovación del Consejo General del Poder Judicial. Wishful thinking del bueno, pues Reynders y compañía se han apresurado a matizar las declaraciones de Bolaños, asegurando que piensan estudiar con lupa la amnistía de marras y que ya opinarán al respecto cuando se la hayan leído enterita (con lo que Sánchez y su principal sicofante aún pueden llevarse una sorpresa desagradable).
Aunque otros secuaces de Sánchez también hacen méritos para convertirse en el eterno empleado del mes (el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se esfuerza especialmente en pasarse por el forro toda cuestión que no contribuya a la gloria de su señorito), Bolaños es quien más se lo curra. Si hay que volver de Bruselas mintiendo, se miente y listo (y no se deja uno ver por la Comisión de Garantías del Parlamento Europeo, que parece que está llena de fachas opuestos al progreso y la convivencia). Si hay que encontrar normal que se negocie con un fugitivo de la justicia, se negocia y no hay más que hablar (y a quien le parezca mal es porque es un facha empeñado en boicotear la convivencia entre españoles, incluidos los que quieren dejar de serlo). Si hay que mantener con la ética, la dignidad y los escrúpulos morales una relación más oblicua que la que practica Sánchez, se hace y aquí paz y después gloria.
No sé si algún día se dará cuenta alguien en el PSOE de que lo de Sánchez y su club de fans es pan para hoy y hambre para mañana. Si eso llega a hacerse evidente, empezará una purga que acabará con la eliminación de la banda de Pedro. El partido tendrá que volver a la casilla número uno, como intenta hacer Ciudadanos en estos momentos (creo que a los de Podemos ya podemos darlos por muertos). Lo que no sé, en ambos casos, es si la cosa será posible o si habrá llegado la hora de la irrelevancia para lo que queda de la socialdemocracia española.