Jacobo Kalitovics
Resulta inquietante que TMB haya decidido someter a controles de alcoholemia y de drogas a los conductores de autobús. Porque supone dar por hecho que se están dando casos de embriaguez en este servicio público. No es de extrañar que los trabajadores se quejen de esa "criminalización" y de la externalización de esos controles, con el consiguiente riesgo de filtración de datos que ello supone. Obviamente, es necesario garantizar la seguridad de los usuarios de los autobuses, pero no era necesario divulgar las medidas tan alegremente.