Josep Gonzàlez-Cambray
Ser director de un colegio en Cataluña es cada vez menos atractivo. Los reiterados anuncios del conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, sin consensuar con la comunidad educativa, han acabado con la paciencia de muchos responsables que no están dispuestos a continuar dando la cara por la Administración. Ya lo hicieron con el 25% de castellano en las aulas, cuando el Departamento prometió "protección jurídica" a quienes eliminasen ese porcentaje mínimo de educación bilingüe reconocido por sentencia judicial. Ésta nunca llegó, pues cabe recordar que las órdenes de aplicarlo van dirigidas a las direcciones, con nombres y apellidos, y no al Govern secesionista catalán.
A esto se le suma la gestión de la pandemia en las aulas, el avance del calendario escolar y otros dolores de cabeza como el cambio en los currículums o la reducción de la hora lectiva a mitad de curso, que ha provocado desajustes en la organización del profesorado. Así pues, los directores se postulan como nuevos enemigos del conseller más debilitado de este Govern en minoría y que ya acumula varios frentes.