Albano Dante Fachín
¡Que alguien me haga caso!
El juicio a la Mesa del Parlament pasó sin pena ni gloria, pese a los esfuerzos de TV3 para que todos nos enterásemos de lo mal que se estaba portando, una vez más, la judicatura española con los padres de la patria catalana. Todos los acusados se comportaron como se esperaba de ellos, con la ya tradicional actitud de virgen violada que distingue a los delincuentes lazis, la cosa quedó vista para sentencia y yo, personalmente, espero que los empapelen a todos (sin olvidarse del badulaque de Nuet, que se rebota mucho cuando no le aplican el mismo tratamiento que a esos independentistas de los que asegura, contra toda evidencia, no formar parte). En cuanto a los testigos, hubo uno que nunca defrauda: Albano Dante Fachín. En esta ocasión aprovechó, sin venir muy a cuento, para cargar contra Felipe VI, uno de esos brindis al sol que no sirven para nada, pero que siempre te garantizan una aparición, aunque sea menor, en los digitales subvencionados por el régimen. Albano no pierde ninguna oportunidad para llamar la atención porque anda detrás de un carguito (el que sea) en algún partido independentista (también le es indiferente) ¿Un juicio? Bienvenido sea. ¿Un mitin al que no ha sido invitado? Ahí se planta él, a ver si lo fichan o le cae algo.
Desde que lo echaron de Podemos, el pobre Albano es como un perro sin amo que no encuentra un hogar cómodo y calentito en el que refugiarse. Lejos quedan los tiempos de la revista Café amb llet, cuando parecía un periodista honesto y un ser humano preocupado por la justicia social. Ahora solo es un pelacañas en busca de sustento y la versión loser de Gerardo Pisarello, otro argentino más espabilado que él, con el que guarda una relación que me recuerda, salvando las distancias, la que Suso de Toro mantiene con Manuel Rivas: si Manuel es el Gallego Brillante y Gerardo el Peronista Listo, Suso y Albano son, respectivamente, el Gallego Lerdo y el Peronista Tonto. Tras haberse cubierto de gloria escribiendo un panegírico de Rodríguez Zapatero, Suso se nos recicló de nacionalista simpatizante del prusés, mientras Albano, tras caer en desgracia con Pabloide, se hizo independentista de la noche a la mañana y empezó a buscarse un sitio a la sombra del régimen (sin mucho éxito hasta el momento).
Lo cierto es que hay sujetos más zotes que Albano a los que les ha ido mejor con el timo de la independencia. No sé qué es exactamente lo que hace mal el argentino, pero puede que se le noten demasiado el hambre y las ganas de medrar. Se ha acercado a ERC, a la CUP y puede que a algún grupúsculo más que ya no recuerdo. Yo diría que solo le falta sondear a Santiago Espot, pero hasta alguien tan poco sobrado de luces como él debe haberse dado cuenta de que ahí no hay nada que rascar. Uno lo veía hace unos días en TV3, tratando de destacar en un juicio ajeno, y notaba la desesperación que emanaba del sujeto. El pobre Albano se ha propuesto vivir de la política nacionalista, pero la política nacionalista pasa de él como de la peste. Hasta el cantamañanas de Antonio Baños pilla más que él: unas tertulias radiofónicas, unos programillas en BTV, una candidatura a presidir la ANC…Yo de él empezaría a considerar la posibilidad de acusar al nacionalismo catalán de xenófobo y racista. Puede que siguiera sin pillar nada, pero, por una vez, habría dado en el clavo.