Tatxo Benet ha cosechado claroscuros con su Museo del Arte Prohibido en Barcelona, que se estrenó un año atrás. Si bien el activo obtiene excelentes valoraciones en Google y cuenta con el aval de los expertos, la galería de piezas censuradas ha flaqueado en cuanto a visitantes.
Según los cálculos, ha quedado entre un 3% y un 40% por debajo de expectativas, dependiendo de la fuente que se tome como referencia. El Museo encara su segundo año con los deberes de consolidación, puesto que en su primer ejercicio -y en pleno récord turístico en Barcelona- ha tenido claroscuros.
La apuesta artística de Benet no es aislada -por bien que la censuroteca sea una iniciativa suya particular-, sino que Grupo Mediapro, del que el directivo es consejero delegado y presidente, está promocionando la línea de negocio museística para ampliar vías de ingresos y, con ello, mejorar la capacidad económica del conglomerado.
El cofundador de Mediapro se ha lanzado a diversas aventuras ajenas al perímetro de la firma audiovisual. La galería es una de ellas, pero existen otras, como la producción y distribución de melocotones de Aitona (Lleida), o la gestión de la libreria L'Ona, en Barcelona, que comercializa sólo libros en catalán.