Una reunión secreta que da fuerza a Junqueras
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La batalla en ERC es encarnizada. Un juego de espejos donde se dirime el liderazgo del partido en noviembre y su posición ante la investidura del socialista Salvador Illa. En los primeros compases, el pulso interno lo ganaba Marta Rovira. Deja fuera de la dirección actual a Pere Aragonés y a Oriol Junqueras. El primero, dimitió tras el fracaso electoral. El segundo, lo hizo para tener las manos libres de cara al cónclave del partido con la intención de repetir en la presidencia. Y Rovira abanderó un manifiesto contra Junqueras que abogaba por un cambio en la cúpula del partido, aunque no ha aclarado si ella optará a la presidencia y que deja al frente del timón a Josep Maria Jové, que ya estaba en el tripartito de 2003, y a Marta Vilalta, que es diputada desde 2012 y con cargos internos desde mucho antes.
A pesar de las llamadas desde Palau a la militancia republicana, el manifiesto anti-Junqueras no llega a los 1.000 firmantes, menos del 10% de la militancia. Junqueras parecía no mover pieza y seguía con su letanía de escuchar a las bases republicanas. Su equipo montó una reunión en Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), su ciudad. Estaba previsto que llegarán afiliados de toda Cataluña, acotándola a unas 70 personas. La cosa se fue de las manos y tuvieron que cambiar la ubicación. La previsión había subido hasta las 200.
No era un mitin, ni un acto público, solo una reunión a la que, al final, asistieron cerca de 500 personas. No hay ni fotos ni vídeos del acto ¡, ya que ese no era el objetivo. Con todo, desbordar las previsiones ha insuflado moral a los junqueristas que ven en el acto de Sant Vicenç un punto de inflexión.
Parece que no sólo ellos. El conseller de Salut en funciones, Manel Balcells, en una reunión con su equipo que mantuvo al día siguiente de este encuentro, tuvo mucho interés por saber si alguno de sus colaboradores había asistido.
Junqueras es tozudo y ha resistido los envites de sus oponentes. Ha dejado hacer y no ha planteado batalla alguna en la dirección del Parlament. Espera su momento y sigue escuchando a la militancia que ansía tener un liderazgo en esta legislatura que se antoja una travesía en el desierto.
Primero, ERC deberá tomar posición ante la investidura y analizar si con su voto aboca al país a una repetición electoral. Los de Rovira intentan que sea Junqueras el candidato. Él, declina, aunque tampoco podría cumplir con los designios de su rival porque sigue inhabilitado. El que se presente en unos posibles nuevos comicios en Cataluña deberá asumir una debacle superior a las del 12M. Rovira también rehúye ser la cabeza de cartel.
De momento, la incertidumbre e indefinición es la marca de ERC. Pero la reunión secreta de Sant Vicenç anuncia que hay partido.