Manel Balcells
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El ataque por parte de varios los familiares de una joven embarazada en plena sala de partos del Hospital Universitari de Terrassa, que sembró el pánico entre el resto de parturientas y se saldó con 16 trabajadores afectados (cinco de ellos, lesionados), no puede volver a ocurrir. La Consejería de Salud de la Generalitat de Cataluña, que dirige el conseller Manel Balcells, debería garantizar la seguridad en los centros hospitalarios, pero en áreas tan sensibles como la de maternidad, donde hay neonatos, todavía más.
En este caso concreto, hasta la intervención del personal de seguridad y de los sanitarios de otras plantas, que corrieron a socorrer a sus compañeros, fueron los acompañantes del resto de mujeres que estaban en el paritorio los que tuvieron que contener a los alborotadores, que también rompieron material sanitario y causaron destrozos en las instalaciones. A raíz de estos hechos, por los que no constan detenciones, los Mossos d’Esquadra tuvieron que mantener una dotación para garantizar la paz en la sala de partos durante toda la noche. Un hecho que podría haberse evitado si el ataque se hubiese frenado desde un principio con más personal de seguridad en esta zona.
La trifulca en la sala de partos del Hospital de Terrassa viene precedida por otro episodio de gran violencia ocurrido tan sólo cuatro días antes, después de que los familiares de los heridos en el tiroteo en el barrio Font de la Pólvora de Girona -dos de ellos fallecieron- intentaran entrar a las bravas en las urgencias hospitalarias del Hospital Josep Trueta, blindadas por los Mossos d’Esquadra. La tensión escaló hasta tal punto que los agentes se vieron obligados a cargar para evitar un ataque a los sanitarios, a los que llegaron a amenazar de muerte.
Además de reforzar la seguridad, la Administración Pública debería hacer una labor preventiva mediando con interlocutores sociales para evitar que estos hechos se repitan.