'Valor sentimental'
El mejor cine y las mejores series de 2025: una selección de 'Letra Global'
La revista cultural de Crónica Global elige quince obras de la industrial audiovisual del año que está a punto de terminar
Letra Global elige mejor del año en el apartado audiovisual: diez películas y cinco series. Sobre el criterio adoptado, una aclaración: la selección corresponde a los títulos estrenados en España en 2025, por lo que hay alguna película cuyo año oficial de producción es 2024. No se incluyen obras de 2025 todavía no estrenadas en nuestro país.
PELÍCULAS
'Valor sentimental'
Valor sentimental. Joaquim Trier
Podríamos tirar de referencia a Ingmar Bergman, pero más bien diría que es una película de hechuras chejovianas. Trier ya demostró que estaba en la cima de su talento con la anterior película, la tragicomedia La peor persona del mundo, pero aquí sube todavía más el listón. Valor sentimental es un drama familiar sobre un padre ausente y la herida que esa ausencia ha dejado en sus dos hijas, en especial en la mayor, de profesión actriz. Pero es también una película sobre la creación artística y su vínculo con la vida: el padre es un prestigioso cineasta al final de su carrera, que se dispone a rodar su película más personal, sobre el suicidio de su madre cuando él tenía siete años, aunque el espectador descubrirá que el verdadero tema es otro. Al férreo sguion y la vibrante realización se suma un cuarteto protagonista en estado de gracia: el padre es un titánico Stellan Skarsgård; la hija mayor, Renate Reinsve, que ya deslumbró en La peor persona del mundo; la hija menor, Inga Ibsdotter Lileaas, que para muchos será todo un descubrimiento; y la actriz elegida para interpretar a la madre del cineasta cuando su hija mayor se niega a aceptar el papel, una luminosa Elle Fanning.
'The Brutalist'
The Brutalist. Brady Corbet
La cara y la cruz del sueño americano. El conflicto entre el artista y el capitalismo. Esta película evoca superproducciones de antaño: tiene una escala épica, está rodada en VistaVisión y se proyecta con un intermedio. Cuenta la tragedia de un arquitecto húngaro, superviviente del Holocausto, que llega a Estados Unidos y vive un duro periplo de pobreza y rechazo, hasta que logra poner en marcha su proyecto soñado gracias a un magnate que resulta ser un hombre muy perturbado. Al modo de lo que en literatura se denomina “la gran novela americana”, esta ambiciosa producción tiene aspiraciones a “la gran película americana”: retratar el alma del país y sus grietas a través de un genio enfrentado a todos y a sí mismo, por los traumas e inseguridades que acarrea. The Brutalist tiene un aspecto catedralicio, visualmente apabullante, aunque se rodó con un presupuesto mucho más bajo de lo que parece. A destacar las grandes interpretaciones de Adrien Brody y Guy Pearce, la banda sonora de Daniel Blumberg y la fotografía de Lol Crawley.
'Sueños de trenes'
Sueños de trenes. Clint Bentley
Estrenada casi de tapadillo en Netflix, es una adaptación de la novela breve del mismo título de Denis Johnson (publicada aquí por Random House). El libro es magnífico, pero la película es incluso mejor. Sigue la peripecia vital de un hombre sencillo -interpretado por un contenido y prodigioso Joel Edgerton-, que se gana la vida trabajando en las cuadrillas que construyen vías ferroviarias y talan árboles en los bosques del noroeste de Estados Unidos. El grueso de la acción se sitúa a principios del siglo XX, en los últimos vestigios del far West. Relata con ritmo pausado, casi contemplativo, las modestas alegrías y grandes tragedias que vive el protagonista. También los fantasmas -de la culpa y del dolor- que lo persiguen y atormentan. Hasta llegar a un final conmovedor -que en la película añade una avioneta que no está en la novela-, en el que el comprende que forma parte de un todo universal. El preciosismo de las imágenes tiene ecos del cine de Terrence Malick, pero también personalidad propia. Y como guinda, en los créditos finales suena una canción de Nick Cave, compuesta con Bryce Dessner, el autor de la hipnótica banda sonora.
'Blue Moon'
Blue Moon. Richard Linklater
Retrato de un artista en pleno hundimiento, a través de la figura de Lorenz Hart, letrista de Richard Rodgers, con el que compuso canciones inolvidables como My Funny Valentine. Hasta que Rodgers, harto de su errático comportamiento provocado por el alcoholismo, rompió con él y se buscó otro letrista: Oscar Hammerstein II, con el que el 21 de marzo de 1943, ocho meses antes de la temprana muerte de Lorenz Hart, estrenó en Broadway el exitoso musical Oklahoma! Con un sólido guion de Robert Kaplow, Linklater dirige con brío esta película que imagina qué pudo suceder esa noche, en la fiesta posterior al estreno en Sardi’s, refugio de la gente de la farándula. Toda la acción transcurre en el interior del restaurante. Hart (al que da vida un entregado Ethan Hawke) cuenta sus penas a quien quiera escucharlo, lanza ironías y sarcasmos, trata de retomar la relación profesional rota con su socio, disimula sus celos por el éxito que ha tenido con su nuevo letrista y acaba sucumbiendo a la tentación del alcohol. Blue Moon es un magnífico retrato de un artista cuyos días de esplendor han quedado atrás y va cuesta abajo. Y también un precioso homenaje a una época dorada de Broadway y Nueva York.
'Una batalla tras otra'
Una batalla tras otra. Paul Thomas Anderson
Es el cineasta en activo con más potencia visual y narrativa. En este caso ha rodado en espectacular VistaVision para acometer su segunda adaptación del inadaptable Thomas Pynchon (la primera fue Puro vicio). Aquí la cosa va de un revolucionario reciclado en padre inoperante, de un militar psicópata con fijaciones sexuales, de una hija sobre cuyo verdadero progenitor hay mucho que discutir, de una revolucionaria embarazada que dispara un subfusil, de un instructor de kárate que ayuda a emigrantes ilegales, de unas monjas que cultivan marihuana, de conspiradores supremacistas completamente chiflados… La película es una montaña rusa y a ratos parece un episodio de El Coyote y el Correcaminos. Una gozosa locura, en la que Leonardo Di Caprio emprende la huida en bata y se pasa así más de media película. Tal vez no esté a la altura de las obras maestras de su autor -Pozos de ambición, The Master y por encima de todas El hilo invisible- pero es un Paul Thomas Anderson y eso ya garantiza que es un largometraje muy por encima de la media. ¿Y acaso un ácido retrato en clave de la desquiciada América trumpista?
'Aun estoy aquí'
Aún estoy aquí. Walter Salles
Es al mismo tiempo una película intimista sobre una familia y una película política sobre la dictadura militar brasileña. Narra una historia real: la del ex diputando de izquierdas e ingeniero Rubens Paiva, que fue detenido, torturado y desaparecido por sus vínculos con actividades subversivas. Su cadáver nunca apareció, pero hoy se sabe con certeza que su asesinato se produjo el 21 de enero de 1971 en un cuartel. El punto de partida es el libro testimonial de Marcelo Rubens Paiva, hijo del fallecido y escritor muy conocido en Brasil. Hay además un interés personal por parte del director, Walter Salles, que en su adolescencia fue amigo de una de las hijas del asesinado. La figura central es la esposa del político, madre de cinco hijos (espléndida Fernanda Torres), que debe afrontar sola la situación, sin tener claro qué ha sido de su marido tras la detención irregular. El cineasta logra plasmar la felicidad familiar rota, la tensión inacabable, la necesidad de ocultarles a los hijos más pequeños lo que ha sucedido... La cinta es también -como sugiere el título- la reivindicación de que el asesinado sigue vivo en la memoria de los suyos.
'Un simple accidente'
Un simple accidente. Jafar Panahi
Hay países, como Irán, en los que ser cineasta es un oficio de riesgo. Jafar Panahi ha estado detenido y sometido a arresto domiciliario, y se le ha prohibido trabajar. Pero él ha seguido erre que erre. Cuando lo tuvieron bajo arresto en su casa, agarró una cámara de vídeo y tirando de ordenador hizo una joyita que se titula Esto no es una película, porque tenía vetado hacerlas. Su último ejercicio de rebeldía cuenta con producción francesa y ganó la Palma de Oro en Cannes. Doblemente merecida: por el heroísmo del director y porque es una ingeniosa tragicomedia. Un pobre diablo reconoce la voz de su presunto torturador, decide secuestrarlo para liquidarlo y mete en el ajo a sus amigos (una pareja que se está haciendo las fotos de la boda -ella vestida de novia-, una fotógrafa nada amante de ponerse el velo y un tipo bastante alterado). Pero entonces les entran las dudas, porque el secuestrado se empeña en asegurar con desesperación que lo han confundido y que él no es el torturador. La cosa llega a gloriosos niveles de disparate cuando la esposa del presunto torturador se pone de parto y los secuestradores -que además de pobres diablos son buenas personas- acaban ayudándola. La genialidad de Panahi consiste en hacer una película política disfrazada de comedia ligera con toques de teatro del absurdo.
'Sirât'
Sirât. Óliver Laxe
El fervor a favor o en contra que despierta esta película demuestra de entrada algo ya muy positivo: no deja indiferente. Es cierto que al guion probablemente no le darían el aprobado en una escuela de guionistas: ¿existe un padre tan irresponsable como para llevarse a su hijo pequeño por una zona desértica en guerra? ¿Se puede partir de la premisa de que buscan a la hija desaparecida y después olvidarse de eso? Sin embargo, lo que consigue Laxe, tanto en los dos brutales e inesperados giros que dejan al espectador desarmado, como en la fuerza poética de sus imágenes, es de matrícula de honor. Frente a un cine español en el que abundan las películas adocenadas en las que una ya sabe lo que se va a encontrar antes de verlas, el cineasta gallego hace un cine que va por libre, suelta el lastre de las convenciones y asume riesgos. Por eso merece aplauso este viaje al infierno a través del desierto.
'Ghostlight'
Ghostlight. Kelly Sullivan y Alex Thompson
Este modesto largometraje indie es familiar en muchos sentidos: trata sobre una familia, está realizada por una familia e interpretada por otra familia. La idea se le ocurrió a la actriz Kelly Sullivan durante el confinamiento y la codirigió con su marido, Alex Thompson. A la hora de elegir el reparto, tenían claro que el papel principal era para Keith Kupferer. Sabían que bordaría el personaje de un tosco obrero que pavimenta calles y está procesando una tragedia familiar. La familia la completan una esposa y una hija, que son las del propio Kupferer, ambas actrices. Un día el mencionado obrero descubre por casualidad que, en un local de la zona en la que está trabajando, hay un taller de teatro. Llevado por la curiosidad, asoma la cabeza y descubre que están montando Romeo y Julieta. A partir de ahí, y pese a sus reticencias iniciales, su vida y la de quienes lo rodean empezará a cambiar. La familia podrá por fin procesar su duelo, que algo tiene que ver con la tragedia shakesperiana. Es una película pequeña, emotiva, cargada de buenos sentimientos, que explora el vínculo sanador entre el teatro -o cualquier forma de ficción- y la realidad.
'Confidencial'
'Presence'
Confidencial y Presence. Steven Soderbergh
Son sendos divertimentos, pero el doblete de Soderbegh de este año es un ejemplo de cineasta con ganas de disfrutar y probar cosas nuevas. En cada una de ellas juega con un género. Confidencial es una película de espías que al mismo tiempo es una comedia de enredos matrimoniales. Porque las mentiras y los engaños es algo que comparten los espías y las parejas. El director envuelve la propuesta en glamour y sofisticación (ayudado por la elegancia y sensualidad de Michael Fassbender y Cate Blanchett). Y la dota de un ritmo frenético, con diálogos que no se dicen, sino que se disparan, como en las gloriosas screwball comedies. Atención a la larga -y magistral- escena de la cena de parejas, que termina con un cuchillo clavado en la mano de uno de los comensales. En Presence el género que maneja es el terror. Lo hace en un ejercicio de virtuosismo consistente en el uso de cámara subjetiva. Una familia entra a vivir en una casa en la que hay una presencia. La cámara son sus ojos, a través de los cuales vamos adentrándonos en las dinámicas familiares y sobre todo en la personalidad de la hija, traumatizada por la muerte de dos amigas cercanas por sobredosis, sin que quedase claro si fueron descuidos o suicidios. Toda la película está contada desde esa mirada subjetiva y fantasmagórica. Lo brillante es que, más allá de la pirueta, al final esta decisión formal cobra todo el sentido.
SERIES
'Adolescence'
Adolescencia. Netflix
Creada por el actor Stephen Graham, se centra en el arresto de un adolescente acusado de haber asesinado a una compañera de clase. Más allá de la fuerza con la que desarrolla esta dramática premisa, la serie es un hito por los retos técnicos que afronta. Cada uno de los cuatro capítulos está rodado en un plano único, sin trucos digitales. Lo interesante es que la pirueta no es gratuita, sino que está al servicio de la tensión narrativa. Como ejemplos máximos del virtuosismo que despliega, destacan dos de ellos. El segundo, que se desarrolla en el instituto, con una enorme cantidad de actores y figurantes involucrados, entrando y saliendo de plano. Y en las antípodas, el tercero, cuyo escenario es una sala de interrogatorios con solo dos actores en duelo dialéctico: el chico arrestado y una psicóloga que lo entrevista. La seguridad de que hace gala el jovencísimo actor Owen Cooper, modulando los súbitos cambios de humor del personaje, que se muestra alternativamente desvalido y brutalmente agresivo, es impresionante.
'Task'
Task. HBO
En 2021 Brad Ingelsby dejó muy buen sabor de boca con Mare of Easttown, con Kate Winslet. Regresa ahora, con planteamientos muy similares, pero sin repetirse, con Task. Ambas series comparten ambientación en Pensilvania y una historia criminal que sirve como vehículo para desarrollar a unos personajes que cargan con una mochila de heridas y secretos. En Task Inglesby sube el listón de la complejidad estructural y plantea una partida a tres bandas en la que se enfrentan dos grupos criminales y una fuerza policial. Una banda de moteros que trafican con drogas sufre asaltos muy bien planificados por parte de unos atracadores que buscan venganza, y un agente dl FBI en horas bajas (sólido Mark Ruffalo) recluta a un grupo de jóvenes agentes para detenerlos. En el centro, dos personajes confrontados en los lados opuestos de la ley, pero que -al estilo Heat de Michael Mann- comparten similares códigos morales en asuntos como la responsabilidad familiar y la lealtad al grupo al que se pertenece.
'The Studio'
The Studio. Apple TV
Hollywood como tema ha dado pie a un puñado de grandes películas y se empiezan a sumar algunas series. En 2023 se estrenó en Filmin -sin que casi nadie se enterase- Chivalry, creada y protagonizada por Steve Coogan y Sarah Solemani. En ella se satirizaba con notable mala baba -pero un final muy romántico- la llega a la meca del cine de los nuevos códigos del #MeToo, las coordinadoras de intimidad… Este año se suma The Studio, creada por Seth Rogen y su colega Evan Goldberg, lo cual quiere decir que el humor es por lo general brillante, pero en ciertos momentos desciende a niveles de patio de colegio. El protagonista, un cinéfilo de pro al que le cae la responsabilidad de dirigir un estudio, no es muy creíble. Pero hay capítulos desternillantes y muy bien armados (como ese en el que el jefe del estudio se empeña en asistir a un rodaje para dárselas de colega y no para de liarla, o el de la entrega de los Globos de Oro). Además, hay ingeniosos cameos de personajes como Martin Scorsese, Ron Howard, Paul Dano, Steve Buscemi, Zoë Kravitz, Charlize Theron, Sarah Polley…
'Alien Earth'
Alien: Planeta Tierra. Disney +
Vivimos en una época en que cada éxito de taquilla se convierte en franquicia y se exprime hasta el agotamiento. Lo más habitual es replicar cansinamente la fórmula, vendiendo una y otra vez el mismo producto con un envoltorio que parezca nuevo. Por eso es de agradecer el esfuerzo de Noah Hawley cuando se le encomendó una serie de Alien. Ha aplicado la misma fórmula que le funcionó muy bien en la serie Fargo, que partía de la película de los Coen, pero creaba historias completamente nuevas pero fieles al espíritu de la cinta original. En el caso de Alien: Planeta Tierra, maneja una serie de elementos clásicos que los fans no perdonarían no encontrarse, pero lleva el mito hacia otros territorios. Incorporando a unos niños con enfermedades terminales convertidos en híbridos por un genio imberbe, propietario de una compañía tecnológica. El guion hace guiños a Peter Pan y los Niños perdidos y abre la franquicia a nuevos horizontes. Algo similar hacen los hermanos Muschietti en It, Bienvenidos a Derry (HBO). Retoman el universo de Stephen King -Andy dirigió las dos partes de la adaptación más reciente de It- para explorar nuevas posibilidades que lo enriquezcan.
'Devil in Disguise'
Devil in Disguise. John Wayne Gacy. SkyShowtime
Abundan en televisión las series -documentales de True Crime o ficciones- sobre psicópatas. El motivo: tienen éxito, lo cual no sé si habla muy bien de los instintos morbosos del personal. Hay quien se tira a la piscina del sensacionalismo y lo escabroso sin reparo alguno, como Ryan Murphy, que nunca escatima en sordidez enfermiza e incluso parece regodearse en ella. Por eso destaca esta producción sobre uno de los asesinos en serie más perturbadores de los Estados Unidos contemporáneos, que torturaba, mataba y enterraba en sótano de su casa a adolescentes, con preferencia por chaperos por los que nadie preguntaba si desaparecían. La serie no elude los aspectos más macabros de la historia, pero tampoco se regocija en ellos. Presta especial atención a todo lo que rodeó a Gacy: los policías que lo investigaron -los inoperantes y los persistentes-, los abogados -sin muchos escrúpulos- que lo defendieron y las familias de las víctimas. No llega a las alturas de Zodiac de Fincher -la mejor película sobre asesinos seriales que se ha rodado jamás, pese a que el público no pareció estar de acuerdo-, pero en algunos momentos se le acerca tímidamente.