El técnico del FC Barcelona, Xavi Hernández, afronta semanas decisivas. Tras la eliminación en Copa del Rey, el Barça se acerca a los octavos de Champions League inmerso en un mar de dudas. La eliminatoria a doble partido contra el Napoli puede transformar la situación del entrenador catalán en insostenible, o bien darle crédito hasta final de curso. En Liga, la sangría de puntos tampoco cesa y el Real Madrid lidera la clasificación con 10 de ventaja. En esa tesitura, a pesar de haber anunciado que abandonará el club a final de temporada, el míster también tiene una decisión tomada a corto plazo.
Si el contexto deportivo del primer equipo degenera todavía más con nuevos tropiezos en competición doméstica y una eliminación europea prematura --antes de lo presupuestado--, Xavi no será un obstáculo. En Culemanía hemos podido saber que el staff del estratega egarense trabaja con los próximos tres meses y medio de competición en mente. Con esto, si el cuadro azulgrana no levanta cabeza en las próximas semanas, el técnico será el primero en irse.
Tropiezos en Montjuïc
La paciencia en el área deportiva no es infinita. A diferencia de la primera vuelta, cuando el Barça cedió cuatro empates lejos de casa, en esta segunda ha concedido pinchazos inesperados ante los culés en Montjuïc. Villarreal (3-5) y Granada (3-3) le sacaron los colores al equipo azulgrana delante de todo el barcelonismo.
Son derrotas que escuecen más en la afición. Sobre todo, el desastre postrero frente al conjunto groguet, que convirtió en estéril la reacción local mediante tres goles inexplicables. Tras darle la vuelta a la tortilla (3-2) había que adormecer el partido en vez de proseguir con el pasacalles.
Desastre doloroso
Más inexplicable resulta de explicar el último empate contra el Granada. El equipo nazarí conserva la condición de invicto en sus últimos cinco enfrentamientos con el Barça: cuatro empates y un triunfo.
En el Estadi Olímpic, otra pájara defensiva barcelonista desencadenó la reacción granadina. Robert Lewandowski perdonó el segundo gol cuando el luminoso ya favorecía (1-0). Después de reaccionar a la remontada visitante, el conjunto azulgrana recibió un nuevo mazazo (2-3) que solo pudo enmendar el MVP Lamine Yamal (3-3). El desenlace impotente terminó con el presidente Joan Laporta colérico y tirando todas las bandejas de canapés a su paso.
Prueba de fuego
El próximo desplazamiento a Balaídos adquiere vital importancia con tal de empezar a sumar definitivamente de tres en tres. Sin embargo, lo que decantará la balanza será la visita a San Paolo del miércoles 21 de febrero. El Barça debe, cuando menos, pelear por clasificar a octavos de Champions.
De ningún modo se admitiría una nueva humillación de dimensión continental. Es más, una pronta eliminación dinamitaría de un plumazo toda aspiración de los pupilos de Xavi esta temporada. Eso implicaría la más que probable salida prematura del técnico. Es ahora o nunca.
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