Lamine Yamal, perla del primer equipo del FC Barcelona, ni siquiera habría atravesado la barrera mediática todavía de no ser por la figura de Xavi Hernández. El técnico catalán se convirtió en su gran valedor y responsable del debut azulgrana más precoz en la historia de la Liga: 15 años, 9 meses y 16 días. Por encima del resto de entrenadores, la joya de Rocafonda recordará al míster de Terrassa por mostrarlo ante mundo en el Camp Nou.
"Es un sueño para mí. Para todos los niños que están en el fútbol base es su sueño llegar al primer equipo. Muchos entrenadores me han dado confianza, pero no es lo mismo dártela cuando tienes 12 años que cuando tienes 15 para ponerte a debutar en el Camp Nou, delante de todo el mundo. Siempre se lo voy a agradecer a Xavi, porque no cualquiera me hubiera puesto con 15 años a debutar y esta temporada me está dando minutos en todos los partidos", le ha enviado un mensaje emotivo en una entrevista con la UEFA.
"Se me taponaron los oídos"
Y es que más allá de la puesta en escena durante el tramo final de un Barça-Betis, el técnico del Barça ha utilizado al extremo de 16 años en todos los partidos que ha estado disponible --33-- esta temporada 23/24. Respecto a aquel estreno, aún recuerda las palabras de su mentor: "Xavi me dijo, sobre todo, que disfrutara, que hiciera lo que siempre hacía en los entrenos, que seguro que saldría bien y que saliera a divertirme".
Ni siquiera guarda en la memoria el calentamiento previo a su entrada de revulsivo en el campo: "No me acuerdo ni de salir a calentar. Cuando entré al campo se me taponaron los oídos, no escuchaba nada. Fue como un minuto, pero en las piernas me pasó una hora. Acabé muy cansado, y fue como un minuto en mi mente". Lo cierto es que fueron los siete últimos minutos del tiempo reglamentario, más el tiempo de prolongación.
Consolidado
Meses más tarde, todo el barcelonismo ha normalizado que su estrella más brillante, la que tira del carro partido sí, partido también, transite la adolescencia en las 16 primaveras: "Cuando debuté no era tan importante, era más bien un niño en el vestuario. Ahora tengo más confianza con los compañeros, se me toma más en cuenta. Con el entrenador siempre he tenido mucho respeto".
Ese paso adelante se materializa en los cinco goles y tres asistencias en 33 encuentros de su segundo curso como profesional. El enfrentamiento contra el Granada, víctima de sus dos últimas dianas, puede marcar un antes y un después. Lamine se echó el cuadro azulgrana a la espalda y encabezó la reacción local. Su liderazgo --y doblete-- le otorgó el premio a MVP del partido, que recibió con amargura tras morir en la orilla (3-3).