Brad Anderson saltó a la fama internacional con El maquinista, una película que también lanzó al estrellato a Christian Bale, que se adelgazó 27 kilos para interpretar a su insomne personaje. Más tarde llegarían Transsiberian, The Call o Fractura, aunque nunca llegarían a la relevancia de la primera.
Pese a todo, el realizador no se da por vencido. Le encanta el género, especialmente el thriller y el terror. Para seguir levantando sus cintas se alimenta dirigiendo capítulos de series y luego ponerse con sus largometrajes. “Una combinación perfecta”, en sus propias palabras. ¿Sinceras?
Él se muestra convencido de que este mundo siempre ha sido así. Nada ni nadie garantiza el éxito y uno debe ganarse el pan con el sudor de su frente a diario. Anderson lo logra. Tanto, que no ha parado ni un momento y este puente de diciembre estrena Blood, una película que mezcla el género de vampiros con el drama social de una mujer separada y con hijos y, sobre todo, adicciones.
La cinta fue presentada en el pasado Festival de Sitges, donde recibió el premio Máquina del Tiempo y él se siente muy bien acogido. El galardón no hace otra cosa que reafirmar sus decisiones creativas de las que se muestre orgulloso. Crónica Directo aprovechó su paso por el certamen para hablar tanto de su última película como de su carrera.
- Regresa a las pantallas con un film como 'Blood' que más allá de ser de género contiene una gran dosis dramática. ¿Cómo cree que lo encajará el público?
- Como la mayoría de las películas de género que hago, no es normativa al 100%. Está todo combinado. Por un lado, tiene una historia familiar en el centro, lo que tiene algo de drama, pero también trata sobre un niño que bebe sangre, por tanto, es de vampiros también. Me gusta verlo como una mezcla no tan típica ni tan sencilla de encajar. Me parece que ese tipo de proyectos me interesan más que hacer una simple película de vampiros. Encontrar un género y hacer algo diferente con él, algo fresco, algo único, eso es lo que más me interesa como cineasta.
- De hecho, una de las características de sus películas es que parecen películas con una estructura realista y dramática tradicional, al que añade un elemento que distorsiona. ¿Por qué?
- Los elementos sobrenaturales me atraen. Me gusta añadir un pequeño misterio en el centro de la película, que no tiene por qué tener necesariamente una explicación. En esta historia en particular, la razón por la que este niño se convierte en vampiro es parte del misterio. Siento que siempre es mejor no explicar todo en la película y dejar un poquito de misterio sobrenatural en el centro de la misma. Porque yo mismo, cuando veo una película, no quiero que me expliquen todo, quiero poder intentar resolver las cosas por mi cuenta. Para mí, las mejores películas y cineastas tienden a permitir que el público participe en el proceso de intentar resolverlo. Eso es lo que intento hacer en mis películas.
- Pero en cualquier caso el vampirismo parece tener un significado en esta película y hasta uno duda de qué chupa más sangre, tener un hijo o ser vampirizado.
- Bueno, eso es verdad. En cualquier caso, el subtexto de la película es la adicción. La madre soltera con dos hijos tiene sus propios problemas de adicción. Está luchando con ellos y luego su hijo se convierte, queda infectado con esta cosa que lo hace también adicto a la sangre humana. Así que tienes estos dos personajes que luchan contra sus adicciones. Y a su vez, la madre trata de ayudar al hijo mientras el hijo está tratando de ayudar a la madre. Y hay algo hermoso en ello. Pero, como dices, también se muestra los esfuerzos y sacrificios de las madres para cuidar a sus hijos, particularmente una madre soltera, cuya función principal es proteger y criar a sus hijos pequeños. Eso también lo muestra la película, sin duda.
- ¿Fue ese trato de las adicciones lo que le atrajo del guion?
- Fue por varias razones que decidí dirigir la película. Primero, porque tenía precisamente esta familia en el centro y lo más interesante para mí es ver como evolucionan, cómo enfrentan estos problemas de adicciones más que el vampirismo del hijo. Para mí, el personaje de Michelle Monaghan es lo más interesante, porque como cineasta te atraen los personajes tanto como las historias. Y este guion con unos personajes tan vívidos y realistas, que me llevaron a rodarlo.
- ¿Considera que el género es una buena manera de contar estos dramas sociales?
- Sí, claro. Tomemos como ejemplo la película de George A. Romero, La noche de los muertos vivientes, una de las primeras películas de zombies realizadas en 1968 en el apogeo del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos. Hay desigualdad racial y otras cuestiones raciales. Y el personaje principal es un chico negro que lidia con todos estos blancos convertidos en zombis. Quiero decir, la metáfora es bastante sencilla. Es una película de género aterradora, pero también es una cinta que reflexiona sobre el racismo de la época. Por tanto, sí, las buenas películas de terror son las que hacen eso, encontrar formas de asustar y emocionar, pero al mismo tiempo hacer reflexionar sobre los temas de actualidad. De hecho, una de las cosas divertidas de hacer películas como esta es poder trabajar en niveles diferentes de significado.
- ¿Pero se les reconoce cómo tal esta doble lectura? ¿Uno tiene que dejar el género y centrarse en el drama para ser reconocido?
- No estoy seguro. Creo que la gente, en general, siempre asocia el cine de terror o el género como una especie de entretenimiento más vulgar. Creen que no es tan sofisticado como un drama total. En cualquier caso, hay algunas películas de terror increíbles, que son dignos del mismo reconocimiento que cualquier gran drama. Pero es sólo la manera de cómo la gente percibe estas películas. Creo que mucha gente piensa que los films de terror son simplemente películas de serie B. Pero hoy en día hay muchos que van mucho más allá. Y digo esto, y lo cierto es que sólo ha habido una película de terror ganadora del Oscar a mejor película, El silencio de los corderos.
- En cambio, el terror lleva al público a las salas. ¿Puede ser el género el salvador de las salas?
- ¡Sí! Pero cualquier película que pueda conseguir que la gente pague su entrada para ir a ver una película en una sala de cine, cueste lo que cueste, es importantísima. Porque estamos en un punto en que el público está menos interesado en salir de casa para ver una película, prefieren verla en su teléfono o en el sofá. Y si las películas de género pueden hacer que la gente se levante de sus asientos y vayan al cine es fantástico. Y creo que son el tipo de películas que pueden hacerlo, porque lo ideal es verlo rodeado de gente y no solo en tu habitación. Quieres sentarte con otras 200 personas y que todos se asusten y griten al mismo tiempo. Eso es lo que hace que las películas sean divertidas. Y, de alguna manera, las películas de género están hechas para ser vistas con una gran audiencia. Con suerte, eso hará que más gente vaya a las salas de cine.
- En cualquier caso, lo cierto es que usted también se ha sumado al mundo de la televisión. Ha dirigido capítulos de series como 'El pacificador' o 'Invasión'. ¿El futuro está allí?
- No, creo que hay muchos programas de televisión y series excelente por ahí que están al mismo nivel que una gran película. Pero, aun así, todavía siento que hay una diferencia. Las películas ofrecen experiencias únicas. Tienen un principio, un desarrollo y un final, y te sientas allí durante una hora y media, dos horas, lo que sea, y sientes esta experiencia. Mientras que una serie es algo así como algo continuo. Son simplemente maneras diferentes de digerir el contenido. Por tanto, no creo que las plataformas de streaming vayan a acabar con las películas. Ahora mismo, Apple, Netflix o Prime Video están haciendo grandes películas, como la nueva película de Martin Scorsese. La gente siempre querrá ver tanto películas como televisión. Me alegro de que la televisión haya mejorado, pero las películas también.
- ¿Pero cómo es dirigir series para la televisión?
- Bueno, mi pasión es hacer películas. Así empezó mi carrera. Pero también me encanta hacer televisión. Te da la oportunidad de hacer realidad la visión de otra persona y contar historias que normalmente no te permitirías contar. Y sobre todo me mantiene ocupado. No se puede hacer una película cada seis meses, en cambio, con la televisión puedes estar trabajando constantemente y luego, cuando tienes todo el dinero necesario, haces una película y luego vuelves a la televisión. Para mí es una buena combinación.
- Pero suena a dos cosas a que la industria del cine no sale tan a cuenta y que, por tanto, uno tiene que hacer televisión. Suena difícil cuando una persona como usted lleva años en el cine.
- Lleva su tiempo conseguir financiación. Muy a menudo, mientras intento preparar una película, hago televisión para seguir trabajando, pero también es simplemente para seguir siendo creativo. Pero sí, se necesita tiempo para que las películas despeguen.
- ¿Más que en el pasado?
- Siempre es un desafío. No importa cuántas películas hayas hecho o cuánta experiencia tengas, porque cada película que haces, incluso si tienes grandes estrellas, incluso si el presupuesto es de 200 millones de dólares, siempre es un riesgo. No hay garantías de que esas películas vayan a ser triunfar en taquilla. Por eso lleva tiempo convencer a la gente de que financie tu película, ya sea pequeña o grande. En definitiva, no creo que se haya vuelto más difícil ni más fácil, es siempre lo mismo.