Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible'

Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible' GALA ESPÍN Barcelona

Creación

[VÍDEO] Detrás de las cámaras de la primera película catalana en stop-motion: un rodaje de cuatro segundos al día

Irene Iborra se convierte en la primera directora española en rodar un largometraje con esta técnica de animación

8 junio, 2024 14:02

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Cataluña es una potencia cinematográfica. El oso de oro otorgado en Berlín a Carla Simón, el premio a la mejor película europea en la Quincena de cineastas de Cannes para Creatura de Elena Martín Gimeno, el galardón a mejor actriz a María Rodríguez Soto en el festival South by Southwest (SXSW) de Austin por Mamífera o, simplemente, el reconocimiento de Stephen King a una película tan independiente y minoritaria como La mesita del comedor, así lo demuestran. Aunque hay mucho más.

Un caso claro es lo que se está cociendo en una nave del distrito de Sant Martí de Barcelona, donde un equipo de 31 personas, 19 de ellas mujeres, está encerrado durante más de medio año para rodar el primer largometraje en stop-motion hecho en Cataluña y en catalán. Sí, la realizadora Irene Iborra, curtida ya en el corto, ha conseguido la financiación necesaria para poder llevar a cabo este proyecto de proporciones mayúsculas.

Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible'

Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible' GALA ESPÍN Barcelona

 

L’Olivia i el terratrèmol invisible, como se llama la cinta, carga con el honor, la responsabilidad y el orgullo de ser el segundo largometraje en stop-motion rodado en España y el primero rodado por una mujer. Ella le quita hierro al asunto. No cree que haya tenido más dificultades que otro director de cine por el hecho de ser mujer, sino que en este caso lo difícil en Cataluña, como en el resto del país, es poder levantar una película en stop-motion.

Sólo para poner en contexto lo que implica un rodaje como el que se está llevando a cabo en esta nave de Barcelona: si un rodaje de una ficción con personajes reales suele durar unas tres semanas de media, un largo como este va a tardar 7 meses. Las razones son obvias, filmar cada movimiento de los muñecos para animarlos es muy complicado y detallista.

Conexión con Tim Burton

Iborra, por eso, cuenta con un gran profesional del sector. La cineasta ha conseguido traerse a España a Tim Allen, el animador de películas en stop-motion tan importantes como Isle of dogs, de Wes Anderson (Los Tenenbaums, Gran Hotel Budapest…), Pinocho, de Guillermo del Toro (El laberinto del fauno, Hell boy…) o Frankiwinnie, de Tim Burton (Eduardo Manostijeras, Charlie y la fábrica de chocolate…).

El británico, que había venido para ayudar a animar las imágenes para el primer teaser, se ha quedado a por más. Él mismo cuenta que se ha quedado maravillado con el trabajo del equipo de Iborra. “Vine aquí por primera vez hace diez años a dar una formación y me ha encantado volverme a encontrar con algunos de los alumnos en el equipo”, señala.

César Díaz, Tim Allen, Irene Iborra, Isa de la Torre y Mikel Mas

César Díaz, Tim Allen, Irene Iborra, Isa de la Torre y Mikel Mas GALA ESPÍN Barcelona

 

Presupuesto 

Allen no sólo reconoce la gran labor que está haciendo el equipo de maquetación, diseño de marionetas y el resto de equipo de animadores como César Díaz, en Barcelona. El proyecto es ambicioso y, a pesar de contar con un presupuesto muy ajustado, el resultado, que ya empiezan a vislumbrar, está a la altura de cualquier gran producción de estilo.

Díaz señala que están encantados de poder contar con un presupuesto de 4,5 millones de euros para poder llevar a cabo la película, pero si uno compara con otras producciones europeas hechas en stop-motion la cifra puede parecer ridícula. La media de una empresa como Laika suele estar alrededor de los 40-80 millones y si uno se va a Estados Unidos, el presupuesto para una película en stop-motion arranca en los 80 millones. Aun así, recuerdan que están sólo a la mitad de otro gran éxito de la stop-motion de actor como La vida de Calabacín, película francesa dirigida por Claude Barras, de la que formó parte la directora de fotografía Isa de la Torre, que también se ha unido al proyecto de Iborra.

Y es que la colaboración y el trabajo en equipo es uno de los pilares de esta producción en la que están implicados Cornelius Films, Bígaro Films, Citoplasmas Stopmotion, Vivement Lundi ! (Francia), Panique! Production (Bélgica) y Pájaro (Francia). Con el apoyo de la Generalitat de Catalunya, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Barcelona y la participación de Televisión Española y Televisió de Catalunya, el ICEC (Institut Català de les Empreses Culturals), ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales), IVAC (Institut Valencià de la Cinematografia) e Ibermedia.

Esto es sólo un indicativo de lo complicado que resulta levantar una película en stop-motion, de lo necesario que es el apoyo de otros y de la implicación y compromiso de los que se ven envueltos en ella. Darse una vuelta por el plató de rodaje de Barcelona lo acredita.

Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible'

Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible' GALA ESPÍN Barcelona

 

Las cifras de la película

En esta nave nada ni nadie anda quieto. Al fondo de la nave, en una pared que divide la zona de producción de decorados y personajes y los platós, se encuentra un pizarrón en el que se marca qué se va a rodar cada día, a cada hora en cada uno de los 14 sets de rodaje que hay al otro lado. De cada set han de salir unos 4 segundos de película al día. Una cifra que puede parecer muy pequeña, pero es indicativa de la labor que implica cada plano.

Un ejemplo que puede ayudar son algunas cifras sobre los personajes. Esta cinta cuenta con 27 personajes diferentes y cada uno de ellos tiene 30 bocas distintas en función de las expresiones que va a mostrar. Pero no se acaba aquí, como pasa en cualquier película, hay personajes con más papel y acciones que otros y eso implica que hay 62 marionetas para poder grabar también varias acciones a la vez en los 25 decorados distintos que se construyeron desde marzo de 2023 a mayo de 2024 en Valencia.

Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible'

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A pesar de que se hicieron allí, todos los decorados están sacados de la realidad de Barcelona. La capital catalana y su arquitectura es un protagonista más. Los responsables de L’Olivia i el terratrèmol invisible fueron capturando fotos de distintos puntos de la ciudad, en especial el Carmel, Gràcia y Sant Martí para reconstruir su propia Barcelona.

Lo han logrado. En el decorado más grande que hay, que mide siete metros de largo, se puede apreciar una réplica de la calle Progrès de Gràcia y los edificios están hechos a escala con una credibilidad que impresiona al verlo. Escenarios que requieren un cuidado muy preciso. "Como están hechos de madera y ésta varía con la temperatura, cada mañana se aseguran de que no se haya movido mucho porque puede afectar al racord y a la luz", detalla Díaz.

Rodaje de 'L'Olívia i el terratrèmol invisible'

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Ver cómo ruedan, cómo los iluminadores procuran que cada plano tenga la luz más realista posible, que los diseñadores de personajes cosen a mano el pelo de cada marioneta, cómo perfilan las facciones y repasar las estanterías en las que están guardados en cajitas cada una de las piezas de los diferentes apartamentos de los protagonistas es entender el gran trabajo que esto implica. "Jugando con cejas, ojos y bocas consigues la máxima expresión de los personajes", revela Díaz, de allí que en los talleres hayan tantas cajas con ellas.

Un presupuesto de 4,5 millones parece realmente poco con todo lo que han de hacer. “Intentamos no tener que repetir planos”, matiza Díaz y así se ahorran horas. A pesar de todo, están más que satisfechos con los tres cuartos de película que ya llevan grabados y el presupuesto con el que cuentan. A él y a todos los implicados y conocedores del proyecto. 

Iborra y su productor, Mikel Mas, ya han conseguido contar con grandes nombres de la escena española para dar voz a sus personajes. Una de ella es Emma Suárez, que pone voz a Ingrid, la madre de la protagonista, mientras Jordi Évole da voz a un periodista que aparece por allí. Sus diálogos ya están grabados, "así el animador sabe los planos que tiene, cuántos personajes hablan y cuáles se han de mover".

Ahora queda un largo camino hasta diciembre, cuando esperan haber acabado de rodar. Luego vendrá la posproducción y la primera presentación en los festivales de mayo o junio de 2025, aunque este 12 de junio tiene su primera prueba de fuego. Acuden al festival de cine de animación de Annecy, una de los más prestigiosos del mundo, a presentar el teaser en el que ha participado Allen.

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Dé qué trata

El británico no puede estar más pletórico. Trabaja y se implica como uno más del equipo y asegura estar orgulloso de estar aquí. “Me encanta poder ayudar al desarrollo de la stop-motion en España y Cataluña”, afirma. Aquí con Olivia e Irene y en el resto de países. La animación stop-motion es muy costosa y no se hace tanta, por eso formar “otra gente, otras generaciones de distintas partes del mundo” es un trabajo que ama hacer.

Claro que la historia de Olivia es muy dura. Ingrid es una actriz que, debido a que la industria le ha dado la espalda, se encuentra sin trabajo y con dos hijos a los que sacar adelante, Olivia y Tim. Pero en una ciudad donde gobierna la especulación va a estar difícil. La familia va a ser desahuciada y se tendrán que mudar a un barrio más modesto mientras tienen que enfrentar algunas limitaciones económicas. Pero Olivia va a idear un plan para que su madre no entre en una depresión profunda y su hermano vea como un juego todo lo sucedido. Olivia apostará por la ficción, por hacer ver que están rodando una película, para poder llevar la situación. Un reto difícil.

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A pesar de todo, la película tiene mucha luz”, asegura Iborra, porque la película va dirigida a un público infantil. Los adultos van a poder ver en pantalla un duro reflejo de la pobreza infantil que también se da en Barcelona, mientras los más pequeños pueden apreciar esas vicisitudes, pero también las aventuras de Olivia.

La voluntad de la cineasta catalana es contar “una historia muy dura” que refleje y muestre a las familias lo que pasa en sus ciudades, pero a través de la dulzura y la belleza de los muñecos y decorados diseñados. Una especie de “distancia de seguridad” para que el golpe no sea tan impactante como la realidad, aunque la película promete ser tan divertida como sobrecogedora. Habrá que esperar a finales de 2025 para ver el resultado final.

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