Grífols pierde su enésima opción de redimirse y ahonda en las sospechas sobre sus cuentas
El mercado tenía fijado en rojo la opinión de la CNMV sobre la información contable de la compañía. Y volvió a llevarse un jarro de agua fría, como sucedió antes con los resultados sin auditar y las conferencias para dar explicaciones que se volvieron contra la farmacéutica
23 marzo, 2024 00:00Noticias relacionadas
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Las últimas horas en torno a Grífols han sido una suerte de repetición de la jugada, de "moviola" o de día de la marmota. Desde que la farmacéutica sucumbiera en bolsa el pasado 9 de enero a causa del contundente informe de Gotham City Research, en el que acusó a la empresa de mala praxis contable y de dar información falseada al mercado, cada oportunidad que ha tenido la compañía para recuperar la confianza de los inversores ha terminado en un caso de efecto perverso.
Las conclusiones de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre la información requerida a Grífols a raíz del episodio de Gotham han forjado el último de los ejemplos. La visión del supervisor era el hito que todo el mercado esperaba para la reacción del valor. Un nuevo día marcado en rojo, un nuevo día D, hora H… y un nuevo serio correctivo en bolsa.
El precedente de los resultados
Una peripecia similar a la vivida a finales del pasado mes de febrero, con la presentación de los resultados anuales. Incluso desde la compañía se había trasladado al mercado el mensaje de que las cifras eran muy positivas y que su publicación iba a ser el catalizador que el valor estaba buscando.
Llegó el día y Grífols mostró al mercado unos resultados sin el informe de auditoría y con la ausencia de la firma de uno de los consejeros independientes (aunque las rubricó posteriormente).
En la conferencia con analistas posterior, el presidente del consejo, Thomas Glanzmann, admitió que las cifras no estaban auditadas, aunque aseguró que el informe llegaría en plazo (lo que sucedió, aunque el último día). Y el director financiero, Alfredo Arroyo, reconoció que sería un logro para Grífols cerrar 2024 con flujo de caja neto en equilibrio. Resultado final en bolsa: desplome del 35%.
Semanas antes, Grífols ofreció una conferencia con analistas para dar explicaciones sobre el informe de Gotham, en la que Glanzmann salió en defensa del socio Scranton, participado por varios miembros de la familia fundadora y personas de su confianza como Tomás Dagà, y señalado en el informe del fondo bajista por sus operaciones vinculadas con la farmacéutica.
Operativa especuladora
Un gesto que vino a avalar el hecho de que Gotham pusiera en duda la independencia del presidente respecto de la propiedad y que precipitó la separación de la gestión, con el fichaje de Nacho Abia como consejero delegado y el posterior anuncio de que la presidencia de Glanzmann dejará de ser ejecutiva en 2025.
"Decisiones y gestos como ese sí tienen efecto positivo en el mercado, como se ha comprobado", apuntan desde una firma de análisis, en la que consideran que la reacción al alza de Grífols en los primeros compases de la sesión del viernes se ha debido a operativa de origen especulativo.
"No ha tardado en diluirse todo el avance, básicamente lo que ha llevado a los fondos terminar de cerrar sus cortos y abrir unos nuevos. A partir de entonces, de nuevo papel a la venta y vuelta a los números rojos". Desde que Grífols inició su particular calvario acumula descensos superiores al 44%, que se van por encima del 48% desde el último cierre de 2023.
Eso sí, tal ha sido el recorrido de montaña rusa que la acción ha padecido que a cierre del pasado viernes el valor cotiza casi un 25% por encima de los precios más bajos que ha llegado a marcar en estas semanas, los mínimos para la empresa de los últimos 15 años, incluso anteriores a la histórica adquisición de la estadounidense Talecris.
El próximo hito
En principio, y a falta de que vuelva a rendir las cuentas pendientes que han quedado con el supervisor, el próximo hito debe ser el cierre definitivo de la venta del 20% de Shanghai RAAS a Haier, que se espera para antes del cierre del primer semestre.
La operación, confirmada por el comprador y que cuenta con los parabienes de las autoridades de competencia, reportará ingresos de unos 1.800 millones a Grífols, que serán empleados íntegramente en amortizar deuda y, así, despejar el complicado escenario de vencimientos que se dibuja en 2025. Queda por ver si se trata de un nuevo día de la marmota.