Tomás Dagà, consejero de Grifols desde 2000 y socio fundador de Osborne Clarke en España / CG

Tomás Dagà, consejero de Grifols desde 2000 y socio fundador de Osborne Clarke en España / CG

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Tomás Dagà, la mano derecha de los Grífols al que señalan como origen de la polémica con la gestión

Consejero de la compañía desde hace más de dos décadas y accionista de Scranton, su papel como fundador y socio del despacho de cabecera del grupo le sitúa en primera línea de la crisis de la cotizada

19 enero, 2024 18:35

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El foco de la polémica en torno a la gobernanza y las prácticas contables de Grifols, a raíz del demoledor informe de Gotham City que ha provocado el desplome bursátil de la farmacéutica, comienza a señalar a un actor clave en esta historia cuyo perfil es precisamente el opuesto, es decir, actuar en la sombra. Se trata de Tomás Dagà, persona de absoluta confianza de la familia fundadora que da nombre a la compañía, sobre el que planean alargadas sombras de conflicto de interés.

La retirada del actual presidente de honor, Víctor Grífols Roura, como miembro del consejo de administración ha convertido a Dagà en el decano del órgano de gobierno de la compañía, en el que figura desde abril de 2000. 

Clave en la expansión

Hombre de leyes y licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, ejerce como vicesecretario, sin perder su condición de consejero, desde hace casi ocho años. Dagà también es una persona clave en Scranton Enterprises, la mercantil radicada en Países Bajos, que cuenta con la participación de varios miembros de la familia Grífols y posee algo más de un 8% del capital de la farmacéutica.

El hombre clave de los Grífols responde al perfil de actor permanente alejado de los focos, pero por el que pasa todo lo que ha tenido que ver con la compañía en lo que va de siglo, cuando se ha convertido en un referente mundial de los hemoderivados. Ha ejecutado su salto a los mercados de capitales y, además, lo ha hecho a lo grande, en la meca bursátil de Wall Street.

La conexión con Osborne Clarke

Al margen de las operaciones vinculadas de Grifols y Scranton, en las que el informe de Gotham hace especialmente hincapié para señalar presuntas irregularidades contables, la polémica en torno a Dagà se sitúa en su condición como socio fundador del despacho estadounidense Osborne Clarke en España, que ha actuado como asesor de referencia de Grifols en diversas transacciones mercantiles. 

A mediados de los años 80, Dagà abrió el camino de la firma en España desde la oficina de Barcelona. Y, desde entonces, ha ejercido como socio director durante más de 30 años.

Raimon Grifols Roura, vicepresidente y director general corporativo de Grifols / EP

Raimon Grifols Roura, vicepresidente y director general corporativo de Grifols / EP

Poco después de su designación como vicesecretario del consejo de Grifols, Dagà dejó este papel en 2017, pero ha prolongado su vinculación al despacho como socio, con las manos más libres para centrarse en sus clientes. 

Otro de los puntos de conexión del bufete con la familia Grífols tiene como referente la figura de Raimon Grífols Roura, actual vicepresidente y director general corporativo de la farmacéutica y exconsejero delegado mancomunado. El directivo también fue socio de Osborne Clarke durante largo tiempo mientras era secretario del consejo de administración de Grifols, en este caso sin la condición de consejero.

Polémica longevidad

Cuando se incorporó al órgano de gobierno de la compañía y dejó el despacho, en 2015, pasó a ser vicesecretario, aunque sólo durante un año dado que después fue nombrado consejero ejecutivo. Su relevo como vicesecretario del consejo lo tomó Dagà.

La continuidad de éste en el principal órgano ejecutivo de la empresa cotizada no ha estado exento de polémica debido a su prolongación en el tiempo. De hecho, ya tuvo que ser reelegido bajo la categoría de "otro externo" por haber superado ampliamente el periodo de 12 años que establecen como límite las recomendaciones de buen gobierno para los vocales independientes.

Los inversores reaccionan 

Su desginación ya fue contestada por algunos accionistas institucionales, que emitieron votos en contra de la medida.

Ahora, tras el terremoto provocado por el informe de Gotham, Dagà y Osborne Clarke se sitúan muy a su pesar en el centro del escenario. Según informa el diario Expansión, el proxy advisor Glass Lewis ha pedido a Grifols que corte relaciones con el despacho, como una medida dentro de ese margen de mejora en la gobernanza que admitió el presidente y consejero delegado, Thomas Glanzmann, en la reciente conferencia con analistas.

Opiniones influyentes

Este tipo de entidades asesoran a inversores institucionales a la hora de relacionarse con sus participadas y de orientar el sentido de sus votos en las juntas de accionistas.

Sus posiciones suelen ser tenidas muy en cuenta a la hora de tomar las decisiones en las asambleas, bajo el riesgo de echarse al mercado encima y provocar una salida masiva de capital.