La fábrica de chips que proyectan las cámaras catalanas costaría 22.000 millones de euros
La propuesta prevé una inversión del Estado de 2.200 millones, mientras que la Generalitat abonaría 500 millones y el resto debería costearlo un socio privado
7 abril, 2022 00:00La carrera para hacerse con una fábrica de chips ya ha empezado. Tras la pérdida de la planta de baterías eléctricas de Volkswagen, que finalmente se ubicará en Sagunto (Valencia), las cámaras catalanas han asumido este reto como alternativa para reindustrializar la economía autonómica. El PERTE del Gobierno para impulsar la industria de microprocesadores, dotado con 11.000 millones de euros de fondos europeos Next Generation, no ha hecho más que estimular las aspiraciones de las entidades de dinamización empresarial local.
Pero la cifra que la Cámara de Comercio de Barcelona ha puesto sobre la mesa duplica los recursos movilizados por el Ejecutivo. Según el manifiesto FabCat, suscrito entre otros por las cámaras de Girona y Barcelona, cinco universidades catalanas, el centro Eurecat y el Tecnoateneu de Vilablareix (Girona) --el grueso de los trabajos preparatorios parten de este club tecnológico--, el coste de la instalación especializada en microelectrónica ascendería a 22.000 millones de euros.
Viabilidad financiera
Según el informe consultado por Crónica Global, la fábrica tendría un coste mínimo de 15.000 millones de euros, aunque la inversión objetivo escalaría hasta los 22.000 millones en un periodo de ejecución de cuatro años. De estos, el Estado asumiría el 10% (2.200 millones), mientras que la Generalitat aportaría 500 millones correspondientes a la adecuación de comunicaciones e infraestructuras.
Por otro lado, la institución de autogobierno sería clave para la disposición de los terrenos industriales que acogerían la factoría de circuitos integrados, con un tamaño estimado de 36 hectáreas. En concreto, la fabricación estaría orientada a una tecnología de 22 nanómetros.
Búsqueda de un gran socio
Sin embargo, el análisis deja en el aire quién asumiría el grueso de la financiación, que en principio debería correr a cargo de un socio privado. Lo que sí constatan los promotores es que, una vez trazadas las líneas generales del proyecto, el siguiente paso es sondear el interés de 29 compañías especializadas, tanto europeas como extracomunitarias, listadas en el documento.
En esta relación de compañías se encuentran GlobalFoundries, Intel, STMicroelectronics, NXP, Texas Instruments, ABB, Osram, IXYS, OKI Electric Industry y Canon.
2.000 empleos directos
Por otro lado, el documento plantea dos posibles ubicaciones para esta factoría: Sant Esteve Sesrovires (Barcelona) y el polígono industrial de Vilamalla (Girona). Ambos emplazamientos cuentan con disponibilidad de suelo industrial, suministros energéticos, conexiones logísticas y capacidad residencial. Sus impulsores prometen que la inversión generaría 2.000 puestos de empleo directos y 40.000 indirectos.
La propuesta ya ha sido presentada a los departamentos económicos del Govern, así como a algunos diputados posconvergentes, como el expresidente de la entidad cameral Joan Canadell. Pero los promotores también han contactado con el Gobierno para presentarle su plan. Concretamente, el pasado 10 de enero se remitió toda la información a la Secretaría General de Industria y Pyme dependiente del Ministerio de Industria y dirigida por Raül Blanco.
Reindustrializar Cataluña
El proyecto de las cámaras pretende recuperar el terreno perdido en una industria que en el pasado tuvo gran peso en Europa. En la década de los 90, el Viejo Continente producía el 44% de los semiconductores empleados por una tecnología que todavía no había alcanzado el grado de sofisticación actual. 30 años más tarde, este porcentaje no llega ni siquiera al 10%, mientras que el 80% de componentes se ensambla en Asia.
Aunque algo empieza a cambiar. La apuesta de la Comisión Europea para recauchutar este sector, a través de la conocida como ley de chips, ha sido clave para que Intel decida instalar una superfactoría en la ciudad alemana de Magdeburgo, ubicada a unos 150 kilómetros de Berlín. El gigante estadounidense invertirá 17.000 millones de dólares en la fábrica. En esta partida, Cataluña también aspira a llevarse parte de los circuitos.