Pere Navarro: “En Barcelona falta orgullo de ciudad”
El delegado especial del Gobierno en la Zona Franca rechaza la receta del decrecimiento para ser sostenibles “porque los que sufren son los que tienen menos recursos”
14 febrero, 2022 00:00El Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), que dirige Pere Navarro desde el verano de 2018, destina los recursos que obtiene del alquiler del polígono industrial a la promoción económica de la ciudad y de su área de influencia. La institución también ha ejercido un papel destacado en la construcción de la capital catalana y la dinamización de sus barrios al tener en propiedad suelo en varios puntos del municipio.
Pregunta: ¿Completarán la urbanización del antiguo cuartel de Sant Andreu?
Respuesta: El desarrollo urbano debe continuar. Los cuarteles están ubicados en un lugar emblemático de Barcelona, es la punta del proyecto de desarrollo de La Sagrera. Es casi el último lugar, junto al 22@, de crecimiento de la ciudad. El penúltimo barrio, ya que el último es el que está junto a la Zona Franca.
P: ¿La Marina del Prat Vermell?
R: Exacto. Y equivalen a 40 manzanas del Eixample, es un barrio inmenso. Existe una gran oportunidad de finalizar la ciudad de Barcelona y, aunque no me voy a inmiscuir en la planificación urbana como es obvio, pueden surgir muchas oportunidades. Tanto en vivienda como en actividad económica.
P: ¿Cuáles?
R: El Consorcio hemos ubicado una incubadora 3D dentro de un edificio de oficinas. Es decir, disponemos de una fábrica dentro de un edificio de oficinas porque no hace ruido, no contamina ni genera residuos.
En ese barrio seguramente se podría lanzar alguna experiencia similar y lo traslado a quien tenga la responsabilidad. Relacionar la parte residencial con la comercial y la industrial. Una actividad económica que no puede ser una nave como las del polígono de la Zona Franca, industria pesada, pero sí que guarde relación con la nueva economía.
P: ¿Cree que se será receptivo con el proyecto?
R: Todo el mundo lo puede ser. A mí, personalmente, me gustaría. Cabe tener en cuenta que el polígono está a diez minutos de Las Ramblas. Estamos muy cerca de la ciudad físicamente, pero no en la apreciación mental. La ciudadanía de Barcelona no ve la Zona Franca como parte de la ciudad.
R: ¿Qué se necesita para superar esta barrera?
R: Tener en cuenta que, sin tener en cuenta el puerto y Mercabarna, cada día entran y salen de allí más de 20.000 personas. Es una parte muy importante de la ciudad donde la gente viene a ganarse la vida. Se deben construir más puentes por encima de las vías y la Ronda Litoral, y tener en cuenta que esto es una de las entradas a Barcelona.
Las ciudades son la suma de sueños y de una ambición sana de querer mejorar. Si tienen calidad y se generan oportunidades, al final el estado de ánimo de los ciudadanos mejora. Yo siempre digo que Barcelona y su área metropolitana tienen todos los ingredientes de una capital del mundo. Hay que proyectarse y ser ambiciosos y de verdad creernos que somos una capital del mundo.
P: ¿Cómo ve los ánimos de Barcelona?
R: Estamos un poquito bajitos de ánimo.
P: ¿Cómo lo solucionamos?
R: Creo que deberíamos tener mucho más orgullo de ciudad. Barcelona es buena, más allá del clima, en gastronomía; es el lugar donde muchas startups y empresas tecnológicas quieren instalarse; tenemos centros educativos de primer nivel; una trama urbana que es muy consistente y que funciona muy bien y unos espacios naturales increíbles. De la región metropolitana, la que incluye 177 municipios, el 70% de este ámbito son espacios protegidos o agrícolas. Hay mucha industria, mucha actividad económica, mucha densidad de población, pero entre todos hemos sido capaces de proteger el 70% de nuestro territorio.
P: Y aun así, no tenemos orgullo de ciudad.
R: Debemos creernos todo lo que queremos ser. En el caso del Consorci, disponemos de una incubadora que no se encuentra en ningún otro sitio de Europa; y en cuando al DFactory, en Nueva York existe un edificio que se parece al proyecto, pero es privado, y hay algo menor en París y Alemania. Pero, de forma análoga, no existe en ningún otro lugar del mundo. Hay que ser valientes.
P: ¿Somos demasiado conservadores?
R: En plena pandemia, cuando estábamos confinados, nos inventamos la Barcelona New Economic Week. Sabíamos que no podríamos hacer ferias, congresos y que el contacto físico sería limitado, por lo que lanzamos un evento mixto (digital y presencial) que se hizo en varios edificios de la ciudad en la primera semana de octubre de 2020. En 2021 lo repetimos con más ámbitos de debate, de los cinco temas iniciales --real state, industria digital, zonas económicas, industria y logística y comercio electrónico--, añadimos otros cinco más --sostenibilidad, ciencia, talento, movilidad y ciudad--. Este 2022 lo vamos a repetir en la primera semana de octubre. Hay que actuar con una ambición sana y, dentro de los objetivos de desarrollo sostenibles de la ONU, hay que potenciar el número 17, las alianzas. Juntos, somos más fuertes.
P: En Barcelona también triunfa el discurso de decrecimiento. ¿Lo comparten?
R: Es verdad que se ha crecido mucho y de forma irresponsable, ya que no hemos respetado el planeta, y no respetar el planeta no solo no es no respetar a los seres humanos, sino al conjunto de organismo que convivimos allí. Ahora hay que plantear un crecimiento más sostenible, y así nos lo indican los ODS. Pero debemos crecer de forma responsable, porque el decrecimiento siempre conlleva que lo sufran los que menos recursos tienen, y yo no quiero eso.
A quienes disponen de más recursos y viven en una situación económica muy favorable, el decrecimiento les afectará poco. Pero en los empleos de base, los más precarios y más difíciles de mantener, el impacto será muy negativo. Yo no quiero eso. Quiero una sociedad que crezca de forma responsable y que sea capaz de que el crecimiento sea compartido con toda la población.