Quingles: “Los empresarios pensamos en el pos-Covid; si el Gobierno nos ayuda, bien”
El presidente de la comisión de Internacional de Foment del Treball muestra su optimismo en superar la pandemia y hacer frente a grandes retos, como atraer talento
18 enero, 2021 00:00El responsable de la comisión de Internacional de Foment del Treball, vicepresidente de Epson Europa y director general de la compañía en Francia, España y Portugal, Ernest Quingles, asegura a Crónica Global que el empresariado catalán ya trabaja en el escenario pos-Covid ante una previsión que reconoce que es optimista: la recuperación de la normalidad el próximo verano como pronto.
--Pregunta: ¿Es la internacionalización la receta para la crisis del coronavirus?
--Respuesta: Lo fue para salir de la crisis de 2008, pero creo que ya no sirve. Internacionalizar será una de las palancas importantes para superarla, pero no con los mismos parámetros. Creo que 2019 ha sido el séptimo año consecutivo en que la cifra de ventas al exterior ha crecido por encima de la media europea y se ha consolidado el número de empresas exportadoras, que ya alcanzan las 18.000, pero el modelo debe cambiar. Además de implantarse fuera, deben invertir y ganar músculo. Debemos conseguir que el volumen de exportaciones no solo sea un margen de productos o servicios facturados, sino que seamos capaces de convertir a estas compañías en headquarters internacionales.
--¿Cómo se consigue?
--En Cataluña tenemos a empresas que exportan de media a tres destinos. Debemos ayudarlas para que se conviertan en compañías globales y, para eso, se necesita atraer a talento, tanto el internacional como el que hemos expatriado. Y esto pasa por volver a la esencia de la Barcelona de los años 90. Es la capital catalana y va a jugar un rol fundamental. Debemos recuperar la capacidad de proyección internacional que hemos perdido los últimos años.
Ernest Quingles, vicepresidente de Epson Europa y director general de la compañía en Francia, España y Portugal, en el plató virtual de 'Crónica Global' / CG
--La demanda de ganar músculo empresarial es un debate recurrente que no se consigue separar. ¿El escenario ha cambiado tanto como para que ahora suceda?
--Es verdad que nos cuesta adoptar de verdad conceptos como la economía o innovación colaborativa, pero hay que seguir insistiendo y hacer mucha pedagogía. El tamaño, en el mundo empresarial, es importante. Te da músculo, incluso financiero, y facilita que la compañía sea sólida. No debemos olvidar que nuestras pymes no están suficientemente capitalizadas, por lo que es importante colaborar y dejar de trabajar de una forma tan individualista como hasta ahora.
--¿No ha sido suficiente la pedagogía que se ha hecho? No es un discurso precisamente nuevo
--Los hechos demuestran que no. Hemos avanzado muchísimo, lo suficiente como para tener a 18.000 empresas capacidad de interlocución exterior. Pero los cambios, muchas veces, requieren de más de una generación. En la resiliencia y la persistencia está parte del secreto.
--¿Qué ha fallado en Barcelona en los últimos años?
--Creo que hemos fallado todos, porque Barcelona somos la suma de todos. Lo importante es tener claro qué proyectos queremos impulsar y la capacidad de retomar la innovación. No hemos fallado, por ejemplo, en apoyar el ecosistema de startups y somos la cuarta región de Europa. No habría sido posible sin las grandes corporaciones que han facilitado mucho su desarrollo, además de contar con los propios emprendedores, gente joven que no tiene miedo y han lanzado proyectos que han consolidado. Me parece fenomenal una iniciativa como la de Glovo, que es algo que nuestras administraciones deberían mimar, proteger y potencial. Estamos ante una multinacional con un headquarter de más de 2.000 personas en Barcelona que hace seis años no existía. Me parece un fenómeno brutal.
--Tiene pendiente solucionar el capítulo laboral.
--No lo conozco en profundidad, pero creo que está ya muy consolidado y trabajado. Además, por lo poco que sé, ofrece colaborar un poco a voluntad del propio trabajador que decide cuándo trabaja, cuándo presta sus servicios, etc. No podemos poner palos a las ruedas de los avances del mundo de la colaboración o de la innovación a la hora de trabajar o buscar fórmulas para mejorar el servicio.
--¿Qué problemas identifica?
--Las administraciones deben hacer un esfuerzo para ofrecer facilidades a la hora de implantar, desarrollar y hacer crecer a las empresas. El elemento central de la redistribución de la riqueza son las empresas ya que generan trabajo, pagan impuestos y contribuyen en el Estado del Bienestar al abonar altísimas cantidades de dinero a la Seguridad Social. Hay que ayudarlas más, hay que fomentarlas.
--¿Eso implica movilizar ayudas a fondo perdido en el momento actual?
--No nos engañemos, los autónomos, el comercio y la restauración lo que ahora necesitan son inyecciones de dinero y facilidades. Será a fondo perdido o no, seguramente se pueden establecer algunos parámetros por si hay una recuperación muy rápida una parte se pueda devolver. Pero necesitan eficacia por parte de la administración y que se les dé acceso inmediato a la liquidez necesaria para mantenerse y transitar el Covid. Este es el rol público, además de la gestión de las ayudas del ICO y de los fondos europeos. Lo que está claro es que la fórmula para salir de esta no será imponer más impuestos, ya que está demostrada la ecuación de que es pan para hoy y hambre para mañana.
--¿Las administraciones reciben el mensaje?
--Todavía no hay suficiente receptividad. Desde Foment del Treball no hemos dejado de trabajar ni un solo día para ser propositivos. El presidente, Josep Sánchez Llibre, mantiene una interlocución diaria con diversas administraciones y trata de proponer medidas para reforzar, apuntalar y, sobre todo, empezar a visualizar el pos-Covid.
--¿Cómo es este escenario?
--Con suerte, en unos seis u ocho meses a la crisis sanitaria ya le veremos el fin, en verano o a principios de otoño. Nuestra obligación como empresarios es empezar a pensar en el día después, por eso necesitamos talento.
--¿Con qué chocan en la administración? ¿Con ideologías o incapacidad?
--Yo creo que un poco de ambas cosas. Una de las grandes carencias de los nuestros gobernantes es que son demasiado dependientes del sueldo público y son más profesionales de su silla que de tener una gran visión o proyecto para sus ciudades o países. Nos haría falta gente con un espíritu y visión, primero, de servicio público en general, entendido como public affairs. No es solo el gobernante o el legislador, también somos las empresas representadas por la patronal y los sindicatos. Veo mucha más cohesión en el trabajo que hacemos de forma conjunta los agentes sociales que con los gobernantes. A mí lo que me preocupa y ocupa es Barcelona, porque parte de la recuperación pasa por la ciudad.
--¿Cuál es el principal problema de Barcelona?
--La falta de iniciativas. Y las que se toman son absolutamente erróneas para proteger y fomentar el pequeño comercio, la restauración o la hostelería. Además, se han cometido algunos errores importantes como, por ejemplo, con todos esos bloques de hormigón que se han colocado en la ciudad que ya han causado más de un susto y alguna desgracia. También tenemos un momento ideal para replantear qué modelo de turismo queremos, porque representa el 15% de la actividad. No vamos muchas veces en la dirección adecuada para fomentar y proteger el tejido empresarial en la ciudad, y es lo que creo que debemos reclamar. Desde Foment lo hacemos, pero de forma propositiva.
--¿Clamáis en el desierto?
--Entiendo que existen necesidades muy urgentes que resolver como atender la pobreza y la crisis sanitaria. Pero también nos debemos responsabilizar de la otra parte del trabajo, pensar en el pos-Covid.
Ernest Quingles, vicepresidente de Epson Europa y director general de la compañía en Francia, España y Portugal, en el plató virtual de 'Crónica Global' / CG
--Foment del Treball fue la primera organización en pedir de forma abierta un incremento de los salarios y ahora parce que saldremos de la crisis del Covid más precarios. ¿Es el momento de recuperarlo?
--En nuestras manos está que no suceda. Debemos luchar para que exista un pos-Covid en el que trabajadores, empresas y empresarios (y aquí incluyo a los autónomos) con un modelo social y económico que nos haga mejores. Y esto pasa, indiscutiblemente, por salarios dignos y por incrementar el poder adquisitivo de las personas.
--¿Las grandes corporaciones están en disposición de subir salarios?
--Forman parte de la sociedad y saben que el talento se paga. Las grandes corporaciones, como Epson, buscan contratar talento y están dispuestas a pagarlo, ya que nos conseguirá objetivos más sólidos y nos reforzará el tejido empresarial. No se trata de decir que vamos a pagar más, vamos a atraer a más talento.
--¿Cómo se atrae al talento?
--Con tres pequeñas recetas sencillas. Se debe ayudar a Barcelona a ser atractiva para atraer al talento internacional y hasta ahora no se ha hecho de forma suficiente. Debemos conseguir que sea un territorio atractivo para que una persona con toda su familia se pueda instalar aquí, y esto pasa por temas como la sanidad, la educación, la vivienda o la transición impositiva que deberá hacer desde su país de origen o residencia habitual hasta Barcelona, hasta España. Dos, tenemos talento prestado fuera. Mucho y está bien, ya que aprenderá y nos aportará cuándo regrese. Pero para atraerlo se requieren grandes proyectos del mundo de la investigación, del desarrollo internacional, universitario, etc. Esto requiere colaboración, compartir para avanzar. Esta crisis nos muestra el camino. La tercera parte es más a medio plazo y pasa por reforzar el modelo educativo para crear talento más multidisciplinar. Y, seguramente, deberemos revisar algunas cosas, como el refuerzo de las matemáticas o las ciencias. Los países donde ocurre, como Alemania o Japón, nos llevan años de distancia en innovación de producto.
--¿A por otra ley de educación?
--No es tanto el tacticismo de una ley de educación como de reforzar la educación troncal en ciertas áreas.