Lugar donde vive Al-Kabir, uno de los okupas del Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Lugar donde vive Al-Kabir, uno de los okupas del Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Vida

La degradación del Besòs da alas a la okupación

Los vecinos están desesperados ante el aumento de los allanamientos que dificultan la convivencia en este barrio que hace frontera con La Mina

16 octubre, 2022 00:00

“No me vendría a este edificio a vivir ni aunque me regalasen el piso”. Así define una residente la situación que atraviesa el barrio del Besòs (Barcelona), cuya degradación está dando alas a los okupas para allanar las viviendas vacías. Especialmente, las gestionadas por entidades bancarias

Besos Okupas / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Besos Okupas / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Se refiere a una de las calles afectadas por este fenómeno, la de Lluís Borrassà, en pleno Besòs profundo y al borde de La Mina. En el número 10, varios pisos están allanados, lo que trae a los vecinos de cabeza. Soportan peleas, música hasta altas horas de la noche y también “trapicheos”. 

La convivencia con los okupas

“Entra y sale mucha gente del portal. A veces, cuando me he ido a trabajar, he visto a un hombre tirado en el suelo y me he asustado”, asegura la misma mujer, que reconoce pasar “miedo” cuando se marcha a trabajar a las 4.30 de la madrugada. En una conversación con Crónica Global, explica que le da pena ver en qué se ha convertido el barrio, muy distinto a cuando compró la vivienda que era de su abuela.

Una superficie okupada en el Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Una superficie okupada en el Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

“Hace años me gustaba vivir aquí. De hecho, compré el piso aun sabiendo que era un quinto sin ascensor y que era muy pequeño porque era un sitio tranquilo”. Su intención es irse, pero no se lo puede permitir. Sí que lo ha hecho, en cambio, su hija mayor, que se ha trasladado a La Mina que considera, incluso, “más segura”. Una opinión en la que coinciden varias voces.

Una superficie okupada en el Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Una superficie okupada en el Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Una escuela cerca de los okupas

La inseguridad que se percibe en las calles también traspasa las paredes del colegio Sagrado Corazón, situado en esa misma calle. Los profesores consultados por este medio aseguran que los niños no les dan tantos problemas como sus padres: “No entienden que se les diga que sus hijos no pueden hacer según qué cosas”.

Lugar donde vive Al-Kabir / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Lugar donde vive Al-Kabir / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

“Son estudiantes conflictivos, que se gritan y se pelean entre ellos”, expresan los maestros, que declaran tener que trabajar el doble para disciplinar a algunos de ellos. También describen las preocupaciones de las familias, cuya situación socioeconómica a menudo deja los estudios en segundo plano.

Edificio okupado en el Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Edificio okupado en el Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

La otra cara de la moneda

En la otra cara de la moneda se visualiza el sufrimiento de algunos que no tienen recursos para poder pagar un alquiler. Es el caso de Al-Kabir, un hombre de 58 años que malvive en una nave a pocas calles de ese mismo edificio. Se trata de una zona algo apartada del núcleo residencial, donde se ubican muchos locales propensos a las okupaciones.

Un local okupado en la zona del Maresme, como es el caso de Mataró donde se triplican desde la pandemia / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Un local okupado en la zona del Maresme, como es el caso de Mataró donde se triplican desde la pandemia / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Al-Kabir ha sufrido un ictus que le obliga a ir con una muleta y que le perjudica el habla. Lleva viviendo en ese lugar desde hace unos diez años, lo que no ha sido fácil para él. Sobre todo en estos momentos, con una discapacidad que le impide ganarse la vida y a pocas semanas de que el frío y la lluvia invadan el espacio. “Con el dinero de la pensión solo me da para comer”, espeta.

Las mafias okupas

Pero no todos los allanadores responden a este perfil. Las fuentes consultadas recuerdan que existen okupas “conflictivos” que hacen la vida imposible a unos vecinos que lo único que quieren es “vivir tranquilos”. En estos casos, suele haber detrás una mafia que busca un piso vacío para aprovecharse de una familia necesitada a la que venderá la llave por una cantidad aproximada de 3.000 euros.

El edificio del antiguo cine Pere IV en el Besòs, Barcelona / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

El edificio del antiguo cine Pere IV en el Besòs, Barcelona / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Estas personas también son víctimas de los okupas, que se aprovechan de su situación para sacarle un beneficio económico. Desde la Asociación de Vecinos (AAVV) del Besòs, Francisco Abad afirma que, en el barrio, hay muchos casos de ese tipo. Incluso toman “locales municipales, entidades bancarias y bares” en los que hacen compartimentos para realquilar a posteriori.

Francisco Abad, presidente de la Asociación de Vecinos del Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Francisco Abad, presidente de la Asociación de Vecinos del Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Okupar para plantar marihuana

Hay quienes también allanan una vivienda para llevar a cabo otras actividades delictivas y utilizarlas como base para las plantaciones de marihuana. Según Abad, estos son los casos más complicados. No solo por los ruidos y la suciedad que eso acarrea, sino por las consecuencias para la salud del resto de residentes. 

Una puerta forzada por los okupas / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Una puerta forzada por los okupas / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

“Ha habido casos de mareos de niños y de personas mayores y muchos trastornos producidos por el fuerte olor que genera la plantación”. Ahí es cuando la AAVV ejerce más presión hacia los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana, a quienes pone en preaviso.

Un mural en el edificio del antiguo cine Pere IV del Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Un mural en el edificio del antiguo cine Pere IV del Besòs / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

“La mayoría de veces actúan, pero hay tal conflictividad que no llegan a todas partes y deben priorizar”, señala el portavoz. Abad ve inseguridad en el barrio, pero no más que hace unos años, como lamentan algunos vecinos hartos de convivir con “problemas y suciedad” generada por la vida que estos okupas hacen en sus calles. El vecindario continúa reclamando una mayor atención institucional y que lleguen las inversiones públicas para dignificar el día a día del Besòs.