Detalle de la Casa Batlló

Detalle de la Casa Batlló UNSPLASH

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Así es la leyenda de Sant Jordi escondida en la fachada de Casa Batlló: sólo la conocen los turistas

Desde la fachada hasta los diseños del interior, este edificio de Gaudí conserva las esencias de la historia de la Diada: te contamos todos los detalles 

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En Cataluña, hay días que no necesitan ser festivos para detener el tiempo. El 23 de abril es uno de ellos. Sant Jordi, patrón de Cataluña, llena las calles de rosas, libros y un amor que trasciende el romanticismo para abrazar la cultura y la tradición.

La ciudad se transforma: libreros y floristas toman las aceras, autores se mezclan con sus lectores y hasta los edificios parecen vestirse para la ocasión. Entre todos ellos, destaca uno que no solo celebra esta festividad… la encarna: la Casa Batlló.

Una joya modernista que esconde una leyenda medieval

Diseñada por Antoni Gaudí, la Casa Batlló es mucho más que una obra maestra del modernismo. Es un relato pétreo, un homenaje simbólico a la leyenda de Sant Jordi y el dragón. Pero pocos, muy pocos, se detienen a leer su fachada como lo harían con las páginas de un libro. Y sin embargo, ahí está la historia, escondida a plena vista.

Fachada Casa Batlló

Fachada Casa Batlló

El dragón de Passeig de Gràcia

Mira hacia arriba. El techo ondulante de la Casa Batlló no es solo una fantasía arquitectónica: representa el lomo escamoso de un dragón. Con sus formas curvas y su acabado iridiscente, recuerda la piel de la bestia a la que Sant Jordi, según la leyenda, dio muerte para salvar a la princesa. El remate del tejado, en forma de cresta, parece inmortalizar el momento justo antes del golpe final.

El tejado de la Casa Batlló de Barcelona representa el dragón atravesado por la espada de Sant Jordi / EUROPA PRESS

El tejado de la Casa Batlló de Barcelona representa el dragón atravesado por la espada de Sant Jordi / EUROPA PRESS

Calaveras, huesos… ¿y víctimas?

Los balcones, con su forma inconfundible de cráneos, y las columnas que delimitan las ventanas, evocando huesos largos, refuerzan esta lectura alegórica. ¿Son restos de las víctimas del dragón? ¿O quizá del propio monstruo tras ser vencido? La ambigüedad es deliberada: Gaudí invita a interpretar, a imaginar, a redescubrir.

Un dragón que se cuela hasta el interior

La leyenda no termina en la fachada. Al cruzar la entrada principal, el visitante se adentra en las entrañas del dragón. La escalera principal, con formas sinuosas de madera esculpida, simula la cola del animal, que se eleva en espiral como una columna vertebral viviente.

Más arriba, en el desván, los arcos catenarios blancos recrean las costillas del monstruo. Un espacio orgánico, casi respirante, que recuerda que esta casa está viva, latiendo con simbolismo.

La princesa y la flor

En lo alto, el balcón más discreto pero significativo —estrecho, diferente, delicado— representa a la princesa de la leyenda. A diferencia del resto, no está formado por huesos ni cráneos, sino que su forma evoca los pétalos de una flor. ¿Una rosa? Todo apunta a que sí. La misma que, según el mito, brotó de la sangre del dragón vencido.

Balcones de la Casa Batlló

Balcones de la Casa Batlló Valentina Molia

La cruz... ¿o la espada del héroe?

Finalmente, la cruz blanca que corona la azotea podría ser más que un símbolo cristiano: hay quienes ven en ella la empuñadura de la espada de Sant Jordi, clavada con precisión quirúrgica en el corazón del monstruo. Un final épico para una historia escrita con piedra, hierro y vidrio.

Un lugar para perderse y encontrarse con la tradición catalana

Casa Batlló no es solo uno de los lugares más visitados de Barcelona. Es un relato vivo, una escultura habitable que conecta el arte modernista con el alma de Cataluña. Durante Sant Jordi, este edificio cobra aún más vida: se adorna con miles de rosas, se ilumina con música, arte y literatura, y se convierte en un emblema del espíritu catalán.

Porque, ¿hay algo más nuestro que celebrar el amor, la cultura y una leyenda medieval, envueltos en la belleza única de la arquitectura de Gaudí?