La crisis del Covid aflora la desprotección laboral de los músicos
El debate sobre la catalogación de los artistas como autónomos o trabajadores culturales atraviesa un colectivo aguijoneado por la pandemia
10 marzo, 2021 00:00El coronavirus ha silenciado a los músicos. Las restricciones aprobadas para sofocar la crisis sanitaria obligaron a suspender los conciertos programados durante el año pasado. Ni festivales de verano, ni saraos por fiesta mayor, ni actuaciones en salas de baile. Tras el apagón de 2020, los profesionales afrontan este curso algo más confiados, aunque temerosos de que una cuarta ola volatilice la paulatina recuperación del sector cultural.
En cualquier caso, la cancelación masiva de eventos musicales ha aflorado la desprotección que sufren los artistas. El futuro Govern tiene el encargo de revisar el modelo laboral de los músicos en la mesa interdepartamental entre las Consejerías de Trabajo y Cultura, creada en diciembre y de la que también forman parte otros colectivos.
La normativa de 1985
Los enfoques de los actores implicados divergen sobre la utilidad de este foro y, lo que es más importante, sobre las políticas públicas adecuadas para favorecer al sector. Albert Costa, portavoz del Sindicat de Músics Activistes de Catalunya, considera que "la mayoría de empresas y ayuntamientos se niegan a cumplir la ley en la contratación de los músicos". Costa se refiere al Real Decreto 1435/1985 por el que se regula la relación laboral de los artistas de espectáculos públicos, que, aunque no es su fórmula ideal --preferirían un "sistema de intermitencia como en Francia o Bélgica"--, sostiene que no se aplica en la comunidad.
Según esta normativa, la relación entre un artista y un organizador de espectáculos (sea privado o público) debe vehicularse mediante una alta en la Seguridad Social. Es decir, con un contrato y sin emitir facturas. Ello pese a que, como reconoce el propio Costa, la mayoría de músicos son freelance que trabajan de forma discontinua y que tampoco forman parte de cooperativas. A lo sumo, registran sus ingresos a través de empresas mediante el pago de una cuota.
¿Trabajadores o autónomos?
La posición de esta organización --constituida en 2016 y que afirma haber doblado sus afiliados durante el año pasado-- es clara: "Nosotros no queremos ser una patronal de autónomos o de pequeñas empresas. Mientras haya la legislación actual, queremos que los ayuntamientos cumplan con ella y nos consideren trabajadores culturales". El sindicato espera que sus demandas sean recogidas por la mesa creada por el Govern e impulsada por la CUP que debe reunirse próximamente.
Sin criticar el posicionamiento de sus colegas, otras organizaciones tienen acercamientos distintos a la cuestión. Por de pronto, la Unión de Músicos Profesionales --paraguas de 14 asociaciones profesionales de toda España que representan a 6.000 intérpretes-- no cree que este foro de la Administración catalana, que califican como una "buena idea", aporte novedades importantes al plan estructural que la Generalitat lleva desplegando desde hace tiempo. Más bien lo definen como un instrumento para proponer medidas de ayuda para capear los coletazos de la pandemia en un sector castigado especialmente por el Covid.
Estatuto del Artista
Guillem Arnedo, portavoz de la UMP y presidente de la Associació de Músics de Jazz i Música Moderna de Catalunya (AMJM), afirma que tanto el modelo de trabajador autónomo como el de trabajador por cuenta ajena pueden y deben coexistir. De hecho, considera que es lo natural: "La elección entre una y otra modalidad depende del tipo de prestación de la actividad musical".
El desarrollo del Estatuto del Artista, impulsado por esta entidad, es la vía óptima para lograr un encaje jurídico que atiende a las necesidades de los músicos. Y se pregunta por qué un consistorio debería contratar si ficha a un grupo musical constituido como mercantil: "¿El Ayuntamiento qué debe hacer si se trata de una empresa?".
Crisis para rato
No se trata de relegar ninguna realidad profesional, sino de aplicarlas adecuadamente según el caso. "Hoy en día ser autónomo es complicado, y todavía más en la música. Deberían habilitarse alternativas para ponérselo más fácil, tal como consta en el informe de la subcomisión que diseñó el Estatuto del Artista", señala.
Y concluye que el cráter abierto por el impacto del virus todavía se notará en 2021: "No podemos decir que haya pasado la crisis, ya que persiste una situación de incertidumbre sobre cuándo podremos volver a la actividad".