EPOC: la enfermedad evitable que es la cuarta causa de muerte en España
El tabaquismo es clave en el desarrollo de una dolencia pulmonar que hasta ahora se cebaba mayoritariamente con los hombres
6 mayo, 2019 00:00En España casi 30.000 personas mueren cada año asfixiadas de forma dramática, víctimas de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, EPOC, una enfermedad tan desconocida como habitual. Es la cuarta causa de muerte en España, por delante del cáncer de pulmón, que ocupa el quinto lugar.
Según datos de 2017 de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) hay casi tres millones de personas afectadas de EPOC en España. El 91% son hombres. Diez años atrás, del total de enfermos de EPOC únicamente el 5% eran mujeres. Dos décadas más tarde, las mujeres con la dolencia ya son el 9%. “Y la cifra va en claro aumento, lamentablemente. Esta subida tan significativa es consecuencia de la incorporación de la mujer al hábito tabáquico. Hay muchos más hombres con la enfermedad porque llevan más años incorporados al hábito tabáquico. Es así de sencillo”, explica el neumólogo Rafael Castrodeza.
El tabaco, principal causa
Más del 90% de los afectados por la EPOC han contraído la enfermedad por su tabaquismo. Y es que esta enfermedad se asocia en su totalidad a la inhalación crónica de un tóxico. “Es decir, únicamente se desarrollará si se ha inhalado un tóxico durante años”, explica el doctor José Luis López Campos, neumólogo y coordinador del Área de EPOC de SEPAR. Aunque el tabaco es el tóxico más frecuente, “también se puede contraer por la exposición ocupacional a algún tóxico con el que se trabaje de forma permanente o por la exposición al humo del carbón o la leña. Hay mucha gente que se calienta o cocina con carbón y leña y que respiran ese humo durante todo el año. En España afortunadamente es muy poco frecuente, quizá algo más habitual en zonas rurales, pero en otros países no desarrollados sí que se da de forma generalizada”, añade.
Evolución de la EPOC / AstraZeneca
La enfermedad y sus síntomas se manifiestan a una edad temprana, entre los 35 y los 40 años. Se considera “una dolencia de muy lenta instauración porque las personas, en España, empiezan a fumar, de media, sobre los 14-15 años. Pasa mucho tiempo desde que se inician en el hábito tabáquico hasta que desarrollan la dolencia. Los síntomas se inician paulatinamente. Hay gente que considera que toser y expectorar forma parte de la típica tos del fumador y habla de ello como si no tuviera importancia. Y de lo que no se da cuenta es de que esto ya es un signo de alarma. El pulmón le está diciendo que no puede más con el tabaco y está empezando a desarrollar la enfermedad. Otras veces la persona empieza a tener la sensación de falta de aire, una asfixia progresiva, y en vez de verlo como un síntoma, lo asocia al propio tabaquismo y/o a la edad. Piensa que ya no es lo que era y lo que hace es dejar de hacer actividades que antes hacía. Deporte. por ejemplo”, explica el doctor López Campos.
El 80%, sin diagnosticar
Casi dos millones y medio de personas en España tienen EPOC y aún no lo saben. Expectoran mucho, tienen tos habitual y se fatigan con facilidad, pero no lo asocian al desarrollo de una enfermedad crónica. “Es bueno que se sepa que el toser y expectorar y tener la sensación de ahogo, cuando antes no la tenía, son síntomas claros. Es importante que cuando tengan estos síntomas las personas acudan al médico lo antes posible porque sabemos que, si se trata la dolencia desde el principio, hay mayor probabilidad de frenar la progresión y que el paciente pueda hacer una vida más o menos normal”, prescribe López Campos. “Es importante que no subestimen los síntomas, porque realmente cuando se hagan mucho más evidentes, será porque la enfermedad esté, lamentablemente, muy avanzada”, añade el neumólogo.
Más allá de la esfera pulmonar, “es fundamental que la gente conozca que la EPOC genera una serie de alteraciones cardiovasculares añadidas, una pérdida de musculatura esquelética, trastornos metabólicos, obesidad, hipertensión, osteoporosis, depresión y ansiedad. Y, por supuesto, siempre está presente la posibilidad de contraer cáncer de pulmón, aunque esto último siempre depende de la evolución o la genética de la persona”.
Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, EPOC / CG
Para evitar diagnósticos tardíos, tanto el especialista Castrodeza como el doctor López Campos coinciden en señalar el papel proactivo que debe tener el médico de atención primaria al recibir en sus consultas a pacientes fumadores. “El médico debe estar atento a la enfermedad. A una persona que ha fumado o que fuma y que tiene estos síntomas, aunque acuda a la consulta por otro motivo, debería hacerle una espirometría, que es una prueba sencilla y no invasiva que nos sirve para diagnosticar la EPOC. Y que todos los centros de salud tienen a su disposición. Esta prueba mide los volúmenes pulmonares y nos indicará, con solo soplar, la capacidad respiratoria que tiene cada persona y si hay presencia de la dolencia y su grado de importancia”, explica el coordinador del Área de EPOC.
Dejar de fumar
Las personas alcanzan la capacidad pulmonar máxima entre los 20 y los 25 años, sin distinción entre fumadores y no fumadores. “Y es en ese momento cuando se inicia la enfermedad. Se debe estar alerta porque es precisamente en los estadios tempranos de la enfermedad cuando las pérdidas son más importantes”, enfatiza Castrodeza. Aunque después de detectar síntomas claros se deje de fumar, “el enfermo de EPOC jamás recuperará la capacidad pulmonar de una persona que no haya fumado nunca”. “Lo que quema el tabaco, se queda quemado”, aclara de forma gráfica el doctor López Campos.
Por ello, la calidad de vida de un enfermo de EPOC dependerá, directamente, de cuándo se decide poner freno a la enfermedad. Y es que, ante una dolencia crónica e incurable, la única forma de frenar la progresión es dejando de fumar.“Si una persona deja el tabaco, hace las cosas bien, se toma el broncodilatador, hace ejercicio y enmienda el camino que llevaba, se puede vivir con ella”, explica el neumólogo.
Deterioro con el tabaco
Si, por el contrario, el enfermo decide seguir fumando, “el pulmón se continuará deteriorando. La progresión dependerá de la susceptibilidad de las personas. Hay personas que sufrirán un desarrollo rápido y terminarán necesitando oxígeno. Cuando vemos a personas por la calle con la bombona de oxígeno es porque han llegado al punto en que el pulmón está tan deteriorado que no es capaz de hacer su función más elemental: la de meter oxígeno en la sangre”, explica López Campos.
“Si el bronquio, que es la tubería que lleva el aire hasta los pulmones se queda cerrada o quemada por el tabaco, eso se queda ya obturado para siempre. Pero con el tratamiento sí podemos conseguir que no siga avanzando. Con una obstrucción en grado moderado que tienen muchos pacientes, sin fumar y con el tratamiento adecuado, se puede hacer una vida completamente normal”, añade el galeno.
Opciones terapéuticas para la EPOC
Aunque se trata de una enfermedad incurable, “en los últimos cinco o diez años han aumentado de forma exponencial las opciones terapéuticas. Tenemos nuevos inhaladores muy potentes, muy pensados para el paciente respiratorio crónico, muy fáciles de utilizar, con muy baja resistencia interna y que funcionan muy bien. Además, disponemos de medicación oral, se ha avanzado en la valoración del impacto de la realización respiratoria y existen las vacunaciones. En definitiva, hay más herramientas nuevas”, enumera López Campos.
Pero más allá de las opciones terapéuticas o medicamentos para tratar la enfermedad, lo más importante, insisten los neumólogos consultados, es la prevención. La EPOC es evitable porque si un paciente no fumara nunca ni se expusiera a ningún tóxico inhalado, no desarrollaría jamás la enfermedad.
Un hombre dice no a un cigarrillo / CG
Pese a la prevención, la realidad es tozuda y los datos indican que el tabaquismo está aumentando de nuevo, cuando se encandenaban varios ciclos de años en descenso.
Problema en ciernes
El problema al que nos enfrentan los médicos en la próxima década “es que la sociedad no ha sabido valorar el impacto de las nuevas formas de tabaquismo: el cigarrillo electrónico, el IQOS, la pipa de agua… Estas nuevas formas, que están penetrando entre la población adolescente y que están haciendo que se incorporen al humo del tabaco, dan una falsa imagen de que tienen un riesgo menor. Y ello no es cierto. Conllevan el mismo riesgo. De hecho, ya tenemos estudios de laboratorio que nos dicen que las células se inflaman igual que con el tabaco tradicional”, ilustra el coordinador del Área de EPOC.
Para lograr poner freno al ascenso imparable de enfermos de EPOC “es importante que las personas conozcan qué es esta dolencia y qué la produce, especialmente aquellos adolescentes que estén a punto de fumarse su primer cigarro”, advierte el doctor José Luis López Campos. La patología es una enfermedad con una alta mortalidad, un deterioro que, además, es progresivo. No es que la persona tenga un infarto y se muera en el acto, sino que el pulmón se va desgastando lentamente. Genera un alto impacto en las personas, de forma que se van viendo limitadas lentamente. Es cierto que mucha gente sostiene el argumento de que de algo hay que morirse. Y es verdad que todos acabaremos muriendo, pero también es verdad que a veces somos nosotros los que elegimos la forma de morirnos. Y morirse asfixiado es realmente muy dramático”.