Una mujer consume tabaco calentado, en una imagen de archivo / CG

Una mujer consume tabaco calentado, en una imagen de archivo / CG

Vida

España se resiste al tabaco calentado

Las grandes compañías empiezan a implantar la alternativa a los cigarrillos convencionales, muy popular en sitios como Japón

31 mayo, 2018 00:00

Cada vez más, las grandes tabacaleras apuestan por productos alternativos a los cigarrillos convencionales. Las multinacionales pretenden reducir el riesgo para la salud de los consumidores con productos sin humo, además de asegurarse los ingresos ante la caída de las ventas de tabaco tradicional, que estiman que se mantendrán en los próximos años.

El cigarrillo electrónico es uno de los sectores en los que las grandes compañías se han adentrado. También el tabaco sin combustión o calentado. Éste, aunque centra buena parte de las inversiones millonarias de empresas como Philip Morris y British American Tobacco (BAT), todavía no tiene una implementación destacada en España.

Japón lidera

La cuota de mercado del tabaco calentado en el país es muy discreta, con solo el 1,4% en Madrid, un 1% en Sevilla, el 0,7% en Valencia y el 0,6% en Barcelona. Las unidades de IQOS –el nombre que recibe el dispositivo– de Philip Morris International vendidas en todo el país desde que se empezó a vender hace un año y medio suman 100.000.

Japón es el principal mercado de este producto. Allí, el tabaco sin combustión ha alcanzado un 20% de la cuota de mercado. En el caso concreto de Philip Morris, Corea del Sur sigue, a mucha distancia, al país nipón, con una cuota del 7,6%. Después van Grecia (3,1%), Rumanía (2,8%) y Portugal (2,2%).

La legislación

Desde British American Tobacco atribuyen el poco éxito que de momento tiene el tabaco sin combustión en España, en parte, a la regulación. “La legislación española va más allá de la directriz europea y limita los sitios en los que se pueden usar los productos de nueva generación”, indican.

Los impuestos sobre el tabaco calentado también son superiores a los de otras alternativas, como el cigarrillo electrónico. Mientras a ambos se aplica el IVA, a la recarga de los IQOS hay que añadirles la tasa del tabaco, al contener la sustancia adictiva. Esto aumenta su precio.