Así es la ruta por la Cataluña de la burguesía catalana del textil

Así es la ruta por la Cataluña de la burguesía catalana del textil

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Tienes que hacerla sí o sí: así es la ruta por la Cataluña de la burguesía catalana del textil

A menos de una hora de Barcelona hay una ciudad que reúne historia y arquitectura modernista

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Barcelona no es la única ciudad con grandes obras modernistas. Otros puntos de la geografía catalana están adornadas con este estilo que hizo tan famoso a Gaudí. Puig i Cadafalch, Enric Sagnier, Jujol y tantos otros. 

Ellos situaron a Cataluña en la vanguardia arquitectónica a principios del siglo XX, pero parece que sólo Barcelona conserva su fama. Y decimos parece, porque hay otros ciudades donde el modernismo brilla en sus calles. 

Aunque pocos catalanes son conscientes de ello, Manresa no solo guarda en sus calles una historia de esplendor industrial ligado sobre todo a la industria textil, sino también de modernismo. Es por eso que acercarse a esta ciudad situada a una hora garantiza la posibilidad de explorar una ruta modernista con estrecha relación con la burguesía catalana.

Un paseo por sus edificios más emblemáticos permite entender cómo las grandes familias industriales dejaron una huella indeleble en el urbanismo, el arte y la cultura. Tanto o más que los ríos Cardener y Llobregat que impularon el crecimiento de Manresa como núcleo industrial.

Polo textil

Este entorno fluvial propició el desarrollo de fábricas textiles que, a su vez, dieron paso al surgimiento de una poderosa clase burguesa. Esta élite económica no solo levantó industrias, sino también viviendas suntuosas, centros sociales y edificios públicos que marcaron el paso del gótico al modernismo.

Solo hace falta acercare a la Plaza de Sant Domènec, uno de los espacios más transitados y representativos del centro urbano. Desde allí se puede acceder fácilmente a varios de los iconos modernistas de la ciudad. 

Ruta modernista desde la farmacia

Uno de los primeros puntos de interés es la Farmacia Esteve, un edificio que destaca por su cuidada ornamentación y sus referencias al estilo modernista catalán: madera, hierro forjado, cerámica y vidrieras se combinan para crear una fachada única. 

Justo enfrente se alza el Kiosco del Arpa, una delicada construcción de pequeñas dimensiones que sorprende por su riqueza decorativa y su carácter simbólico.

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Siguiendo hacia la calle del Born, aparece la Sastrería Josep Tuneu, cuyo interior conserva unos paneles acristalados decorados con motivos vegetales y figuras masculinas de estilo modernista. Cerca de allí,aún se puede observar en la esquina una farola de hierro forjado que conserva el encanto de la época. 

Esta calle conecta con otras obras de gran valor patrimonial, pero la más destacada sin duda es la Casa Torrents, más conocida como “La Buresa”. Encargado por un industrial del sector textil, este palacete urbano de cuatro plantas tiene una imponente fachada neogótica, pero con toques modernistas. Prueba de ella es a imagen del Sagrado Corazón que corona el edificio.

Casas modernistas

Su diseño mezcla piedra tallada, cerámica vidriada, esgrafiados y elementos religiosos, como esa imagen de Cristo. Las torres laterales y la tribuna central son testimonio del poder económico y del gusto artístico de la época. Esta vivienda es probablemente el ejemplo más claro del lujo burgués en Manresa.

No muy lejos de allí se encuentra la Casa Lluvià, otra muestra del modernismo local más refinado, así como la Casa Gabernet Espanyol y la Casa Padró Domènech. Cada una presenta particularidades que reflejan los distintos estilos y funciones que estas viviendas podían tener, desde residencias particulares hasta edificios con uso comercial en sus plantas bajas.

Marcado caracter catalán

Otro de los hitos de la ruta es el Casal Regionalista. Este edificio rompe con el lenguaje más exuberante del modernismo clásico y adopta una estética más sobria, cercana al noucentisme. Aun así, conserva elementos como esgrafiados con simbología catalana y una torre mirador que lo hacen destacar dentro del recorrido. Es una pieza clave para entender la evolución del estilo arquitectónico de la época.

La ruta sigue hacia el Passeig de Pere III, una amplia avenida que en su día representó el ensanche urbano impulsado por las clases acomodadas. Allí se encuentra el Casino de Manresa, un elegante edificio que funcionó como club social para la alta sociedad local. 

Contaba con biblioteca, restaurante, salas de ocio y hasta una pista de tenis en sus jardines. Hoy, tras una rehabilitación, sigue funcionando como centro cultural y biblioteca, manteniendo su vocación pública.

En las inmediaciones también se pueden visitar otros edificios relacionados con la vida industrial y social de principios del siglo XX, como el Institut Lluís de Peguera, el antiguo Convento de Santa Clara o las harineras La Florida y Albareda. Todos ellos, aunque con estilos y finalidades diferentes, se integran dentro de esta red de arquitectura burguesa que define la identidad de la ciudad.

Cómo llegar

La Oficina de Turismo de Manresa ofrece planos y visitas guiadas para realizar esta ruta con todo el detalle que merece y llegar hasta allí es muy facil desde Barcelona. En coche el viaje dura menos de 50 minutos. La ruta más directa es por la autovía C-16 (Eix del Llobregat), aunque también es posible acceder por la C-55.

Para quienes prefieran el transporte público, el tren es una alternativa y ofrece dos opciones. La línea R4 de Rodalies, conecta la estación de Sants con Manresa en una hora y veinte minutos. Con  la línea R5 de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) el trayecto es algo más largo, de cerca de dos horas.