Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll y líder de Aliança Catalana

Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll y líder de Aliança Catalana

Política

2026, el año que le 'sobra' a Sílvia Orriols

Tras un crecimiento sostenido en los últimos meses, Aliança Catalana mira al futuro con ilusión, pero a la vez con temor a un posible estancamiento por la lejanía de las próximas elecciones a las que podrá concurrir

Que Pedro Sánchez siga en la Moncloa es el principal deseo de los ultraderechistas

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2025 ha sido el año de Aliança Catalana. La ultraderecha independentista se ha colado en las sobremesas navideñas y, a tenor de las últimas encuestas, ya nadie duda de que Sílvia Orriols, Jordi Aragonès, Oriol Gès y compañía –y sobre todo, sus ideas– han venido a la política catalana para quedarse. Aunque su consolidación definitiva a nivel institucional deba esperar, al menos, un año y pico más.

Una vez zanjado el debate sobre si la formación se presentará o no a las próximas elecciones al Congreso de los Diputados, y dando por hecho que Salvador Illa agotará su mandato al frente del Govern, la próxima cita electoral para el partido de inspiración trumpista serán las municipales de 2027. Unos comicios en los que Aliança Catalana lleva tiempo trabajando, cribando a los aspirantes comarcales que ven negocio en la nueva moda, y peinando el mercado en busca de candidatos para plazas como Barcelona, donde están decididos a irrumpir.

Un año de crecimiento 

2025 también ha sido el año en que Aliança Catalana ha desembarcado en la capital catalana. Allí se ha hecho con una sede en pleno Eixample, como contó Crónica Global en primicia, inaugurada hace apenas unos días junto a una militancia exultante y una cúpula liderada indiscutiblemente por Orriols, que tiene ganas de urnas.

La alcaldesa de Ripoll, de hecho, ha sido la única diputada que ha instado al presidente de la Generalitat a convocar elecciones. Y el equipo municipal, con Jordi Amela como líder provisional, se está moviendo ya en varios frentes. Desde la seducción del empresariado a la clásica cruzada procesista contra la rotulación comercial en castellano

Un año, en definitiva, de crecimiento. De fichajes mediáticos como el del periodista Eduard Berraondo. De entrevistas con medios de comunicación de toda España. De perfeccionar la difusión de las intervenciones de la líder del partido en redes sociales. De codearse con la ultraderecha más radical de Europa. Y de desangrar a Junts, su principal competidor, hasta el punto de que todas y cada una de las decisiones que se toman en el partido de Carles Puigdemont están condicionadas por el auge de este impredecible fenómeno.

Miedo al frenazo

Pese a que lo que naturalmente reina en el seno de Aliança Catalana es la ilusión por un futuro que auguran prometedor, 2026 se presenta, no obstante, como un mero trámite. Un camino ineludible hacia la "hora de la verdad", en el que saben que encontrarán piedras. Empezando por el propio regreso del expresident fugado, que diluirá el protagonismo de Orriols en el Parlament si ejerce finalmente el liderazgo de la oposición vacante e intentará, pese a las adversas condiciones, seducir de nuevo e in situ al tradicional electorado convergente. 

Albert Batet, recientemente ascendido, y el resto de la trastienda ejecutora de Puigdemont, asimismo, maniobran y maniobrarán para desarticular las opciones de Orriols a nivel municipal. Ha ocurrido en municipios como Manresa, donde Artur Mas intervino para frenar el fichaje de Sergi Perramon por Aliança, y en otros tantos lugares. La batalla local entre unos y otros se presenta tensa, y aún subirá más la temperatura cuando Orriols, como se ha comprometido, anuncie todos sus cabezas de lista el próximo día de Sant Jordi

El deseo: que siga Sánchez

Calculadora en mano, y pese a su impostada despreocupación por lo que sucede en Madrid, el deseo de la dirección de los ultraderechistas para año nuevo es que Pedro Sánchez agote la legislatura. Esto significará que Junts, más o menos, se ha reconciliado con el PSOE –algo que Aliança calcula que erosiona al partido de Puigdemont en favor suyo–, y que el PP –muy posiblemente de la mano de Vox– todavía no llega a la Moncloa, garantizándose que la política migratoria que les infla, la actual, seguirá en manos socialistas.

Si hay elecciones generales en 2026 –como muchos aseguran que sucederá, especialmente en Madrid–, Junts, que en cierto modo las habría forzado, podría recuperarse en una carrera electoral sin Orriols. Y de llegar Vox al Gobierno y aplicar las mismas recetas que propone Aliança, podrían percibirse como innecesarios. En cualquier caso, en Ripoll son optimistas. Aunque tengan que esperar al menos un año más para, como prometen, "salvar Cataluña".