Torra deja sola a la consejera de Agricultura ante la crisis de los incendios
Jordà, vetada por el presidente en una reunión con alcaldes afectados, estalla en un Parlament vacío, donde denuncia que solo dispone de un 1% del presupuesto de la Generalitat: "Yo no sé hacer magia"
12 julio, 2019 00:00La pugna entre Junts per Catalunya y ERC se ha hecho extensiva a un asunto tan sensible como el de los incendios que, recientemente, afectaron a zonas de Tarragona y Lleida y que amenazan con reproducirse a lo largo del verano por las condiciones medioambientales. Quim Torra, así como la mayoría de los miembros de su Consell Executiu, dejaron sola a la consejera de Agricultura, Teresa Jordà (ERC), dando la cara en el pleno del Parlament cuando fue interpelada por la crisis del fuego que arrasó más de 6.000 hectáreas en la provincia tarraconense. El president centraba sus esfuerzos en una campaña internacional contra el ministro de Exteriores, Josep Borrell, a quien acusa de “espionaje” por un informe sobre las actividades de las embajadas catalanas.
Pero es que, además, el president vetó a Jordà en una reunión celebrada el pasado sábado a la que acudieron alcaldes de las zonas afectadas, Delegación del Gobierno y Generalitat. Torra prefirió que asistiera la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, también de Junts.
Las prioridades de Torra
Torra y los miembros de su equipo de gobierno han marcado prioridades durante las últimas 48 horas. Mientras dejaban sola a la consejera de Agricultura para que diera la cara sobre los incendios en el Parlament, el presidente catalán y su equipo dedicaban todos sus esfuerzos en dar la réplica al informe del Ministerio de Exteriores sobre las embajadas de la Generalitat, que califican de “espionaje”. Esos trabajos se tradujeron en la redacción de una carta que Torra y el consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch, enviaron ayer a los eurodiputados y a las cancillerías europeas e internacionales sobre los intentos del Gobierno español de “desarticular la acción exterior de Cataluña, perfectamente legal y legítima, y particularmente sus delegaciones”. En esa misiva denuncian los intentos del Estado de “amordazar la disidencia política” y expresan su propósito de seguir cooperando con los países destinatarios, como Francia, Suiza, Irlanda, Alemania o Gran Bretaña”.
Los independentistas, que hablan de Borrellgate, han utilizado estas investigaciones sobre las actividades de las embajadas catalanas --su agenda es un misterio, ya que los cargos eventuales que las dirigen no están obligados a rendir cuentas, según afirma la propia Generalitat--, para tapar su enésima crisis interna. En este caso, derivada del pacto de Junts per Catalunya con PSC en la Diputación de Barcelona. Una institución muy cotizada, dado que gestiona 1.000 millones de euros. Ello garantiza poder territorial mediante la concesión de subvenciones que no necesitan ser aprobadas por la oposición.
Desde 2011, la diputación ha estado dirigida por Junts, que ha afianzado su red municipal durante estos años. Algo muy valioso desde el punto de vista electoral. El PSC asume ahora el relevo, pero los neoconvergentes no pierden el control.
La Cataluña vacía
Sobre la articulación territorial se debatió el miércoles por la tarde en el Parlament, en este caso de las Terres d’Ebre, Pirineo y Lleida, a consecuencia de los incendios que días atrás se produjeron en Tarragona. Uno de los factores causantes de esos fuegos es la despoblación y sobre esa circunstancia fue interpelada la consejera Jordà, en el pleno del Parlament. Aunque dar soluciones a la Cataluña vacía requiere de medidas interdepartamentales, la republicana se quedó sola dando la cara por los problemas de gestión del territorio.
El diputado del PSC Òscar Ordeig presentó una interpelación en la que reclamó la implicación del presidente y del conjunto del Govern en el desarrollo rural y la lucha contra la despoblación, dado que “los incendios en la Ribera d’Ebre, Segrià y Garrigues han puesto de manifiesto el abandono de muchas tierras y bosques y la falta de oportunidades de las personas que viven allí”.
El socialista insistió en que es necesaria “una respuesta coordinada por parte de todo el Govern en su conjunto y que ésta sea coordinada con los gobiernos del Estado, la Unión Europea y administraciones públicas de Cataluña”. Apelaba el diputado a un gobierno ausente, literalmente, del hemiciclo. Ni Torra ni el resto de miembros del Consell Executiu asistieron a la interpelación. Solo lo hizo Jordà, que se quedó sola entonando el mea culpa y defendiendo las actuaciones de su departamento.
Pero la consejera fue elevando su tono hasta denunciar que su departamento solo gestiona el 1% del presupuesto total de la Generalitat. “Le aseguro que yo no sé hacer magia, ni mis directores generales tampoco”. Puso de manifiesto la necesidad de doblar las partidas destinadas a Agricultura, “30 o 40 millones más, pero con políticas transversales en otros departamentos”, en las cuentas del Govern de 2020. Por lo que pidió al PSC su apoyo.
Recorrido por separado
Jordà tenía motivos para estar irritada, pues la gestión de los recientes incendios ha permitido constatar esas tensiones entre los socios de Govern. Así, Torra se desplazó al lugar del siniestro para intentar demostrar que tomaba el control de la situación junto al consejero de Interior, Miquel Buch. En paralelo, el vicepresidente Pere Aragonès (ERC) y Jordà recorrieron la zona por su cuenta.
Pero fue el sábado pasado, fecha señalada por Torra para celebrar una reunión de las administraciones en Flix (Tarragona) --Delegación del Gobierno, alcaldes y Generalitat--, cuando más de visualizaron las discrepancias entre Junts y ERC. Fuentes conocedoras del encuentro aseguran que el president vetó a Jordà y que, en su lugar, decidió que acudiera la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, cuyas intervenciones como portavoz han sido muy polémicas, hasta el punto de que algunos dirigentes de Junts consideran que debería ser sustituida. Ese encuentro tenía como finalidad informar de las ayudas del Estado que los municipios tienen a su alcance. La mayoría proceden del Ministerio de Agricultura, de ahí que la ausencia de Jordà resultara tan llamativa.