El exconsejero de la Generalitat Santi Vila durante su interrogatorio ante el Tribunal Supremo / EFE

El exconsejero de la Generalitat Santi Vila durante su interrogatorio ante el Tribunal Supremo / EFE

Política

Santi Vila, la voz discordante del independentismo dentro y fuera del Supremo

Jordi Sànchez acepta su papel en la noche del 20 de septiembre de 2017, pero siempre a favor del pacifismo y la independencia

21 febrero, 2019 19:49

Ya como político parecía caminar solo, levantando la polvareda a su paso. Y este jueves Santiago Vila ha vuelto a erguir su voz discordante. El exconsejero de Empresa y Conocimiento de la Generalitat ha necesitado apenas una hora en el juicio del procés para deplorar el “despropósito” en que derivó la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017 y la declaración unilateral de independencia (DUI). Ante el tribunal, y acusado por malversación y desobediencia, ha mostrado su convicción de que, de volver atrás, habría hecho las cosas de otra forma. “Si en la vida tuviéramos la oportunidad, a pelota pasada quizá revisaríamos esas decisiones”.

Ha sido la comparecencia que ha abierto la sexta sesión de una vista oral que oscila por momentos, desde quienes se aferran con uñas y dientes a la legitimidad de la consulta a los que le otorgan un valor más simbólico que jurídico, quienes arremeten con contundencia contra la falta de diálogo del Gobierno central y los que, como ha hecho Vila, afirman que mediaron hasta el último minuto para alcanzar un pacto con el Estado. “Si lo hubiéramos encauzado de otra forma habríamos evitado que ahora estuviéramos aquí, delante de usted”, ha manifestado dirigiéndose al fiscal Fidel Cadena.

Reencuentros y abrazos

Ha sido una jornada de reencuentros y sorpresas, como la que se ha producido en uno de los recesos de la mañana, pasadas las 12. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, quien este jueves ha acudido al Tribunal Supremo para mostrar su apoyo a los procesados y seguir de cerca las declaraciones del día, se ha fundido en un abrazo con el exvicepresidente Oriol Junqueras cuando el presidente del tribunal ha decretado un descanso de media hora, que los acusados han aprovechado para saludar a familiares y conocidos presentes en la vista oral.

Si en la primera sesión del juicio, a la que también asistió Torra, se dio la circunstancia de que Junqueras, en la primera fila del banquillo, miraba fijamente al frente cuando el resto de acusados giraban la cabeza para saludar a Torra, lo que se convirtió en una de las notas anecdóticas del día, hoy su gesto ha sido el contrario. Junto a Torra se han desplazado hasta el alto tribunal las consejeras Ester Capella y Laura Borràs.

El jefe del Ejecutivo catalán, que ha dado la mano al resto de procesados conforme estos iban saliendo de la sala en el momento del receso, ha seguido con suma atención las declaraciones de este jueves desde su posición tras el banco de los acusados, incluida la de Vila, quien en su comparecencia ha escenificado ante el tribunal sus desacuerdos respecto a cómo se llevó a cabo el proceso independentista y que le llevaron a dimitir el 26 de octubre de 2017, apenas unas semanas después de la celebración del referéndum y un día antes de que el Parlament diese luz verde a la DUI.

Las discrepancias de Vila

Ha plasmado así las discrepancias con las que vivió los días posteriores a la convocatoria de la consulta, que ha llegado a calificar de circunstancias “extremas” en las que en todo momento abogó por “transaccionar” con el Gobierno central “algún tipo de ‘paren máquinas’, alguna solución”. Tanto el exconsejero de Justicia Carles Mundó como él fueron los únicos altos cargos acusados que optaron, posteriormente, por abandonar la vida política.

Durante aquellas jornadas, Vila siempre defendió la vía del acuerdo y, de hecho, en el tuit en el que anunciaba su retirada así lo puso de manifiesto: “Dimito. Mis intentos de diálogo nuevamente han fracasado. Espero haber sido útil hasta el último momento al presidente y a los catalanes”. Catalanes entre los que, como ha incidido en su declaración, incluye tanto a los más dos millones que se mostraron a favor de la independencia y los otros más de dos millones, “igualmente catalanes”, que se quedaron en casa y no se sentían interpelados a votar. “Algunos sentíamos que el Gobierno debía ser de todos”.

El papel de los mecenas

También ha ido un paso más allá que sus excompañeros en relación con los fondos destinados a la organización del 1-O: aunque también ha asegurado que éste no se sufragó con el erario público, mientras aquellos se han limitado a negar la supuesta malversación, expresando su desconocimiento acerca del origen del dinero, Vila se ha atrevido a especular. Según su versión, la consulta pudo financiarse a través de mecenazgos y empresarios comprometidos con el independentismo. E incluso ha tenido palabras para Carles Puigdemont: “He procurado no ser más ingenuo de lo imprescindible, pero él me dijo ‘tranquilo, no se gastará ni un euro del erario público’”.

En línea a lo manifestado el miércoles por la exconsejera de Trabajo Dolors Bassa, quien aseguró que no podría considerarse que la consulta fuese un acto concluyente en relación con la independencia, para Vila, a quien se le ha podido ver consultando su reloj en varias ocasiones, especialmente cuando le ha tocado el turno para interrogarle a su abogado, Pau Molins --quien defendiera en su día a la infanta Cristina en otro macrojuicio, el del caso Nóos-- el referéndum fue “una exhibición pública y una gran movilización política en beneficio de una idea”.

‘La prosa de la vida’

Pero, sin duda, los momentos de mayor tensión en la jornada de hoy han tenido lugar cuando le ha tocado declarar al expresidente de la Assemblea Nacional de Catalunya Jordi Sànchez, quien ha tomado asiento frente al tribunal ataviado con un lazo amarillo en la solapa de su chaqueta y con el libro de fragmentos filosóficos La prosa de la vida, de Joan Carles Mèlich, sobre la mesa, aferrado a la ausencia de violencia en las concentraciones registradas días antes del 1-O: ni lanzamientos de objetos que dañaran a agente de policía o Guardia Civil alguno ni intentos permanentes de asaltos o de intentar dificultar la labor de los cuerpos de seguridad. “Puedo ser independentista pero no idiota: que no se digan afirmaciones que no he hecho”, ha llegado a espetar al fiscal Javier Zaragoza en el pulso dialéctico desatado entre ambos.

Sànchez ha hecho la defensa más política de todos los acusados que han hablado, excepción hecha de Oriol Junqueras. No hay que oilvidar que optó a la presidencia de la Generalitat. 

El presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha tenido trabajo durante el interrogatorio, amonestando a uno y a otro cuando caían en excesos. Incluso el abogado de Sànchez, Jordi Pina, ha sido duramente reconvenido cuando ha intervenido para lamentar la actitud del fiscal --centrado en detectar las posibles contradicciones entre la declaración que el exresponsable de ANC prestó en instrucción y la de este jueves--: “Cuando yo hago uso de la palabra, usted no tiene uso de la palabra. Hagamos que esto vaya por un camino manejable”.

La comparecencia de Sànchez ha sido, sin embargo, posteriormente aplaudida por Torra a las puertas del Supremo, al manifestar que el líder de JxCat “ha desmontado una a una todas las acusaciones por violencia” y que las pruebas que las sostienen son “un gran fake”. El presidente de la Generalitat ha aprovechado para criticar que en esta vista “se juzgue el independentismo civil, un movimiento democrático que pone la tolerancia y el respeto encima de la mesa, pero que defiende sus ideas hasta las últimas consecuencias”.

Las ironías de Marchena

En medio de la tirantez de la jornada también ha habido espacio para las risas cuando, durante la comparecencia de Sànchez, ha sido exhibido un vídeo solicitado por la defensa de Jordi Cuixart para demostrar la ausencia de violencia durante los registros previos al referéndum: “¿Era indispensable para hacer su pregunta? Que conste que lo hemos visto con agrado”, ha apuntado Marchena suscitando el jolgorio de la sala tras el visionado de la retransmisión, en la que, entonando la canción Passi-ho bé (1970), del grupo catalán La Trinca, numerosos manifestantes aparecen realizando un pasillo a las puertas de la Consejería de Economía, el 20 de septiembre de 2017, primero para que pudieran entrar los Mossos y después para facilitar la salida de la comitiva judicial.

“Es la típica canción que se utilizaba en las fiestas populares, una especie de ‘Vaya con Dios’. Se convirtió en viral durante todos esos días [los de los registros judiciales] por su contenido festivo pero también reivindicativo y de protesta, siempre desde el respeto”, ha puntualizado Sànchez.

La jornada ha finalizado cuando la comparecencia de Sánchez ha llegado a su término, pasadas las 18.30 horas, tras lo cual Marchena ha citado de nuevo a las partes el próximo martes, a las 9.30. Será el turno de ser interrogados de los dos últimos acusados que faltan por declarar, el presidente de Òmnium Cultural Jordi Cuixart, y la expresidenta del Parlament Carme Forcadell. Precisamente, en la convicción de que hoy comparecería, hasta el Supremo se había desplazado esta mañana una delegación de ERC encabezada por el presidente de la Cámara autonómica, Roger Torrent, con el objetivo de mostrar su respaldo a Forcadell.