Las nuevas alianzas del nacionalismo catalán tras el fin del 'procés'
Con los puentes entre nacionalistas rotos en Cataluña, ERC y Bildu reforzando su relación en el panorama político nacional, y PNV y Junts iniciando el camino para reconstruirla, habrá que ver qué efectos producen las elecciones gallegas en las complejas alianzas
18 febrero, 2024 00:00Noticias relacionadas
El pasado jueves, el president de la Generalitat Pere Aragonès recibió en el Palau de la Generalitat al candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, para allanar el camino a presentarse juntos a las elecciones europeas del próximo mes de junio. Una fórmula que ambos partidos ya firmaron en los anteriores comicios de 2019, contando con el concurso del mismo BNG, que esta semana se juega gobernar Galicia si el PP pierde la mayoría absoluta.
El encuentro en Barcelona se celebró sin los gallegos, que saben que la foto puede perjudicar sus aspiraciones de sacar de la Xunta a Alfonso Rueda, pero sirvió para constatar la “buena sintonía” entre ERC y Bildu en un año decisivo para ambos partidos. Aragonès ha remodelado su Govern y está en campaña total para las elecciones catalanas, por lo que la foto con los vascos no es baladí, sino una declaración de intenciones: seguir tendiendo puentes con los partidos nacionalistas de fuera, ya que estos mismos puentes están rotos con los de dentro.
Ruptura con Junts y la CUP
Aragonès empezó la legislatura contando con el apoyo parlamentario de la CUP y con Junts como socio en el Govern, y encara la recta final de su mandato careciendo de ambas cosas. El divorcio con los anticapitalistas es total, y las malas relaciones con los neoconvergentes prosiguen después de que pusiera en bandeja su salida de la Generalitat con el cese del exvicepresident Jordi Puigneró.
La necesidad de reforzar su alianza con Bildu, que también tiene posibilidades de arrebatarle el gobierno al PNV en el País Vasco, es "más necesaria que nunca", alegan. Sobre todo teniendo en cuenta la coordinación entre los partidos nacionalistas con representación en el Congreso a la hora de dialogar con el siempre equilibrista Gobierno de Pedro Sánchez. La foto de Aragonès y Otxandiano no solo resume la apuesta de retomar la coalición para las elecciones europeas, sino un estilo de hacer política de izquierdas “a la nacionalista”.
Reconciliación entre Junts y PNV
Por su parte, esta buena relación contrasta con los problemas habidos entre PNV y Junts en los últimos años. Desde el dramático final del procés, con declaración unilateral de independencia incluida y una convocatoria de elecciones, ingresos en prisión de dirigentes políticos e incluso fugas al extranjero, peneuvistas y exconvergentes se fueron alejando cada vez más. Especialmente porque el lehendakari, Íñigo Urkullu, nunca ha perdonado cómo se comportó con él Puigdemont antes de huir de España. No es un secreto que Urkullu intentó mediar a favor del diálogo y evitar una ruptura total de la que la sociedad catalana aún se está recuperando.
En los últimos meses, con el paso al lado como candidato de Urkullu en el País Vasco y el retorno de Junts hacia una estrategia más posibilista al negociar con el Gobierno en el Congreso de los Diputados, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, se ha dedicado a reconstruir el pacto con la derecha nacionalista catalana. Tal es así, que incluso ha realizado dos viajes a Waterloo para verse con Puigdemont, levantando ampollas en el aún lehendakari Urkullu y su equipo más cercano. Ha trascendido que Urkullu sigue sin fiarse del expresidente de la Generalitat y considera un error estratégico ese acercamiento.
Los nacionalistas, necesarios para Sánchez
No obstante, el adiós de Urkullu ya ha empezado su cuenta atrás, y el PNV tiene que disputar la victoria en las elecciones con Bildu al alza, de manera que ha quedado abonado el terreno para que exconvergentes y jeltzales reconstruyan su histórica relación en un momento en el que las fuerzas nacionalistas periféricas son imprescindibles para la gobernabilidad de España.
Esta cuestión de la aritmética compleja del Congreso de los Diputados es decisiva para el entendimiento entre ambos partidos. Porque los nacionalistas vascos y catalanes de centroderecha son necesarios para el Gobierno de Pedro Sánchez y le garantizan cierta estabilidad, sí, pero discrepan abiertamente de algunas de sus políticas económicas. Su modelo es otro. No lo esconden y, con el tiempo, lo irán visibilizando cada vez más.
Ahora, con los puentes entre nacionalistas rotos en Cataluña, ERC y Bildu reforzando su relación en el panorama político nacional y PNV y Junts iniciando el camino para reconstruirla, habrá que ver qué efectos producen las elecciones gallegas de este domingo en las siempre complejas alianzas del nacionalismo. Porque hay partido para el BNG, que se ha convertido en la revelación de la campaña electoral y podría seducir a un votante nacionalista que ha recibido con equidistancia a Feijóo después de sus pactos con Vox en el resto de España.