Después de tres meses de negociaciones, Pere Aragonès ha dicho basta. ¿Demasiadas humillaciones por parte de Junts per Catalunya (JxCat)? Desde luego. El candidato de ERC ha pasado del ultimátum a lo que parece un farol. Pero el republicano no se ha lanzado a un gobierno en solitario sin red. Encuestas internas desfavorables para sus hasta ahora socios, y los resultados de las elecciones madrileñas, malos para el PSOE, están detrás de ese anuncio que ha sorprendido incluso a los neoconvergentes, cada vez más divididos internamente. Dicho de otra manera, el órdago de Aragonès va más allá de JxCat e incluso podría afectar al PSC.

Aragonès, que ayer se reunió con su ejecutiva, anunció su intención de gobernar en solitario y abrir negociaciones a otras formaciones no independentistas, en alusión a En Comú Podem. De esta forma, el republicano aceptaba la fórmula que, hace un mes, lanzó el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, de un supuesto apoyo al republicano desde la oposición. Una propuesta que Sànchez repitió el viernes, no sin antes asegurar que un acuerdo de gobierno era todavía posible entre su formación y ERC.

Los escollos

Hasta ahora, eran los neoconvergentes quienes parecían tener la sartén por el mango con sus imposiciones sobre la estrategia común a seguir contra el "Estado opresor", el reparto de cargos del Govern y, sobre todo, el papel que debía tener el Consejo para la República, controlado por Carles Puigdemont, en el futuro mandato. Pero esta semana se han producido dos hechos decisivos que propiciaron el anuncio de Aragonès.

Por un lado, las últimas encuestas internas de ERC, que apuntan a un descenso de cuatro o cinco diputados para JxCat en caso de repetición electoral. Por otro, los malos resultados del PSOE en las elecciones madrileñas, con clara victoria de la popular Isabel Díaz Ayuso y sorpasso de Más Madrid sobre los socialistas. Y lo que menos necesita ahora Pedro Sánchez es una repetición electoral en Cataluña que debilite, aunque sea mínimamente, al PSC. El presidente español no tiene intención de adelantar las elecciones generales, aunque en Moncloa se da por hecho que habrá crisis de gobierno en las próximas semanas.

Ni JxCat ni PSC quieren elecciones

De hecho, en esas encuestas de intención de voto, los socialistas catalanes aguantan muy bien. Pero Salvador Illa, que nunca ha renunciado a someterse a la investidura ante el bloqueo de las negociaciones de los independentistas, dado que fue el ganador de los comicios del 14F, comunicó a su ejecutiva que no desea una nueva cita electoral "por responsabilidad".

Sin embargo, tras la celebración de las elecciones de Madrid, el escenario ya no es el mismo. ERC se ha vuelto más decisiva para la estabilidad de Sánchez, ya que Ciudadanos no se puede permitir revalidar su acercamiento al PSOE tras su última debacle electoral. La mesa de diálogo sigue por tanto intacta lo cual, unido a la próxima resolución de los indultos a los presos independentistas, puede suponer una baza para los republicanos, sabedores de que ni a JxCat ni a PSC les interesan otras elecciones en Cataluña. Por todo ello, no es tan descabellado que Aragonès se encomiende a su acuerdo con la CUP, extensivo a En Comú Podem, a la espera de que Junts le apoye desde la oposición. La dirigente de esta formación, Jéssica Albiach, ya ha advertido de que no quiere saber nada del partido de Puigdemont "ni dentro ni fuera" del Govern.

Crisis en JxCat

Lo que pretende ERC es, no solo trasladar la responsabilidad del fracaso de las negociaciones a su rival secesionista, sino retarle a que revienten las negociaciones y propicien esa repetición electoral. El mismo reto va dirigido al PSC, con la finalidad de forzar, in extremis, una hipotética abstención o cesión de diputados --como ha prometido Jordi Sànchez-- si, finalmente, JxCat rompe definitivamente. Una posbilidad que, hoy por hoy, Illa descarta completamente.

Y es que, si bien la ejecutiva de JxCat insiste en que el acuerdo con ERC es posible, el consell nacional que ayer se constituyó es el que tiene la última palabra. Es decir, la militancia, que será consultada en los próximos días sobre esa cesión de cuatro votos anunciada por Sànchez. Lo hará en una situación de división absoluta respecto a esas negociaciones con ERC.

División

La mayoría del grupo parlamentario de Junts prefiere repetir elecciones con Laura Borràs como cabeza de lista, mientras que los consejeros del Govern --Meritxell Budó, Damià Calvet, Jordi Puigneró y otros altos cargos-- quieren que haya acuerdo cuanto antes. Por su parte, Puigdemont, Elsa Artadi y Jordi Sànchez han preferido no pronunciarse. Aunque la insistencia del número dos de JxCat en plantear a Aragonès un gobierno en solitario va a provocar un problema gordo en el partido.

También la CUP tendrá que decir algo a ese cambio de rumbo de ERC, ya que los antisistema siempre han insistido en la necesidad de un gobierno independentista amplio a favor de la "confrontación democrática" --la que defiende JxCat-- con el Estado para "ejercer la autodeterminación y alcanzar la amnistía".