La república catalana avanza por el camino de lo digital. Este será uno de los objetivos del Consejo de la República que el Gobierno de Quim Torra ha activado con la pompa y circunstancia pertinente. Más allá de esto, el proyecto de construcción de un Estado digital que ejerza de forma paralela a la Cataluña autonómica (es decir, más gestos independentistas) no es precisamente una novedad de última hora.
El propio Jordi Puigneró, consejero de Políticas Digitales y Administración Pública, lleva meses promoviendo la idea. La primera vez que anunció que el Gobierno independentista aspiraba a construir un “Estado digital en forma de república” fue en la presentación el pasado enero de la candidatura de Barcelona para convertirse en una de las primeras ciudades europeas que testee la tecnología 5G.
Puigneró era entonces secretario de Telecomunicaciones, Ciberseguridad y Sociedad Digital. En plena aplicación del artículo 155, hizo el anuncio cuando daba detalles del convenio que la Generalitat acababa de rubricar con la Mobile World Capital de Barcelona, la Fundación i2CAT y el ayuntamiento para conseguir entre todos poner en marcha una iniciativa que situaba a la capital catalana en la vanguardia tecnológica (es decir, se abrían los brazos a nuevos negocios).
La reivindicación independentista no fue muy bien recibida entre el resto de las instituciones implicadas en el proyecto. Consideraron que se debían dejar de lado exigencias políticas porque podían lastrar el objetivo real de un proyecto que supera ideologías y pasaría inevitablemente por la colaboración público-privada. La Generalitat conoce el mensaje, aunque ha mantenido el 5G en sus planes de la república digital.
Ahora, el trabajo de los impulsores de Barcelona 5G consistirá en desvincular esta iniciativa de la construcción de un Estado digital, que también se apoyará en el blockchain. Otra tecnología en auge estos días en la ciudad, ya que Barcelona Tech City abrirá en breve otra casa de los emprendedores que fomentará su desarrollo. Otra organización que ya ha tenido que dejar claro de forma pública que su objetivo es puramente empresarial y que su gestión es 100% apolítica. O, lo que es lo mismo, que no van a participar ni en fomentar ni en ir en contra de esta especie de Estado paralelo en la nube que se impulsa desde el Gobierno independentista.
Cataluña podrá ser una república digital. Aunque, por ahora, no ha puesto en marcha el gran proyecto digital que se activó en 2013 y debía arrancar en el ejercicio en curso: la T-Mobilitat. En el Estado digital catalán aún se usarán las tarjetas de cartón para acceder al transporte público.