Las estrategias electoralistas se han convertido en las protagonistas del nuevo curso político. En una sociedad cada vez más acostumbrada a los cambios a toda velocidad, el revolcón que supuso la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a Moncloa ya es cosa del pasado. La batalla sobre las tesis, los másteres y los currículums menguantes también empieza a quedar atrás y los principales partidos del país se han lazado a la carrera para arañarse votos. Una estrategia que pasa por poner contra las cuerdas los Presupuestos Generales del Estado que quieren impulsar los socialistas. Unas cuentas que serán claves para determinar la duración de su mandato.

Bruselas abrió la puerta a relajar las condiciones de reducción de déficit a un país cuya deuda roza el 100% del PIB. Otorgó seis décimas adicionales que se traducen en 6.000 millones de euros más que se van directos a la partida de gasto. Pero se deben introducir formalmente en el proyecto de cuentas públicas estatal y eso se estrella contra la débil mayoría de PSOE y Podemos en las Cortes.

Ambos partidos optaron por una carambola procedimental para flexibilizar el techo de gasto que ha sido respondida por otro movimiento estratégico de la Mesa, con mayoría de PP y Cs. Los dos bloques definidos en la Cámara Baja --que responden a la división tradicional de los ejes izquierda/derecha--, están ahora inmersos en esta particular partida de Risk. Sánchez ha afirmado que no se quedará con las cuentas que hizo el PP y toma las medidas de sus rivales y los presumibles apoyos a los que puede recurrir para llevar a cabo su estrategia política.

Todos estos movimientos concentran la actualidad política. Pero más allá de los partidismos, las más perjudicadas por el pulso por el control del país son las autonomías. Eran estas las que más se beneficiarían de la decisión de Bruselas de abrir un poco la mano. Debían recibir 5.000 de los 6.000 millones de euros adicionales de gasto. Los 1.000 millones restantes eran para el Estado. Y ya se ha avanzado que con el techo de gasto actual hay margen suficiente para cumplir con los objetivos de déficit e incorporar las mejoras que se preveían con este margen extraordinario.

Pero estos movimientos estratégicos pueden desembocar en un movimiento miope de la actual oposición. Los datos del CIS mantienen la luna de miel para el PSOE y les permite anclar un discurso fácil de defender en público. Sacar pecho de la negociación con Bruselas y el bloqueo. Además de las críticas que añadidas a que la nueva mayoría en el Congreso que se articuló con la moción de censura no se haya replicado en la mesa.

Por ahora, las administraciones públicas no podrán gastar más en 2019 salvo sorpresas de última hora. Todo ello, en un contexto en el que se ha disparado de nuevo el gasto privado y se han encendido las alarmas ante la letanía en el crecimiento económico internacional. Pero aquí prevalecen los partidismos.