“¡Comienza el mambo!”. Este lema de campaña de la CUP hizo fortuna en vísperas del referéndum del 1 de octubre. Era la forma que tenían los antisistema para advertir de que la cosa iba en serio, que la independencia de Cataluña abandonaba el procesismo y entraba en el terreno de los hechos consumados. Nada de eso ocurrió. La líder de los antisistema, Anna Gabriel, salió por piernas y se instaló en Suiza.

Con el tiempo, el hartazgo del votante y el fracaso del procés reformuló aquel eslogan. “Menos mambo y más trabajar” fue la consigna implícita de un PSC al alza. Incluso de ERC, que sustituyó la confrontación por el diálogo con el Gobierno español. La candidatura de Xavier Trias para la alcaldía de Barcelona, sin siglas y huyendo de radicalidades, hacía presagiar el regreso de Junts per Catalunya a las esencias convergentes.

Pero el adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez ha pillado desprevenidos a los neoconvergentes. Su reacción ha sido volver al mambo de 2017, esto es, a proponer una lista conjunta de las fuerzas independentistas. ERC ha dicho que ni hablar y la CUP ni siquiera acepta esa propuesta de unidad –que no de coalición— lanzada el pasado martes por Pere Aragonès.

El presidente catalán también ha quedado descolocado con el avance las generales: gobierna en solitario y su partido se hundió en las urnas el 28M. Los republicanos están divididos respecto a la estrategia de pactos –PSC si, no…— porque carecen de un liderazgo sólido.

Lo de abrir una ronda de contactos con partidos políticos para explorar un frente común ante un hipotético gobierno de PP-Vox permite a Aragonès ganar tiempo. Y, de paso, explorar el mambo interno que hay en Junts per Catalunya, formación que quiere volver a esconder sus siglas en esa lista conjunta y que se ha visto obligada a convocar primarias ante la pugna entre Jaume Giró y Míriam Nogueras por ser cabezas de lista el 23J.

El primero es la gran esperanza de un sector de Junts que exige pasar página de políticas estériles y que marginan al partido. Pero la segunda cuenta con la bendición de Carles Puigdemont, quien por lo visto ha vetado a Giró como presidenciable. Tal como explicó Crónica Global, el exconsejero de Economía lleva meses recorriendo el territorio con un discurso propio, alejado de las bravatas de Borràs y reivindicando ante empresarios el legado de Jordi Pujol.

Apenas hay tiempo de organizar primarias en los partidos ante el repentino avance electoral, pero Giró ha decidido lanzarle un órdago a Junts, donde hay un tercer sector en discordia: el de la old CDC. El que ha ocupado cargos institucionales relevantes, como Damià Calvet y Mercè Conesa –el lobi convergente de Sant Cugat—, y que también pide paso.

Pero el mambo posconvergente no acaba ahí. PDECat ha activado la maquinaria electoral en las cuatro circunscripciones catalanas para presentarse el 23J para llevar a las Cortes “el rigor, el seny y la política útil en la defensa de Cataluña”.

Si el mambo hizo fortuna en aquellos locos años del procés, lo de la política útil se ha convertido casi en una coletilla de los partidos que dan aquello por superado. Los socialistas Salvador Illa y Pedro Sánchez recurrieron reiteradamente a esa expresión durante la campaña de las elecciones municipales. PDECat se abona a ella. Y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, la ha hecho suya, como se pudo comprobar ayer en su intervención en la última sesión de las jornadas del Círculo de Economía. El popular, que ha prometido dejar atrás la confrontación, fue muy aplaudido.