Ha sido un acierto el hacer prácticamente coincidir la rebaja en el delito de sedición con las rebajas en tiendas y grandes almacenes. Es mucho mejor que el precio a pagar se reduzca en productos penales y textiles a la vez, de manera que uno pueda adquirir unos y otros al mismo tiempo. De esta manera, quien lo desee, podrá agenciarse unas zapatillas de marca por apenas cincuenta euros, y acto seguido, nada más salir de la tienda, podrá alzarse contra el orden establecido. Huir zumbando de la policía con unas zapatillas nuevas que corren que se las pelan, es mucho más cómodo que hacerlo con los viejos zapatos de anteriores sediciones. Por supuesto que los pasamontañas, los tirachinas, las bengalas, las estelades y otros productos de attrezzo del perfecto sedicioso, también se van a beneficiar de las rebajas y saldrán baratísimos, casi tanto como el propio delito de sedición, con lo que ya no habrá excusa para quedarse en casa.

Supongo que Junqueras, Romeva, Bassa, Forn, Cuixart, Sánchez y el resto de líderes del procés que purgaron prisión por sediciosos, no estarán muy contentos. Deben de albergar el mismo sentimiento que tuve yo el día que me gasté 80 euros en una camisa y al cabo de una semana estaba -en la misma tienda- marcada a 40 euros. Ojalá me hubiera esperado una semana a comprarla, pensé. Ojalá nos hubiéramos esperado cinco años a levantarnos sediciosamente, piensan Junqueras y compañía. Las prisas nunca son buenas consejeras, e igual que yo ahora me lo pienso dos veces antes de comprarme otra camisa, los aspirantes a delincuentes deben valorar la posibilidad de hacerlo un poco más adelante, en época de rebajas penales. Ahora sí, ahora es el momento gracias a las rebajas de Sánchez, que ha dejado en mantillas a las del Corte Inglés. Una sedición que antes costaba la friolera de quince años, se ha convertido en desórdenes públicos agravados y le puede salir a uno por cinco años de nada. Una ganga. No falta más que la posibilidad de pagarlo en cómodos plazos. Todo se andará.

Quien no se levanta hoy contra la legitimidad democrática, es realmente porque no le da la gana, hay mucho perezoso que espera que los delitos le caigan del cielo. Las rebajas penales llevan camino de pasar a la historia como pasó el 600 en los años sesenta del siglo pasado. Gracias a su bajo coste y a las facilidades de pago, casi no quedó una sola familia sin utilitario. Con la sedición va a ocurrir lo mismo, y merced a su escaso precio no habrá familia sin un par de miembros delinquiendo. No todo el mundo se podía permitir adquirir una sedición, quince años de cárcel no están al alcance de cualquiera. Cinco años, en cambio, son mucho más accesibles incluso para las familias más modestas, y además ya se sabe que al final sale incluso más barato, venga, pague usted un añito de cárcel y llévese este desorden público, no se hable más.

Es digno de encomio que el Gobierno de la nación, ante la crisis económica que padecen muchos ciudadanos, procure poner al alcance de su bolsillo los servicios más básicos. Si el ejecutivo ha topado -bonita palabreja- el precio del gas y el de la electricidad, algo similar había que hacer con el de la sedición. La sedición, especialmente en Cataluña, es una prestación fundamental, hay miles de catalanes que estaban esperando las rebajas para poder levantarse contra la ley con la tranquilidad de que no les va a resultar oneroso en exceso. Anda que no vamos a ir chulos en esta temporada otoño-invierno, con nuestra cazadora nueva y nuestro desorden público agravado.