Tras escuchar en algunas entrevistas al hoy ya candidato en la moción de censura apadrinada por Vox, es evidente que, ideológicamente, Ramón Tamames no es un voxista, y ni tan siquiera es probable que haya votado jamás a ese partido. Las propuestas políticas del emérito catedrático no coinciden con las de Santiago Abascal en casi ningún tema. Hace unos días, Raimon Obiols recordaba en el digital L’Hora que, en 2014, aquel había publicado ¿A dónde vas Cataluña? Cómo salir del laberinto independentista, con propuestas que a los de Vox les pondrían la piel de gallina, empezando por la creación de una Agencia Tributaria Federal, siguiendo con el traslado del Senado a Barcelona, y acabando con la revisión al alza del Estatuto. Haciendo memoria, recuerdo que ese año asistí a la presentación de dicho libro en la sede de Foment del Treball, y me sorprendió escuchar a Tamames abogando por la limitación de la solidaridad interterritorial al 4%, haciéndose eco de una información falsa, muy extendida por entonces, sobre la existencia de un tope en Alemania al déficit fiscal entre los länders.

Como otros medios de comunicación han reseñado, el libro se reeditó en 2018 con la inclusión de una carta a Artur Mas, enviada el 3 de octubre de 2017, donde Tamames le planteaba la posibilidad de que, a cambio de abandonar la vía secesionista, en una revisión estatutaria la comunidad autónoma de Cataluña pasara a llamarse “Nación Catalana”. ¡Va retro, Vox!, aunque para su portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, lo peor no sea eso, sino que en su día fuera comunista, pero que tampoco les importaba con tal de que encabezara la moción para echar a Sánchez. Es de imaginar que, entre el anuncio de la moción y su presentación final, no han encontrado a nadie de prestigio más acorde con su ideología que quisiera subirse a ese carro. En cualquier caso, Tamames no propone suprimir las comunidades autónomas. Su apuesta es por un modelo federal, aunque contradictoriamente sea favorable a admitir tratos singulares y asimétricos para contener las tensiones secesionistas a tenor de lo que escribió en 2014 y reiteró cuatro años después. Su idea sobre cómo dar respuesta al desafío separatista en nada se parece a la mano dura que postula Abascal. ¿Y entonces, por qué se mezcla con Vox?

Las razones de don Ramón para prestarse a encabezar tan extraña moción de censura, de imposible éxito, son diversas. Por encima de todo, responde a la calentura antisanchista que se vive desde hace meses en Madrid. El rechazo visceral a los pactos con ERC y, muy particularmente, a las cesiones del Gobierno para modificar el Código Penal, con la supresión del delito de sedición y el intento, finalmente fracasado por la interpretación que ha hecho de la reforma el Tribunal Supremo, de rebajar el delito de malversación en lo que concierne a la causa del procés. Tamames es el exponente de un clima de opinión, extendido en muchos cenáculos de la capital, que ve a Sánchez como enorme peligro para la democracia y la unidad de España, con acusaciones de golpismo institucional y de pretender una relectura constitucional. Ese clima se reflejó parcialmente en el manifiesto impulsado por la Asociación para la defensa de los Valores de la Transición, que firmaron también algunas otras entidades y unos cuantos centenares de personas a título individual, con algunos exministros tanto del PP como del PSOE a la cabeza. Se dio a conocer a diciembre pasado, justo cuando empezó a hablarse de una posible moción de censura.

Y, en segundo lugar, y no menos importante, a Tamames le puede su enorme ego. A sus muchos años no quiere desaprovechar la oportunidad de un nuevo momento de protagonismo. Quiere subirse a la tribuna del Congreso para cantarle las cuarenta al presidente del Gobierno y recibir el aplauso de los suyos. El viejo profesor, lejos de chochear, dice cosas interesantes, y no se desenvuelve mal utilizando su enorme fondo de armario político, económico y cultural, que muchos ya querrían. Se nota su paso por tertulias. Su problema no es la edad, aunque también le pase factura, sino la calentura antisanchista desatada. El clima de excesos capitalinos. Esa fiebre y su enorme ego le han llevado a dejarse utilizar por la extrema derecha, en una moción pensada por Vox solo para competir con el PP en la oposición. A Tamames no le hacia ninguna falta, y a España tampoco.